El viaje de Michael Burton Junior

José Luis Serzo (Albacete, 1977) es conocido por inventar historias y contarlas con sus creaciones. No hay lenguaje creativo que se le resista. Dibuja, fotografía, crea instalaciones y trabaja con objetos para comunicar sus propias narrativas. Desde este viernes 19 de marzo, un resumen de una de sus últimas series cuelga en la Galería Artizar. Morfolofía del encuentro reúne media docena de obras inéditas que podrán verse hasta el próximo 1 de mayo en el emblemático espacio lagunero. El horario de apertura de la sala, que está situada en la céntrica calle San Agustín, en La Laguna, se extiende de lunes viernes de 10:30 a 13:30 horas y de 17:00 a 20:30 horas. Artizar también abre los sábados por la mañana, concretamente entre las 11:00 y las 14:00 horas.

Es la segunda vez que Serzo presenta una individual en la galería que le representa en Tenerife. Ya estuvo en La Laguna en 2016 con Escenas y sucesos dentro y fuera de un Teatrorum. En esta ocasión llega a la Isla para contar la historia de Michael Burton Junior, un alto ejecutivo de finanzas que emprende un viaje al Polo Norte para encontrarse a si mismo.

“Siempre invento todas las historias que hago pero es la primera vez que parto de una película: Walt Street, de Oliver Stone. Se estrenó en los ochenta con Michael Douglas de protagonista”, detalló. Serzo se ha inspirado en el personaje de esta mítica cinta, que se hizo acreedora de varios premios, para crear a Burton. Su cerdo capitalista se basa también, en parte, en uno de sus amigos. “Lo interpreta uno de mis allegados más íntimos. Es un alto ejecutivo que supuestamente ha tocado techo. Es ese hombre moderno y exitoso que nos vendieron en el siglo XX. Sin embargo, le busco esa grieta existencial que antes o después termina por llegarnos a todos. Lo tiene todo materialmente pero tiene un vacío que le hace viajar a uno de los sitios que más odia en el mundo”, explicó.

Post Show, El fantástico vuelo del hombre cometa, Thewelcome, Los sueños de I Ming o Los Señores del Bosque son algunas de sus series más conocidas. Serzo tiene un sello inconfundible. No solo crea sus propias historias sino que se confiesa influenciado por una infancia pasada entre bambalinas. “En casi todas mis series, en todo mi trabajo, siempre hay un guiño a la representación. Es por haberme criado en el teatro de mi pueblo, junto a mi madre. Siempre hay un punto en el que la pintura se convierte en trampantojo. La pintura se delata pintura”.

La forma de contar la historia es igual de importante que la historia en sí. En las piezas que pueden verse en la sala lagunera, Burton busca en sentido de su vida y emprende un viaje iniciático. No va solo, le acompaña un amigo: James Schoendorff. Por el camino se topará también con apariciones en forma de mujeres guerreras o valquirias. “Son ese lado que ha estado reprimiendo toda la vida, tanto el deseo como el temor. Representan la parte femenina que se ha aplacado en el patriarcado del siglo XX. Las femen vienen a poner el puño encima de la mesa reivindicando lo femenino”.

Pese a estar basadas en una historia, no hay un hilo narrativo estricto en esta exposición. En Artizar cuelga solo un resumen de una serie mucho más amplia. Muchas de sus piezas han sido ya vendidas. Huelga recordar que las obras de Serzo están presentes multitud de colecciones privadas nacionales e internacionales. Su firma también forma parte de colecciones como la del Museo ABC del Dibujo y la Ilustración (Madrid), el Domus Artium Da2 de Salamanca, la Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz o el Teatro Circo Albacete, por citar solo algunas.

El viaje de Burton arranca en la ciudad, al menos físicamente, pero el punto de partida puede ser también el hecho de que acepte considerarse un auténtico cerdo capitalista. De ahí su curioso tocado. “Se deja vencer, se lanza al abismo, y acepta irse al Polo Norte y vestirse de cerdo, ridiculizarse para abandonarse y encontrarse luego”.

Hay un lienzo en la muestra, titulado La travesía, que refleja muy bien el objetivo de Serzo. “Es una especie de icono de ese viaje donde no se sabe si vuelven o van. Ni yo mismo se qué es el inicio y qué es el final”, reconoció el autor. Sus creaciones están plagadas de símbolos. El iceberg, quizás, esconde el hogar del protagonista. “Hay una congelación emocional y espiritual de sí mismo, una parte muy escondida. Es todo lo que ha ido tapando”. En la travesía de Burton también aparece un jabalí. ”Es la parte atávica del cerdo. Al fin y al cabo es como el encuentro con lo soterrado, con lo que hay debajo de todo. El jabalí puede ser el símbolo de una suerte de dragón de occidente, aquello que es el instinto primario o el más temeroso, el que te puede llevar incluso a la muerte. Él está llevado sobre los lomos de su propio miedo, se ha dejado llevar y está guiado por su instinto femenino”.

Amante de la historia del arte, Serzo compone sus cuadros haciendo guiños a la pintura de los Países Bajos. “Los flamencos cambiaban las escalas con respecto a la jerarquía de los personajes. Por ejemplo, los pastores eran más pequeños aunque estuvieran delante porque eran menos importantes en la escena”, recordó.

Finalmente, Serzo destacó la comodidad que siente en Tenerife gracias a sus galeristas. “Tengo una debilidad por Artizar. Hacen un trabajo muy profesional y apasionado. Eso es lo que buscamos los artistas: galeristas que nos acompañen con la misma pasión con la que trabajamos”, sentenció.