Cariocas se alzó con el primer premio de interpretación del concurso de comparsas celebrado anteanoche en el Recinto Ferial. La formación dirigida por José Manuel González convenció gracias a su espectáculo trepidante de principio a fin y que dejó al público palpitando al unísono. Imparables, ni ellos ni los espectadores. El segundo fue a parar a Joroperos y el tercero a Tropicana, conformándose Danzarines Canarios con un accésit de interpretación.

En el apartado de presentación, el máximo galardón recayó en Tabajaras con la fantasía denominada Un giardino di colori y diseñada por Dailos Rodríguez. Le acompañó en el podio Joroperos como segundo premio con un diseño de Borja Abreu denominado El Secreto y Cariocas como tercero por la fantasía Preciosa te llaman los hijos de la libertad, de Juan Carlos Armas, mientras que Rumberos obtuvo un accésit gracias a su fantasía Atravesando el Universo, de Santi Castro.

Tropicana. El inicio de la comparsa de Candelaria sorprendió por el uso de ritmos tribales en su introducción que se combinó casi a la perfección con canciones como Aguanile o Conga para comenzar a llenar el escenario. El ritmo vertiginoso del inicio se acompañó de una parranda en la que el protagonismo lo tenía una voz. Salsa y merengue formaron su primera parte de la actuación en la que destacó sobremanera la coordinación de brazos y piernas, cuya espectacularidad se vio ayudada por la fantasía diseñada por Sedomir Rodríguez de la Sierra.

El cambio también sorprendió pero por su elegancia, con acordes de Beret y que dio paso sin tregua a la samba. Más compleja la coreografía de esta segunda parte, pese a que la parranda se apagó por momentos. Esto no llegó a deslucir el baile programado en bloques. El cierre a ritmo de Soldado de Juan Luis Guerra fue suficiente para poner al público en pie.

El cambio también sorprendió pero por su elegancia, con acordes de Beret y que dio paso sin tregua a la samba. Más compleja la coreografía de esta segunda parte, pese a que la parranda se apagó por momentos. Esto no llegó a deslucir el baile programado en bloques. El cierre a ritmo de Soldado de Juan Luis Guerra fue suficiente para poner al público en pie.

Rumberos. Los fundadores apostaron por el espectáculo para iniciar su intervención. Con una musicalidad perfecta, ganaron en vistosidad y ritmo al son de La Bamba. Mejor ejecutado en coreografía el primer bloque de la actuación, con un popurrí de ritmos latinos que derivó en una capoeira sencilla pero suficiente para arrancar el aplauso del público. Y de ahí a un rock, cambio de estilo que se mezcló con ritmos latinos para ir ganando en espectacularidad, aunque les faltó explotar definitivamente. El final, homenaje a Cuba, sí que atrapó al público y reveló una participación de menos a más.

Danzarines Canarios. Al igual que Tropicana inició su espectáculo con ritmo tribal pero ya desde los primeros acordes destacaron por su perfección en la parranda, aspecto que mantuvieron durante los 20 minutos. La samba trepidante formó parte del primer bloque, en el que lo mejor fueron los cambios de música en los bailarines.

La diversidad en los pasos de baile así como movimientos arriesgados son aspectos a valorar en la comparsa, a la que por momentos el escenario les quedaba grande. Pese a ello, firmaron una gran actuación, en la que los movimientos en bloque resultaron destacables.

Bahía Bahitiare. La intro les sirvió para mostrar los diferentes modelos de su fantasía, que ya llamó la atención incluso a oscuras y que una vez encendidos los focos destacó por su colorido. En cuanto a la coreografía, el dividir a los bailarines por modelo de fantasía le restó espectacularidad, a pesar de la mejoría evidente de la parranda.

De hecho, el resto del espectáculo estuvo marcado por movimientos en bloque, incluso con escenas en parejas. El avance se evidenció en el segundo cambio, que si bien no se produjo a la perfección sí conectó gracias a sus pasos perfectamente marcados. Se despidieron a ritmo de La Ventanita entre las palmas del respetable.

Cariocas. Con la boca abierta dejó la comparsa del Valleseco al Recinto desde que iniciaran su actuación solo instrumental. Coordinación perfecta, equilibrio entre parranda y coreografía y ritmo, mucho ritmo, fueron los avales de Cariocas para levantar al público de sus asientos. Un diez a la ejecución ya que pese a los numeroso del cuerpo de baile se veían como uno solo. Así fue desde el primer momento al último, tanto en los movimientos más rápidos, mayoría, como en algunos de los más lentos. Llamó la atención la capacidad para hacerse con las tablas de tal manera que integraron los cambios en la coreografía, o al menos los disimularon.

Reguetón y chachachá en el cambio dieron paso a un nuevo popurrí en el que no perdieron ni un ápice de su carácter trepidante. El riesgo ya no solo estaba en la coordinación de una coreografía tan rítmica sino que se atrevieron con una figura de portés que fue, como el resto de la actuación, clavada.

Tabajaras. Salir tras el subidón de adrenalina que había dejado Cariocas era complicado, pero Tabajaras solventó en parte esta papeleta gracias a su mejoría notable en la parranda. Si bien la actuación no arrancó en un punto álgido y se vio lastrada por un número corto de componentes, lo cierto es que fue ganando en agilidad y en coordinación a medida que avanzaba. Especialmente destacables en el tramo final tanto los pasos preparados solo con batucada como la samba bailada en bloque.

Joroperos. Como viene siendo habitual en la comparsa lagunera, la apuesta es El show. Es el nombre de su espectáculo de este año en el que combinaron de inicio pasos de ballet que podrían confundirse con un ejercicio de gimnasia y una salida majestuosa de revista. De su primer pase, en samba, destaca un trepidante inicio descalzos y la ejecución en los movimientos en dominó perfectamente coordinados.

La transición al segundo bloque frenó en exceso el ritmo, que se recuperó al instante con una salsa en parejas. Entonces llegó el verdadero show: pasos complejos del cuerpo de baile a ritmos latinos y que explotó con la aparición de la solista en medio de la coreografía. Un final en esencia comparsero: trepidante y latino fue el excelente colofón de la actuación y del concurso.