Maestro de maestros

Mi admirado y querido amigo Nicolás Mingorance se fue un domingo de carnaval, dejando en la Plaza del Príncipe su silla, en primera fila, un sitio que muchos utilizarán pero que nadie podrá ocupar

Nicolás Mingorance, letrista de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá y autor de 'Los huevos de alacrán'

Nicolás Mingorance, letrista de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá y autor de 'Los huevos de alacrán' / El Día

Pedro Mengibar

Pedro Mengibar

El pasado domingo, cuando mi cantina se encontraba en pleno apogeo y no cabía un alfiler, la noticia inundó nuestros móviles. Mi admirado y querido amigo Nicolás Mingorance había fallecido. Y de repente tuvimos la sensación de que el Carnaval se había parado, una vez más, ante la pérdida de una de esas personas que lo ha hecho grande. La noticia causó una explosión con un impacto similar al que causó en la sociedad canaria aquellos Huevos de Alacrán que salieron de sus manos y que cantó la Fufa, su murga, en el Teatro Guimerá.

Y disfrazado de tristeza, reviví tantos y tan buenos recuerdos a su lado: desde los años que compartimos en la murga hasta el café que tomamos juntos en su banco de la Calle del Castillo, la pasada navidad. Hablar con él era recibir una tesis doctoral de letras de murga, de ironía, de sarcasmo, de humor, de decir sin decir, de cómo sortear en una canción la censura impuesta por el gobierno franquista. Nació en pleno carnaval y marchó en medio de la fiesta, como si ambas fechas hubieran sido elegidas por alguien en quien parece que Celia Cruz se inspiró para cantar que la vida es un carnaval. La fiesta en general y la FUFA en particular, necesitarán años de existencia para poder agradecerle al padre del Cubanito tantos momentos de gloria.

Se fue un domingo de carnaval, dejando en la Plaza del Príncipe su silla, en primera fila, un sitio que muchos utilizarán pero que nadie podrá ocupar. Enrique González, su amigo, ya lo habrá recibido y juntos estarán haciendo de las suyas mientras nosotros nos quedaremos aquí, recordando su ingenio y disfrutando del legado que nos dejó y con el que se hizo acreedor del título de maestro de Maestros.