¿Cuándo le tocará a Canarias la lotería de verse libre del colonialismo y de Paulino Rivero? Ese es el mejor premio que podrían recibir estas maltratadas Islas. Ayer, pese a ser día festivo, fueron muchísimas las llamadas que recibimos de lectores indignados ante la posibilidad de que Paulino Rivero acabe con el Club Deportivo Tenerife, al igual que lo ha hecho con todo lo que toca. No queremos ni pensar en esa posibilidad. También se nos ponen los pelos de punta ante la idea de que pueda volver a presentarse como candidato de Coalición Canaria a la presidencia del Gobierno autonómico. Sabemos que esta formación política está plagada de falsos nacionalistas. Sin embargo, sabemos que también cuenta en sus filas con auténticos patriotas. ¿Permitirán éstos que Rivero y sus compinches sigan desgraciando a estas Islas?

El falso nacionalismo de CC es uno de los impedimentos para que avancemos de forma más decidida hacia nuestra independencia. Lo hemos dicho muchas veces y lo repetimos porque es necesario conocer cuál es el problema para poder solucionarlo. Los catalanes y los vascos están mucho más avanzados que nosotros porque cuentan con partidos fuertemente nacionalistas y patrióticos. Ambas naciones tendrán pronto la independencia que se merecen porque la libertad es un don que Dios le ha dado al ser humano y nadie, por lo tanto, tiene derecho a privar de ella a una persona o a todo un pueblo, como sucedió con nuestros antepasados los guanches cuando llegaron los malditos adelantados y sus mesnadas de piojosos. Los habitantes de estas Islas, personas de buena fe y con armas rudimentarias porque no eran gente de guerra, poco podían hacer contra las espadas, las corazas, la pólvora, los caballos y los perros de presa que tenían los invasores. Los guanches, a pesar de su atraso, resistieron casi un siglo frente a los criminales que los diezmaron, los esclavizaron y les robaron sus tierras. ¿Puede haber algún canario conocedor de su historia que se sienta español? ¿Puede alguien en su sano juicio admitir, incluso narcotizado, que este Archipiélago forma parte de España como comunidad autónoma, cuando estamos a 1.400 kilómetros de las costas de la Península y en otro continente?

Lamentablemente, existen canarios que se creen españoles. Canarios que insisten en desconocer los sufrimientos que les causaron a sus antepasados los invasores de estas Islas. Por suerte para nosotros, los patriotas, los que sufrimos por la persistencia de una esclavitud colonial que tanto daño nos está haciendo, el clamor independentista cada vez es más fuerte. Cada vez son más los canarios que exigen abiertamente, porque el tiempo del miedo al látigo, a la Santa Inquisición y aún a la fuerza de las Fuerzas ha quedado atrás. Esos patriotas no son tan escasos en número como creen los leales a España, los españolistas y los amantes de la españolidad. Son muchos. Muchísimos más que ayer pero menos que mañana porque, pese a los intentos de los gobernantes de Madrid por ocultar esas voces que se alzan en demanda de justicia y libertad -entre ellas la de EL DÍA-, la población isleña está despertando de un sopor histórico. Todavía estamos aplatanados, pero cada vez menos.

No hablamos de las desafecciones a las que se refiere el necio político que preside el Gobierno regional. Rivero es un traidor a su pueblo que no dice sino tonterías y que odia a José Manuel Soria porque le ganó las elecciones y porque está muy por encima de él, políticamente hablando. Desafección del canario hacia el godo -no hacia el peninsular de buena fe- siempre ha existido en esta tierra. Lo que queremos no son afectos sino libertad. Los afectos vendrán después cuando establezcamos con España unas relaciones amistosas pero de igual a igual. Eso es lo mismo a lo que aspiran los catalanes. Primero la libertad; luego un sensato entendimiento entre naciones vecinas.

No somos vecinos de España porque, acabamos de repetirlo, estamos a una enorme distancia de sus costas y todavía más de su capital. Sin embargo, queremos mantener nuestra cultura europea y hasta nuestra lengua, salvo en el caso de que la maldad de los políticos españoles nos obligue a aborrecer este idioma para adoptar el inglés, mucho más universal y por lo tanto útil que el español. Libertad, identidad y dignidad. Eso es lo que queremos.