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De la utopía a la madurez

El Parlamento canario celebra unas jornadas por los 40 años de autonomía en las que recuerda con los protagonistas los retos del inicio y se apunta los desafíos del futuro

Lorenzo Olarte y Jerónimo Saavedra, expresidentes del Gobierno de Canarias. | | MIGUEL BARRETO / EFE

El Parlamento de Canarias celebra las jornadas ‘La autonomía de Canarias ante el espejo en su 40 aniversario: retos y desafíos’. En este encuentro se analizan aspectos como la ampliación de competencias, el rendimiento de las instituciones, el reconocimiento de la condición RUP o la actualización del REF. El expresidente Jerónimo Saavedra recuerda los escollos que encontraron a la hora de construir la autonomía.

Cuatro décadas han pasado desde que se promulgó el primer Estatuto de Autonomía de Canarias y, por tanto, del autogobierno. A lo largo de estos años, el Parlamento regional se ha enfrentado al desafío de edificar la autonomía canaria, fortaleciendo la democracia y adaptándose a los tiempos. «Las decisiones más importantes sobre nuestro futuro las hemos tomado aquí, las hemos tomado nosotros, cerca del territorio y cerca de las personas», apuntó el presidente de la Cámara regional, Gustavo Matos, quien defendió que la construcción del Parlamento ha dado lugar a «los mejores cuarenta años de la historia de Canarias». En la inauguración de las Jornadas sobre la Autonomía de Canarias ante el espejo en su 40 aniversario: retos y desafíos, Matos señaló que las instituciones canarias se han tenido que enfrentar a retos que «sobrepasan la imaginación» y han superado un «test de estrés», lo que ha servido para demostrar su madurez y su solvencia.

Para llegar a este punto, se partió de la utopía, según recordó el expresidente del Gobierno de Canarias, Jerónimo Saavedra, quien durante su intervención dibujó el escenario en el que se desarrollaron los primeros años de la construcción de la comunidad autónoma. «En 1982, el Archipiélago era una de las regiones más atrasadas desde el punto de vista económico y social», recordó Saavedra, para detallar que la tasa de analfabetismo en las Islas era la más alta del país, solo por detrás de Extremadura. La economía estaba liderada el sector primario, la industria que no llegaba al 20% del PIB y el desarrollo del sector turístico todavía era incipiente, en municipios como Las Palmas de Gran Canaria y Puerto de la Cruz. Los colegios triplicaban turnos y los profesores doblaban sus jornadas, se produjeron cierres en la industria tabacalera y era necesario brindar formación profesional a los adultos para que pudieran integrarse en el sector servicios. En este contexto, apuntó el expresidente, «era un riesgo asumir competencias, una utopía pura», puesto que el sistema de financiación del Estado «era por coste efectivo», con lo que solo cubría gastos corrientes y plantilla de trabajadores, pero no contemplaba la inversión.

Canarias contó con el apoyo de funcionarios de las mancomunidades quienes, gracias a su alto nivel, dieron confianza a los políticos de la época, que lograron ganar pleitos al Estado y fijaron diferentes impuestos autonómicos con los que financiar las nuevas competencias que había asumido la región. Sin embargo, el Archipiélago «no tenía vocación autonómica» y los únicos que defendía esa visión eran los partidos que se habían mantenido en la clandestinidad. Según Saavedra, después de la «barrida» de la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez, en las elecciones generales de 1977, quedó patente la falta de visión autonomista.

«Los sentimientos del canario no iban por la autonomía, no veían nada más allá de los cabildos, que se entendían como la máxima institución a la que aspiraba la política isleña, puesto que contaban con recursos estatales», explicó el expresidente. «Al principio hubo que pagar campañas con el lema Canarias es posible y había problemas hasta en las fiestas de los pueblos para que colgaran la bandera del Archipiélago», rememoró Saavedra, quien subrayó que «había que convencer a la gente de que Canarias existía».

La integración de las Islas en la Unión Europea también supuso un problema, pues Canarias era «más librecambista» que la UE y formar parte de ese proyecto suponía poner límites a la economía regional. Por esto, no era factible asumir el modelo europeo sin que se reconocieran las peculiaridades de las Islas, tanto para respetar la actividad del sector terciario, como para brindar protección a los plataneros y a los tomateros, que precisaban quedarse fuera de la política agraria común y de la política aduanera.

Tras repasar el contexto histórico en el que se fundó la comunidad autónoma, Saavedra instó a las administraciones públicas a tener un gestión «más eficaz» y a acabar con los «extrapoderes» de algunos funcionarios que «paralizan» los trámites. A su juicio, este es un problema actual que hay que abordar con profundidad, porque en Canarias hay cuatro administraciones –Gobierno central, canario, cabildos y ayuntamientos–, con lo que se requiere de una estructura de delegación clara para evitar problemas como, entre otros, la pérdida de dinero en materia de dependencia, debido a que no están claras las competencias de las administraciones.

Saavedra relató que conoció al consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, en 1970, cuando llegó a La Laguna como profesor de Derecho del Trabajo. Pérez era un joven estudiante que había sido represaliado y encarcelado por liderar movimientos estudiantiles y, estando en prisión, recibió la visita de Saavedra, que años más tarde se convertiría en testigo de su boda.

Durante su intervención en la inauguración de las jornadas, Pérez insistió en la importancia de las instituciones para apuntalar el sistema democrático. «La fortaleza de la democracia está en que incluye su debilidad y permite que existan sus enemigos dentro de la ley, aunque el objetivo de algunos sea acabar con ella», apostilló el consejero, quien hizo un llamamiento al fortalecimiento de la dignidad institucional. Así, Pérez pidió eliminar las palabrotas y los insultos del lenguaje político y recomendó establecer un cordón para aislar a quienes optan por empoderar la descalificación frente a los argumentos. Además, en situaciones de incertidumbre como la actual, recomendó no esperar a que llegue un caudillo a resolver los problemas, porque «la única respuesta es la institucional». Las jornadas continuarán hoy y mañana en la Sala Europa del Parlamento de Canarias para analizar aspectos como la ampliación de competencias o el rendimiento de las instituciones.

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