La celebración del concurso de murgas a un tema en fase y otro en final ha puesto en jaque el modelo tradicional. ¿Ha venido para quedarse? La opinión mayoritaria de los murgueros de cara al Carnaval 2023 es que debería haber una transición antes de volver a la normalidad que, los más puristas, aplazan a 2024. La mayoría es partidaria de dos temas en fase y uno en final, con alguna variante incluso: arrastrar la nota de fase a final.

Mientras las murgas instaladas en los primeros premios apuestan por rescatar la fórmula de toda la vida, la mayoría de las no finalistas, e incluso las que no salieron, ven un concurso a uno y uno.

Diablos Locos.

Tomy Carvajal, el director que ha implantado la ‘dinastía trónica’ en su estreno al frente de la murga de su abuelo y su padre, cree que «en base al formato de este año ha quedado claro qué es lo que la gente quiere y le gusta. Ha sido un concurso, en general, tanto en fase como en final, muy reñido y entretenido». De ahí que crea que la fórmula de un tema en fase y otro en final haya «venido para quedarse seguro». De cara al Carnaval 2023, y ediciones sucesivas, Tomy Carvajal considera que «lo ideal serían tres canciones: dos para la fase, y exigirte hacer dos temas buenos para poder pasar compitiendo, y una para la final y así garantizar el espectáculo».

Maxi Carvajal, presidente de Diablos Locas, explica que él «es partidario de cuatro temas en un año normal. «Esta edición salió bien por lo que era», en referencia al regreso a la normalidad después del confinamiento, «pero dos canciones con cinco meses de ensayo no lo veo. A tres temas no estaría mal y se podría probar, sobre todo porque este año no tenemos tanto tiempo para preparar el repertorio ya que el Carnaval comienza en enero, justo después de Reyes».

Zeta-Zetas.

Su director, Javier Lemus, a la hora de hacer balance del concurso de la semana pasada, admite «un poco agridulce: poco tiempo para corregir tanto los errores de nosotros, como los errores de los técnicos. Siempre si el primer tema no te sale del todo bien tienes el segundo para remontar y salir del escenario con mejores sensaciones».

«Aunque nos quieran vender que los concursos se hacen más amenos con un tema, eso es falso, ya que esos 20 minutos siguen siendo 30, pues los otros diez los han rellenado de publicidad entre murga y murga, que parece ser que para algunos sigue siendo más importante que las actuaciones de los grupos. No puede ser que estemos sobre las tarimas más de 5 minutos y no podamos probar sonido hasta que acabe la publicidad. En final hasta nos silbaron por no empezar y nosotros no teníamos la culpa», precisa el responsable de la murga que logró el segundo de Interpretación.

De cara al futuro, Lemus explica que la experiencia de esta edición «ha sido algo excepcional», para incidir en su apuesta: «volver a lo de siempre, dos en fase y dos en final».

Bambones.

Terceros de Interpretación, amor no quita conocimiento, como le ocurre también a Zeta-Zetas. Primi Rodríguez se muestra partidario, sin ningún género de dudas, de volver a dos temas en fase y dos en final, y apostilla: «como se nos dijo, que esto era algo transitorio y provisional por la situación sanitaria».

«Los repertorios del concurso se me hacen muy cortos y los temas se quedan muchos fuera. No se desarrollan y quedan muy batiburrillo porque son asuntos diferentes. Siempre te dicen luego por qué no cantas una cosa u otra».

«Estoy convencido de que no vino para quedarse porque yo confío en la palabra de la gente. Y se dijo que al siguiente año, o sea 2023, íbamos al formato que se ha hecho tantos y tantos años y que han llenado tantos recintos, agotando las entradas de final igual que en fase, y la gente pasándolo bien durante tantos y tantos años. No se debe cambiar si algo funciona. Y si para quien no funciona es para la gente que no les gusta las murgas o que siempre tiene que quejarse de que está mal todo... por ellos no se va a cambiar. Se ha creado un problema donde no lo hay, como generalmente en la vida. Si a alguien le parece muy largo un concurso de ocho murgas, cuando van a un concierto de muchos artistas, que le encanta y no pasa nada».

«La fórmula de 2023 ya se dijo en una reunión con el concejal: se volvía al sistema anterior», sentencia Primi Rodríguez.

Mamelucos.

Accésit de Interpretación, Manolo Peña, presidente de la Sociedad Mamel’s, opta por la cautela antes de tomar una determinación sobre la posibilidad de heredar o adaptar el modelo de concurso del Carnaval de la transición, por el covid, para futuras ediciones. «Todo esto hay que pensarlo muy bien. Tranquilidad, que las prisas no son buenas consejeras», plantea.

El letrista Airam Bazzocchi, que esta edición se estrenó como director de la murga, cree que «el formato de un tema en fase y final le gusta a quien no le gusta las murgas», para mostrarse a favor del formato a dos temas de fase y otros dos en final, como siempre ha sido. «Además te permite compaginar desde las temáticas a los estilos, tal vez uno más de humor y otro más crítica o espectáculo». «Seguro que esta fórmula no ha venido para quedar». ¿La fórmula ideal?, «dos y dos», aunque «la gente parece que le gusta que sean tres: dos en fase y uno en final, pero en ese supuesto arrastrando las puntuaciones de las eliminatorias a la final».

Tras Con Tras.

La directora de la murga femenina más antigua de cuantas participaron en concurso, Melca Barrera, admite que «personalmente a mi me gustó mucho el concurso de este año. Se hizo muy ameno, sobre todo la final. Creo que así gana la calidad de las letras».

De cara al próximo año 2023, Melca Barrera advierte de la premura de tiempo para afrontar los preparativos de los ensayos desde una edición que todavía no ha acabo de cara a un año que adelanta su inicio a las últimas semanas de enero. «Por lo menos para el próximo Carnaval se debería mantener el formato de un tema en fase y otro en final; después se podría ir a dos temas en fase y uno en final».

Trapaseros.

Juanka López, director de la murga del Norte que volvió a final después de dos ediciones que la vieron desde la grada, admite que «el formato del concurso de este año es el ideal: más compacto. En líneas generales, y aún más con todas las complicaciones que tuvimos covid, grupos burbuja... se vio un gran concurso. Otra cosa que hay que analizar es que no pueden quitar diez minutos a cada murga para que luego lo añadan en el espacio televisivo. La final casi dura tanto como una con dos temas».

Cuando se le pregunta si la fórmula de esta edición ha venido para quedarse, Juanka López afirma que «dependerá de los colectivos participantes y de lo que quieran hacer. Pero hay que ponerse también en la piel del público, que es quien nos aguanta y consultarles a ellos».

De cara al Carnaval 2023, el director de Trapaseros lo tiene claro: «respetar la fórmula de este año tal cual; creo que se gana a la hora de presentar un repertorio más trabajado. De veras hay que verlo cuando sea en época de Carnaval y la gente está de verdad enganchada a que llegue febrero».

Chinchosos.

El responsable de Chinchosos, Lolo García, también es partidario de que «debería quedarse este formato. Será más ameno y competitivo y con menos trabajo para los grupos. Podríamos prepararnos mejor y con menos presión», a lo que suma la percepción de que «el concurso no se haría tan pesado», aunque ampliaría a media hora el tiempo de duración por actuación. «Lo único que le falta es que se sean menos injustos», sentencia el responsable de la murga.

La Sonora.

Carlos Estévanez, veterano en murgas y que se estrenó con la novel La Sonora, cree que la fórmula de este año -un tema en fase y otro en final- «no ha ido mal del todo». Antes bien, «dadas las circunstancias era lo apropiado», incide. Cuando se le plantea si ha venido para quedarse, Estévanez admite que «tiene ventajas e inconvenientes». De cara a 2023, «seguiremos arrastrando circunstancias excepcionales, ya que no hay apenas tiempo de empezar de nuevo en septiembre tras un desgaste brutal. Teniendo en cuenta que además la próxima edición se adelanta a Enero, valoraría mantener este formato para dar un poco más de aire a los grupos a la hora de comenzar los ensayos».

Triqui-Traques.

El responsable de la murga más antigua de cuantas participan en concurso, Jose Otero, celebra el formato de este año porque «es más fresco; da pie a que el concurso sea más llevadero e incluso más competitivo», y es partidario de «dar una segunda oportunidad en 2023». «De cara al próximo año, a mantendría un tema en fase y otro en final, plantearía la posibilidad de dos en fase y mantener la final a uno». «En 2022 ha sido complicado y se va a juntar todo con el 2023, con el añadido de que encima es un Carnaval en Enero», concluye Otero.

Desbocados.

«Para haber sido la vuelta a los ensayos y concursos, con parones incluidos, la incertidumbre después de covid... hay que aplaudir a cada murga por sacar dos temas y más que contentos», analiza Juani Padilla. Respecto a si este modelo de un tema en fase y otro en final ha venido para quedarse, el director de Desbocados confía en que no. «Para 2023, sabiendo que va a ser el Carnaval más tempranero de la historia y que estamos acabando en junio, pondría dos tema fase y uno final, pero por el tiempo que tenemos, que no sabemos a día de hoy qué tipo de concurso va a ver, por qué se quieren mirar las bases en septiembre. Ya en 2024 volvería a los cuatro temas de toda la vida», continúa, para sentenciar: «Las murgas no cansan, las murgas son la voz del pueblo y son necesarias siempre».

MásQLocas.

La directora de MasQLocas, Tania Fernández, afirma que la fórmula de un tema en fase y otra en final «no está mal para a quien cansa tanto tema y tantas murgas, pero para quien le gusta quizás es poco... Un tema sería menos trabajo, pero más concentrado; quizás eso dé más calidad al concurso, aunque este año no es el ejemplo para ello». «No tengo ni idea de si ha venido para quedarse o no. Primera noticia que tengo de que están pensando cambiar el formato tradicional. Si sé que la idea es asentar las bases para quitar tanta laguna que hay», continúa.

De cara al Carnaval 2023, la idea de Tania Fernández es «quedarme en mi casa y verlo como espectadora. Ahorrarme un montón de trabajo y quebraderos de cabeza y disfrutar del Carnaval en su conjunto con los míos».

Ni Pico-Ni Corto.

David Díaz, presidente de Ni Pico, dice que «el formato me gusta», con independencia de si se queda o no. «Yo lo dejaría a un tema en fase y otro en final porque es más ágil y menos ensayo, que es lo que le cuesta a los componentes ahora mismo». «Las murgas tendrían más gente y hasta más tiempo para la familia», sentencia David Díaz. El futuro Carnaval pasaría en opinión del presidente de Ni Pico por la misma fórmula de esta edición y un jurado que sepa de murgas, «no como el de este año; y cada año lo demuestran más. Y no lo digo por Ni Pico, que no estuvo bien». En general, para David Díaz, «tiene que cambiar muchas cosas en el concurso».

Diabólicas.

«El formato de concurso me gustó y lo dejaría así: un tema en fase y otro en final», afirma Lali Carvajal, directora de Diabólicas. «Es más fácil hacer dos temas buenos que cuatro y así no te comes muchos temas que se interpretan en fase y son infumables». Lali Carvajal cree que el modelo ha venido para quedarse. «El formato es acertado; lo que no me gustó nada es la ubicación del escenario; había mucho eco y el sonido parecía muy envolvente; una cosa raro a lo que no estamos acostumbrados».

«Mi fórmula para 2022?: un tema para fase y otra para final; eso sí, con un jurado que sepa de murgas porque... ¡guau!; este año dejó mucho que desear».

Arremangados.

Tino Expósito ‘Papuchi’, presidente de Arremangados, es partidario de un tema en fase y otro en final, tal y como ocurrió esta edición. Desde el espíritu murguero y su pasión por el Carnaval que le caracteriza, afirma que ya trabaja de cara al proyecto de septiembre para dejar en el olvido la actuación de la semana pasada. «Intentaremos dar el golpe en la mesa: si en septiembre no tengo sesenta componentes, cierro».

Trabachones.

Yone Expósito, el director y letrista que ha revolucionado el desembarco en las murgas Trabachones, cree que el concurso ha vivido este año «un formato acertado y que debería continuar por lo menos para el 2023», entre otras cosas porque el tiempo apremia para afrontar desde ya, prácticamente, los preparativos de la próxima edición. «Un tema en fase y otro en final es una propuesta interesante; se igualan más las cosas». Además, continúa Yone, «se ahorra tiempo de concurso para no hacerlo pesado».

Desatadas.

Tati García lo tiene claro: «Creo que las fases a un tema dejaron sabor a poco... y el tiempo no ayuda mucho a determinar bien el tema ni disfrutar bien de la murga, ya que muchas no lograron no cantar su despedida al completo ni disfrutar del público. Por salvar lo positivo de ese formato a veinte minutos es que fue un concurso con ganas de más y eso es lo que importa». Tati García confía en que esta fórmula, de un tema en fase y otro en final, haya sido transitoria. «De cara al futuro, la fórmula ideal sería un tema en fase y otro en final pero más largos, ¡o lo de siempre: dos temas a treinta minutos». Cualquiera de las dos opciones le son indiferentes a la directora de Desatadas siempre que el forma que se decida permita demostrar el trabajo y disfrutaron en la actuación.

Marchilongas.

Tere Reyes, la presidenta de Marchilongas, murga femenina decana del Carnaval -que ya trabaja en su regreso de cara a la edición 2023-, admite que su fórmula ideal para el concurso de murgas sería que las formaciones críticas presentaran dos temas en fase sobre los que el jurado pueda valorar el paso a la fina, que según la opinión de Tere Reyes sería a una canción. La presidenta de Marchilongas confía en que el formato que se ha aplicado esta edición -un tema en fase y otro en final- no haya venido para quedarse.

Klandestinas.

Cintia Prendes, directora de Klandestinas, asegura que el concurso de murgas de este año «fue en su mayoría ameno y rápido, menos en la final, que terminamos saliendo a la misma hora de siempre; , se hizo larga para tratarse de un solo tema por murga».

Cuando se le pregunta si el formato de esta edición ha venido para quedarse, Cintia Prendes admite que «no me disgusta si se toma esa decisión. Seguramente hay que trabajarla y ver si es rentable y si todo el mundo quedó contento. Este año desde la grada fue llevadero y ameno, aunque sé que a los compañeros que se subieron a cantar se les hizo corto y muchos prefieren dos temas». «Si implantamos fase y final con 1 solo tema, probablemente sean de mejor calidad y nos estrujemos más el cerebro, ya que solo tenemos una oportunidad. Con cuatro temas, por lo general, se suele currar más dos que los cuatro en su totalidad. Todo esto desde mi punto de vista. Si todo ha podido evolucionar y vemos que puede ser más positivo para los grupos y para el formato del concurso... ¿Por qué no?», se pregunta Cintia, que deja la puerta abierta al cambio.

Tiralenguas.

Para José Antonio Vera, director de la histórica Tiralenguas, natural de Icod de los Vinos y vigente ganadora del certamen del Norte que se celebró en el Carnaval 2020, y hasta la fecha, asegura que su formato de concurso ideal es un tema en fase y dos en final, aunque sin descartar la fórmula que se aplicó en el primer año post covid, que no le desagradó.

Ni Muchas-Ni Pocas.

Laura Sierra, directora de Ni Muchas, admite que el formato que se vio en esta edición del concurso de murgas celebrada la semana pasada es interesante, ya que «tanto en fase como en final resultó con buen nivel en temas y más ameno», por lo que no descarta que haya venido para quedarse. Ya cuando se le pregunta su ‘pócima mágica’ para el Carnaval 2023 precisa que «no hemos pensado en eso al no salir este año; vamos con la idea del formato de siempre de cara a la próxima edición», pero precisa: «No es mala idea este formato».

Teorías de la evolución

Dicen los que se supone que son entendidos en Carnaval que la fiesta necesita evolucionar. Lo hacen con el argumento de que nos estamos quedando atrás o algo parecido. Siempre daré la bienvenida a cualquier pasito tun tun que sea para ir hacia adelante, pero la experiencia me ha enseñado que los intentos de avanzar a marchas forzadas suelen suponer más bien un retroceso. Por no mencionar que lo que funciona bien no se toca, claro.Por ejemplo, ¿por qué cambiar el formato de la final de murgas cuando es de lejos el concurso más popular de todo el programa? Algunos me dirán que se hace pesado, que son muchas horas, que las murgas ya no son buenas. Y yo me pregunto qué concurso es el que han estado viendo durante los últimos años.Se hará pesado para aquellos que solo quieren fiesta, pero a estas alturas para eso que llamen a Jonathan Viera. También puede serlo para los que dicen que ya no hacemos humor, que debe ser que Triquikonas se retiró hace un siglo y yo no me había enterado. Que son murgas serias, dicen. Pues vale, y yo toda la vida pensando que la esencia de los grupos era repartir a diestro y siniestro. Sí, como esos Singuangos a los que todo el mundo echa de menos y que ahora, según estos nuevos expertos, seguramente aburrirían hasta al lector de tuits.

Probablemente haya que darle una vuelta al concurso, eso no lo discuto, pero me resulta complicado elegir hacia dónde. ¿Queremos un concurso puramente televisivo? ¿Uno que nos haga levantar los culos de los incómodos asientos a golpe de carcajada o de crítica? Seguramente cada uno de nosotros tendrá una respuesta determinada en sus propios gustos y será bueno debatir. Yo, que estoy ya como los políticos, tengo una línea roja: que la murga siga siendo la protagonista. / M. Plasencia