Dicen que son los grandes olvidados de las murgas. Que la tele nunca les saca. Que no se les entrevista y que en las actuaciones de sus grupos solo se valora la letra... o a veces ni eso. ¿Pero qué sería de las murgas sin su percusión?. Hace décadas que dejaron de ser simples marcadores de bombo y platillo para el contenido que sale de la tarima. Ahora los percusionistas son claves no solo para marcar el compás sino para contagiar esa pasión por la fiesta. Una canción sin sus instrumentos de percusión sería como silenciar la fiesta.

Una veintena de músicos de murgas, comparsas, agrupaciones musicales... han decidido dar un paso al frente y contagiar Carnaval precisamente ahora que el Covid ha limitado la fiesta a una expresión virtual. “Recluidos muchos” en la parte derecha del escenario, sin acaparar el protagonismo de los fotos y las cámaras, los percusionistas de la fiesta de la máscara dan la cara por la fiesta, brindan por larga vida para la fiesta e incorporan un guiño a la cantera.

En el vídeo, desde Roberto González, de Ni Pico-Ni Corto; David “Platero”, de Trapaseros, de Los Realejos; Víctor, de Cascarrabias; Pachi, de MasQlocas; Zeben, de Desbocados; Adrián, de Trabachones; Brian, de Chinchosos y Desatadas; Javi, de Klandestinas; Alexis, de Diablos; Imobach, de La Traviata; Rubén, de Zeta-Zetas, Ainoa, de Diabólicas; Aythamy, de Burlonas; Carla, de Ni Muchas-Ni Pocas; Bea, de Marchilongas; Fito, de Mamelucos; Francis, de Bambones, Carlos “El Sordo”, de Tras Con Tras; Cassy, de Triquikonas; Adri, de Triqui-Traques, y Rubén, de Arremangados, protagonizan esta exhibición de percusión que recrean los pasacalles que los murgueros incondicionales han bailado más de una vez..

Percusionistas que marcan el compás a artistas y orquestas canarias, así como de relevancia nacional e internacional, muchos de ellos nacidos o formados en los grupos del Carnaval de Tenerife, secundaron en septiembre de 2018 una iniciativa que abanderó, entre otros, Michel Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 1981), exponente precisamente de esa cantera que se hace grande y juntos escriben en letras de oro la historia de la fiesta. 

Después de los primeros compases con la murga infantil Rebeldes, Michael pasó a la adulta Chinchosos y también militó en la agrupación musical Caña Dulce, o en las murgas adultas La Traviata, Trabachines -primero- y luego Trabas o Tras Con Tras.

Un tanto desencantado por ver cómo no se ponía en su justo valor a los compañeros del gremio, promovió la Asociación Músico Cultural Canarydrums Tambores Canarios, que desde entonces permite exhibir el nivel de profesionalidad de los compañeros, parte fundamental en cualquier grupo de música, desde los colectivos amateur que protagonizan los concursos oficiales del Carnaval -cuando el Covid no se había cebado con la fiesta- a conciertos o tocatas de las orquestas y artistas, dentro del mes de febrero o en cualquier día del año.

No se trata de acciones puntuales las desarrolladas hasta la fecha. En mente tienen previsto la organización de una máster class dirigida para los niños, precisamente para contribuir a formar a valores de la cantera y, de esta forma, resolver el problema que ha supuesto en varios casos que los grupos vean peligrar su continuidad por falta de percusionistas infantiles, algo habitual en muchas murgas infantiles.

“La mayoría, si no todos los que estamos en la Asociación Cultural Canarydrums Tambores Canarios, comenzamos agarrando un tambor en un grupo del Carnaval”. Pero hace falta esa proyección exterior, para visibilizar la entrega y formación desde pequeño. Y además, con acciones en las que han participado percusionistas de relevancia nacional o internacional, caso de Roberto Quintero, Raúl Pineda o el mismísimo Luis Mugica, de Juan Luis Guerra, con el que los músicos del colectivo tuvieron de departir y conocer su experiencia.

Michel Delgado recuerda el concierto que celebraron en el Auditorio del Chorrillo o el espectáculo virtual que, en pleno confinamiento, se organizó desde Santa Úrsula y que tuvo una proyección internacional como el primer Festival Europeo de Percusión.

Ser carnavalero es un sello de calidad que distingue a estos amantes de la percusión que casi vinieron al mundo con las baquetas en la mano, logrando un reconocimiento más allá del territorio insular. De la mano primero de los grupos, para luego dar el salto y compartir esta experiencia vital que se forjó detrás de una batería o unas congas en una murga infantil. 

El promotor de la Asociación Cultural Canarydrums Tambores Canarios insiste en la experiencia que se puso en marcha en marco de 2020, cuando se plantearon el reto de salvar la cantera del Carnaval, y ahí es donde centrarán sus esfuerzos, porque “sin cantera no hay Carnaval”, incide Michel Delgado.

Fito Lugo, en primera persona

Entre los percusionistas que secundan la iniciativa de la Asociación Cultural Canarydrums Tambores Canarios, Fito Lugo, nacido en Santa Cruz de Tenerife, en 1974. “Todo un chaval”, apostilla.

“Mis comienzos fueron bastante temprano; allá por los 80. Desde mi niñez, la caja de galletas El Lazo Amarillo y dos creyones como baquetas me servían para marcar el ritmo y volver loca a mi madre, que fue mi primer público y paciente sufridora de tanto ruido”, se ríe. 

“Mi incursión en el Carnaval fue gracias a mi hermano Diego, murguero de antaño, que me llevo a Triqui-Traques, donde comencé como mascota”. 

“Fueron pasando los años y en 1985, al fundarse Triqui-Traquitos, entré a formar parte de ella cantando el primer año en las filas. Pero mi ilusión era tocar en la percusión; le metía mano a todo: timbales, batería, congas, bongos... Ya el segundo año me estrené como percusionista en la cantera de Triquis, tocando el timbal, y a partir del tercer año me pasé a la batería”.

Recuerda que “con el paso de los años, tocaba tanto en murgas como en comparsas, disfrutando de viajes representando al Carnaval de Canarias, “made in Tenerife”.

“También siempre he estado a disposición de quien me necesita y por ello no dude en enseñar a varios grupos, caso de la murga adulta Ni Picas-Ni Cortas, desaparecidas ya del Carnaval”. Como anécdota, “enseé a una componente que quería tocar la batería; Jeannette, mi mujer en la actualidad; somos padres de Michael que, como decía la doctora, nació con la baqueta entre los dedos, ya que no quería soltar de su mano el cordón umbilical al nacer”, se ríe Fito Lugo.

Fito Lugo, más de cuarenta años marcando el compás entre los grupos del Carnaval. El Día

“Mi hijo que actualmente ha sacado buen oído y se defiende bastante bien en la percusión, acompañándome en Mamel's, a la espera de que el Covid nos permita volver a marcar el compás”.

“He estado durante más de dos décadas al frente de la la percusión de Triqui-Traques (como baterista), Ni-Picas Ni-Cortas (montador de percusión), Triquikonas, (cofundador, baterista y montador de percusión), Tras Con Tras (fundador, baterista y montador), Chinchosos (timbal), Ni Pico-Ni Corto, La Traviata, Trinkosos del Norte, Son 21, agrupaciones musicales, las infantiles Chinchositos y Frikywiky's (montador de percusión)...”. “Espero no olvidarme de nadie”, se disculpa.

“Han pasado unos 40 años y sigo con la misma ilusión por mi Carnaval; actualmente soy el baterista de la Mamelucos, donde me encuentro como en casa y espero estar mínimo cuatro décadas más y retirarme aquí, y seguir escuchando tan gustosamente la broma de mi amigo Manolo Peña..." a ver qué mierda vas a tocar ahora", se ríe este referente de la percusión de las murgas del Carnaval.

Fito Lugo se define como un enamorado del Carnaval y de las murgas en especial, “porque es el motor junto con mi familia y amigos para seguir adelante, dando caña al parche, siempre con ilusión y humildad. Ahí estaré siempre para sumar y poner mi grano de arena en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife como se merece”. Es la experiencia de Fito Lugo, un sentimiento compartido con los percusionistas de la Asociación Cultural Canarydrums Tambores Canarios.