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Fernando Benzo Escritor / Autor de ‘Los viajeros de la vía láctea’

«Con todos sus defectos, en los 80 había más sensación de libertad»

El escritor entiende que «la memoria es débil y nos olvidamos rápido de que hace muy poco tiempo en España se asesinaba a sangre fría en las calles»

Fernando Benzo. El Día

Educación, Interior y Justicia, para centrar todas sus respuestas en las páginas de ‘Los viajeros de la Vía Láctea’. Fernando Benzo (Madrid, 1965) se sumerge en los días calientes de la Movida Madrileña para construir una novela que madura de generación en generación.

¿‘Los viajeros de la Vía Láctea’ suena a un regreso al pasado?

Es un largo viaje desde el pasado hasta hoy en día, un camino de casi 400 páginas en el que abrevio las vivencias sumadas por unos personajes durante cuatro décadas.

Desde los años de la Movida Madrileña a las cenizas de la crisis sanitaria provocada por el covid-19, ¿no?

Sí, esta es una novela coral que recoge la evolución de unos estudiantes que llegan al Madrid de los años 80 y crecen hasta nuestros días... En la trama se mezclan tres líneas temporales: la primera asociada a su juventud, una segunda que les golpea de lleno en la treintena y la última cuando ya tienen cincuenta y tantos años.

¿Todo lo que cuenta destila nostalgia?

Sí, es un proyecto nostálgico... A pesar de que hay muchas personas a las que la nostalgia les genera pudor y creen que es un síntoma de debilidad, tirar de ella es bastante positivo porque al final tener presente nuestro pasado nos hace ser más fuertes... En Los viajeros de la Vía Láctea he transitado por el pasado y la historia de mi generación para comprender mejor cómo hemos llegado hasta aquí.

¿Hay muchos excesos?

Hay más madurez que excesos. Mi objetivo es trasladar a los lectores que en la juventud, en la treintena o incluso en la madurez de los cincuenta nunca acabas de crecer porque aún quedan preguntas por aclarar. Nada está resuelto.

Y un sinfín de referencias musicales.

Como escritor quisiera cumplir un sueño imposible que está conectado con la idea de que los libros, al menos los que están en formato de papel, pudieran tener su propia banda sonora. Sé que es un reto difícil, pero he intentado que las referencias musicales terminen agitando la cabeza de los lectores en forma de recuerdos.

¿La España que retrata al inicio de este libro era más inocente que la actual?

Esa España y, en general, aquella sociedad era más libre. La dictadura había finalizado recientemente y se respiraba una eclosión de libertad que generó muchísima creatividad y, a su vez, problemas de inseguridad porque no podemos hablar de un ciclo idílico cuando las drogas estaban por todas partes...

...y los pistoleros de ETA mantenían amedrentado, por no emplear otro calificativo, al país.

La nostalgia no te puede cegar y pensar que fueron unos años maravillosos porque esos días nos acostumbramos a desayunar con muertos sobre la mesa... Aunque pueda resultar extraño, hoy estamos más mermados por lo políticamente correcto y no sentimos el mismo grado de libertad que en los 80. Igual, es porque nos vigilan mucho más. Ahora, por ejemplo, estamos acongojados por las dudas que aún existen alrededor de la pandemia.

Usted conoce la crueldad de los etarras, no solo por el rol que tuvo en la dirección de la Asociación Víctimas del Terrorismo, sino por lo que contó en los capítulos de ‘Nunca fuimos héroes’.

La memoria es débil y nos olvidamos rápido de que hace muy poco tiempo en España se asesinaba a sangre fría en las calles. Ese drama empieza a ser inimaginable para las nuevas generaciones y, sin embargo, fue un periodo traumático en la historia de este país. La batalla del terrorismo destrozó muchas vidas, pero ese «pulso» lo ganamos... Sufrimos como condenados, pero seguimos en pie.

Abogado con unas cuantas experiencias en los ministerios de Educación, Interior y Justicia, ¿qué es para usted la escritura?

Fernando Benzo, sobre todo, es un escritor... Lo otro es una carrera profesional que ha marcado varias etapas laborales de mi vida. Yo me considero un profesional de la literatura que ha podido acumular unas cuantas experiencias intensas a través de las historias que he podido contar a los lectores.

Como estoy informado de que no quiere hablar de política, volvamos a una historia que no sé si contiene muchas aspiraciones que se quedaron en el alambre, es decir, perdidas con el paso de los años.

La vida está inundada de luces y sombras y, sin duda, los personajes de Los viajeros de la Vía Láctea no son inmunes al éxito y al fracaso. Cuando se vive tantos años es inevitable sentirse atado a una serie de deudas y cargas.

¿Esa es la excusa perfecta para afilar su ironía?

El mundo que nos ha tocado vivir es dramático y cómico; un día te sientes el hombre más poderoso y feliz del mundo y al siguiente estás metido en un charco... Yo no soy un escritor con un sentido del humor especialmente desarrollado, pero sí me gusta tirar de ironía para ganarme la complicidad de los lectores. Bueno, más que ironía, a veces llego al sarcasmo.

No parece que la última cuarentena vaya a desencadenar el ‘baby boomer’ del que emergieron los héroes de esta novela.

Conmigo que no cuenten, entre otras cosas, porque ya no estoy en la edad (ríe), pero no parece que encerrarnos en casa fuera un motivo para que los que están en condiciones de procrear se pusieran a ello... Supongo que las prioridades y los miedos eran otros, ¿no?

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