El santacrucero Espacio La Granja acoge esta tarde, a partir de las 20:00 horas, una producción que confirma que el teatro es uno de los mejores espacios creativos para la reflexión y el diálogo. Golfa, que así se titula la pieza, es un ejemplo de la doble moral del vocabulario. La obra aborda los nuevos modelos de sexualidad desde un punto de vista nuevo. El autor de esta proeza es, además, el dramaturgo tinerfeño José Padilla.
Las entradas, a cinco euros, están a la venta a través de los canales habituales del recinto. Tras la función, además, está previsto un encuentro con los intérpretes, el director y la sexóloga Guacimara Abadin, monitora en educación sexual con perspectiva de género.
La acción de Golfa transcurre desde la aparición de un graffiti con ese insulto rotulado a las puertas de un instituto y que destapa la historia que lo precede. «Una chica sufre un terrible acoso virtual tras romper con su novio. Los padres de ella denuncian, interviene la dirección del instituto y también los padres de él, hasta que llega a manos de una jueza que decide adoptar una singular medida para tratar de frenar la escalada de sucesos: una sesión online de sexología, en la que además de los protagonistas del suceso, será de libre acceso a todos aquellos que deseen participar en el centro. Todos seremos testigos de esta sesión», detalla la sinopsis.
Esta pieza llega a Tenerife tras haber recorrido ya buena parte de los escenarios peninsulares. «Se estrenó hace aproximadamente un año en Madrid y fue una apuesta grandísima por parte de los productores porque salíamos de tiempos inmediatamente pospandémicos», reconoció Padilla, escritor y director de Golfa. «Fue una apuesta arriesgada. Por fortuna, el público recibió muy bien el mensaje. Nos abrió los brazos y eso provocó que, aún con las dificultades propias de estos tiempos, haya girado. De hecho ahora vamos a ir a Gijón. Está siendo una obra que hemos podido celebrar y ahora estamos en Tenerife, cosa que personalmente me alegra muchísimo», añadió.
Golfa habla sin tapujos sobre la sexualidad y explora temas como el deseo, la presión social, el consentimiento y los roles de género, por poner solo algunos ejemplos. Asimismo, también aborda un tema lamentablemente actual: el acoso a través de internet o las redes sociales.
«Abordamos eso sin tapujos. Es verdad que hay otros temas, pero ese es un aspecto frontal. Creímos que era necesario en una obra que trata la sexualidad desde diversas perspectivas. Que alguien utilice las redes para pervertir para insultar a otra persona es digno de ser señalado», explicó el autor. «Parece como si los insultos anónimos no afectaran y su resultado puede ser realmente atroz. Como poco, el teatro es un medio muy práctico para invitar a una reflexión sobre esta forma tan mala de tratar a otra persona».
Golfa es, además, una comedia transmedia que hace uso de las nuevas tecnologías e invita a los espectadores a meterse de lleno en la sesión de sexología. «No sabría decirte si la obra hubiera sido distinta si no hubiera nacido en esos tiempos que estábamos viviendo. Por supuesto, la comunicación en remoto, más allá de la telefónica, es algo que el año pasado pasó a formar parte de nuestra cotidianeidad. El teatro, más que cualquier otra arte en la historia de la humanidad, es una grandísima disciplina que incorpora las tecnologías que se van dando de forma inmediata», detalló Padilla en este sentido.
Sin embargo, el discurso y el planteamiento escénico de Padilla han captado de inmediato la atención del público. «Eso es parte sustancial de la propuesta y de alguna manera el público está diciendo que ahí se siente reflejado. Es una invitación directa para que participen en esa sesión online que una jueza ordena para tratar de que la cosa no vaya a peor», añadió.
Padilla se mete de lleno, asimismo, en el uso del lenguaje y el significado de determinadas palabras y su poder para estigmatizar a las personas. «El estigma de género está también en cómo nos comunicamos. Hay una cantidad ingente de palabras que en masculino son algo con cierta connotación graciosa y en femenino son un insulto atroz», explicó sobre la palabra golfa. «Hay veces en las que basta con cambiar una vocal y eso indica una estigmatización que hay que erradicar. Es algo que tenemos tan presente que no le prestamos ni atención. Pero ahí, en esas palabras, está englobado el grandísimo problema que tenemos con la estigmatización de una parte de la sociedad que son las mujeres. Es así y se ve desde el propio título en nuestra obra».
Esta pieza tiene como intérpretes a Julio Hidalgo, Mercedes Borges, Ninton Sánchez y Ana Varela, con música original del grupo Efecto Pasillo. Está producida por Alicia Álvarez. Golfa es un espectáculo recomendado por Redescena y ha sido citado como referencia en un libro escolar publicado por la editorial Santillana. La obra es una lección magistral sobre cómo educar a golpe de diálogo y también un ejemplo de cómo se pueden abordar problemas sociales de cualquier índole a través de las artes escénicas.
La obra, de hecho, nació acompañada de una serie de actividades didácticas que son ofertadas a los centros educativos. Está recomendada para mayores de 12 años pero Padilla insiste en que aborda temas que afectan a todas las edades. «No solo ha cambiado la sexualidad de los jóvenes, es un factor que nos afecta a todos como sociedad y de eso es de lo que hablamos. Sin duda la juventud entiende el sexo de una manera distinta a la de hace unos años pero los adultos también. La forma de relacionarse ha cambiado determinantemente, aunque eso no tiene por qué ser necesariamente algo negativo», explicó el creador.
El proyecto Golfa se completa con interacción en redes, materiales documentales gráfico, audiovisuales spin-offs, talleres y actividades con públicos. Por su parte, Padilla –que se hizo en 2019 con un Premio Max al Mejor Espectáculo Infantil, Juvenil o Familiar por Dados– trabaja ya en nuevos proyectos, como la presentación de Run en los Teatros del Canal el 1 de julio del año que viene.
Asimismo, lamentó que su relación profesional con su tierra no sea más frecuente. «Soy de Santa Cruz, llevo escribiendo teatro 16 años y esta es la tercera vez que voy a Tenerife. Cada vez que voy es como si fuera un desconocido ahí. No es una relación fértil y eso es lo que siempre digo», concluyó.
