"Me planteé de dónde parte cada costumbre, cada elemento", resume el historiador y fotógrafo Carlos Pallés, quien ayer por la tarde impartió una conferencia en el Círculo de Amistad de la capital.

Esos ojitos que tengo fue el título elegido para su conferencia. No es casualidad porque más allá de formar parte de lo que se considera el himno del Carnaval chicharrero, el hilo conductor que empleó Pallés para su exposición fue precisamente la música.

"Es lo que une realmente las fiestas de todos los años: en todos los carnavales históricos ha habido música, sobre todo vinculada al baile", resume el historiador. Desde los vals de los años iniciales a los grandes éxitos actuales pasando por los ritmos latinos, Pallés diseñó su banda sonora para contar al público la historia por ejemplo de los bailes en el Teatro Guimerá. "Me sorprendió mucho ver cómo la gente danzaba en el patio de butacas mientras desde el palco les tiraban serpetinas", dice.

Precisamente, entre los aspectos comunes de la historia del Carnaval se encuentra "el elitismo" de los programas "separando los actos en recintos cerrados para las clases altas y los que se celebran para el pueblo". Así desde 1780, año en que data el primer documento hallado, y hasta la actualidad.

Esos ojitos que tengo, sin embargo, paró su recorrido en las Fiestas de Invierno, ejemplo de otras de las conclusiones de relevancia de esta historia carnavalera: "las carnestolendas no se dejaron de celebrar nunca, ni durante las guerras".