La agrupación musical Caña Dulce revalidó por segundo año consecutivo el primer premio de Interpretación, que eleva a quince los máximo galardones de esta modalidad que ha cosechado en sus 36 años de historia y que la consolidan como el grupo con más premios tanto en Interpretación como en Presentación. El segundo de interpretación recayó en Chaxiraxi, seguido de Salsabor y Sabor Isleño.

Precisamente la agrupación que preside Pedro Ortega se alzó con el máximo premio de Disfraz, seguido por Cantares Luz de Luna, Salsabor y Chaxiraxi.

Como mejor solista fue designado Josué Villanueva, también director musical de Salsabor, mientras que el jurado se rindió a la elegancia y musicalidad del "Canto a mi tierra", de Nobleza Canaria, el único premio que le faltaba a la agrupación musical que preside Felisa Noda. Curiosamente, cuando Nobleza Canaria, desde hace décadas, se ha caracterizado por composiciones realizadas por componentes y que siempre han conectado con el público.

El concurso comenzó poco después de las ocho de la noche y se prolongó durante casi seis horas, después de una larga deliberación del jurado que llevó al certamen a la una y media de la madrugada. Y eso con nueve agrupaciones musicales participantes, una menos que el año pasado por la decisión de Tajora-Las Palmitas de tomar un descanso esta edición.

El veredicto del jurado fue celebrado por la mayoría de los grupos, con la salvedad de algunos que cuestionaban el intercambio de puesto del tercero y accésit en algún apartado. Junto a la duración del certamen, llamó también la atención la falta de público, en especial de aquellas murgas que en ediciones han reclamado apoyo para todas las modalidades y luego han sido las grandes ausentes en días como el sábado. No les vale el argumento de las murgas infantiles, certamen que se celebra antes que el adulto.

Las agrupaciones defendieron su estilo y potenciaron sus puestas en escena con presentaciones populares y espectaculares, como el baile flamenco que interpretó con un cameo el mismísimo bailarín Genaro Arteaga en la entrada al escenario de Cantares Luz de Luna y sus juegos de abanicos. Precisamente esta agrupación contó con Juanjo Monzón, heredero carnal del ritmo de las comparsas, que volvía a dirigir en esta modalidad después de diez años; y en esta oportunidad se subió al escenario con su hija Tairé en las congas.

Caña Dulce conquistó por segundo año consecutivo el escenario con un repertorio de Carnaval, con la misma esencia de la fiesta que plasmó en su disfraz Sabor Isleño, de Pedro Ortega.

Grupos como Teiderife, con "Como se vive aquí el Carnaval", o Nobleza Canaria y su "Canto a mi tierra"; Los Yuppies, con "Carnavaleros de la ilusión", o Salsabor, con "Un mundo ideal", entre otros, apostaron por aspirar al premio de la Canción Inédita que se quedó en Nobleza Canaria.

Resultó curioso ver cómo la alcaldesa no solo estuvo en todo el concurso, algo que no se recuerda, sino que rompió el protocolo y se fue a la trasera del escenario, donde estuvo departiendo con los representantes de las nueve formaciones y recordando cuando hace más de veinte años ella se subía a cantar al mismo concurso con la desaparecida Machu Picchu.