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Ayanta Barilli | Actriz, periodista y escritora / Autora ‘Una mujer y dos gatos’

Ayanta Barilli: «Un estreno mediático a los 50 años no es lo mismo que uno a los 20»

Ayanta Barilli (Roma, 1969). E. D.

Alguna vez ha confesado que tiene alma de espía, que en los años 20 del siglo XX se lo hubiera pasado pipa trayendo y llevando información de un lado a otro. Ayanta Barilli (Roma, 1969) reaparece en el escaparate literario con ‘Una mujer y dos gatos’, un libro escrito en clave autobiográfica donde muestra los principales rasgos de una personalidad liberada. 

¿Cómo marcha el primer día de promoción de su nuevo libro?

Progresa adecuadamente (sonríe). Es un instante ilusionante, con unos picos de estrés y otros en los que te dejas llevar... ¿Y el suyo?

Pendiente de las noticias que llegan del volcán que erupciona en La Palma.

Sí, lo he visto en televisión. Lo siento mucho. Ánimo y fuerza para todas las personas que lo están pasando mal. ¡Qué pena!

¿Qué espera que le regale ‘Una mujer y dos gatos’?

Lectores. Sobre todo, espero lectores. Esta es una nueva aventura que aguarda ser leída.

¿Nos vamos a encontrar un libro muy distinto a ‘Un mar violeta oscuro’?

Mal iría si escribiera una historia repetida, ¿no?

¿La pregunta iba en el sentido de si ha puesto mucha distancia con las historias de Ángela, Caterina o Elvira y, por supuesto, con los hombres que no las supieron amar?

La protagonista de Una mujer y dos gatos está viviendo un periodo de crisis personal (soledad y ruptura matrimonial) que trata de contrarrestar recuperando toda la luz que ha perdido en el camino.

¿Esta autoficción ha buscado mucho en su interior o se ha quedado más cerca de la epidermis de Ayanta Barilli?

Soy yo... Esta novela nos propone un viaje a mi interior en los días más duros del confinamiento. No solo por la situación que se genera durante la cuarentena, sino por los instantes que siguieron a un divorcio y la marcha de mis hijos de casa. De repente, sin tenerlo planificado, me veo sola en casa con dos gatos.

Poco a poco, los escritores van mostrando el trabajo que hicieron en los meses de encierro y el covid-19 lo acaba inundando todo. ¿Nos tenemos que acostumbrar a un cambio en los registros literarios marcados por la crisis sanitaria que aún perdura?

Yo creo que no (silencio)... El covid-19 no ha cambiado nada, simplemente, ha complicado las cosas durante una etapa que desafortunadamente no hemos superado. El coronavirus no nos ha hecho más solidarios, ni mejores lectores, ni nada de nada... Poco a poco, las cosas irán volviendo a la normalidad, o nueva normalidad, y muchos olvidarán lo ocurrido.

¿Las editoriales no se quejan de las ventas cerradas durante el confinamiento?

¿Usted cree?

¿Usted no lo ve así?

Seguro que se ha leído más porque las opciones que teníamos en el confinamiento tampoco eran demasiadas, ¿no? Cuando las personas no saben qué hacer buscas un libro, enciendes el televisor o entras en la cocina, pero en el instante en el que automaticemos las rutinas que existían antes de la pandemia las cosas volverán al lugar que le corresponde. Los buenos lectores no necesitan un encierro porque llevan tiempo disfrutando con los libros. Cuando los días se mueven bajo unas circunstancias especiales es normal que cambien algunas conductas relacionadas con el estar y el parecer, pero ya verá que enseguida regresamos a lo de siempre.

Usted ya no es una «extraña» en el mundo de la literatura gracias, en gran medida, al éxito que tuvo en su primer intento: finalista del Premio Planeta en 2018. ¿Se siente más escritora tres años después?

Lo que más me apetece ahora es escribir, escribir y escribir. La cultura es algo que forma parte de mi vida (hija del escritor Fernando Sánchez Dragó y la historiadora y filósofa Caterina Barilli) y en estos momentos estoy presentando mi segunda novela (Una mujer y dos gatos) cuando ya casi tengo terminada la tercera...

¿Impone regresar tras un estreno tan mediático?

Eso me lo han preguntado mucho en los últimos años... Un estreno mediático a los 50 no es lo mismo que uno a los 20. Ese reconocimiento fue como un gesto de amor, una caricia de las que nunca se olvidan y, a su vez, un aliento para seguir adelante.

¿Le responsabiliza el hecho de que la siguiente tiene que mejorar lo que ya ha mostrado?

Eso me da igual... Al final voy a hacer lo que necesito y, sobre todo, lo que puedo hacer. Si con ello logro que guste a los lectores bien y si no lo consigo, también fenomenal. La alegría de agradar a los demás es gratificante, pero también lo es poder acabar algo. Yo no escribo para los lectores, escribo para mí.

¿No le agrada dejar una cosa a medio terminar?

Dejo algunos libros y series a media cuando ya no me interesan. No insisto en seguir. Hay tantas cosas buenas por escuchar, leer y ver en el mundo que no vale la pena perder el tiempo en cuestiones que al final no van a sumar algo positivo en mi vida.

¿Entiende a las personas que dejan una novela a media?

Dejar una novela a medias aún no me ha ocurrido, aunque podría pasar. Si no encuentras la veta o te pierdes en medio de una travesía que no va a ninguna parte ahí se queda. Yo no doy segundas oportunidades. Antes de escribir Un mar violeta oscuro comencé cosas que nunca llegué a acabar. ¡Ve, yo también tengo mis cosas!

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