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Crisis migratoria | Las vidas perdidas en la ruta canaria

«Es difícil encajar que un hijo muere en el mar, pero reconforta saber la verdad»

Isabel Sebastiá Fabregat. Carsten W. Lauritsen

Isabel Sebastiá (Castellón de la Plana, 1998), es una de las técnicas encargadas en Canarias del proyecto ‘Personas desaparecidas en ruta migratoria’ de Cruz Roja. Una iniciativa que comenzó en septiembre del año pasado y que busca dar respuestas a los familiares de los fallecidos y desaparecidos en el mar. En doce meses han logrado reconstruir el relato de 45 embarcaciones y así descubrir la identidad de 101 migrantes perdidos.

Ya hace un año que comenzó en Canarias el proyecto piloto Personas desaparecidas en ruta migratoria. ¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa de Cruz Roja?

El proyecto tiene como objetivo mejorar las respuestas que se dan a las familias de las personas fallecidas y desaparecidas en ruta migratoria hacia Canarias. Cruz Roja realiza un restablecimiento del contacto familiar desde hace más de 150 años, pero había muchos casos sin resolver.

¿Por qué empezaron en Canarias?

Las rutas hacia las Islas están bastante más delimitadas. Todas las embarcaciones que salen del noroeste de África tienen el mismo destino: Canarias. Además, la peligrosidad de la ruta impide cerrar muchos casos aquí. Es ahí cuando se detecta la necesidad.

Han incluido una nueva metodología de identificación. ¿En qué se diferencia de lo que se hacía hasta el momento?

El restablecimiento del contacto familiar siempre giraba alrededor de la solicitud de búsqueda de la familia. Y en este proyecto lo que se hace es que siempre que haya una embarcación que no ha llegado o que hay personas fallecidas o desaparecidas, siempre se va a investigar lo que ha pasado. Se recoge toda la información disponible. Nos adelantamos a las solicitudes porque hay veces que los familiares están en otros países y la petición puede tardar en llegar. Al esperar se pierde información esencial y la ubicación de los testigos.

Entonces, el bloqueo que sufren los migrantes en Canarias de alguna manera les facilita el trabajo...

En Canarias es más fácil hablar con los supervivientes porque pasan más tiempo en las Islas. Cuando viajan de aquí a la Península es más complicado contactar porque no se quedan tanto tiempo en un mismo recurso.

¿Qué herramientas utilizan para identificar a los migrantes?

Sobre todo utilizamos la cooperación entre todos los actores que están implicados en la acogida humanitaria. Los equipos de respuesta inmediata de Cruz Roja en costas nos dan una primera información. También los institutos de Medicina Legal para la identificación de los cuerpos. Y los juzgados. Hay mucha colaboración con el equipo de restablecimiento del contacto familiar de Cruz Roja, por esa vía entran las solicitudes de las familias que es lo que luego nos va a dar también información muy detallada sobre esas personas. Comparamos todos los datos y nos sirve para hacer una historia completa de lo que pudo haber pasado, un relato completo.

¿Cuáles han sido los resultados en este primer año?

Hemos podido investigar lo que ha sucedido en 45 embarcaciones. De estas hemos logrado tener nombres e identidades y hemos acompañado a las familias. Del total de personas desaparecidas en Canarias han sido 101 las familias que se han puesto en contacto con nosotros, que han abierto solicitudes de búsqueda y a las que hemos podido dar una respuesta.

«Aumentan los naufragios porque las embarcaciones que llegan cada vez son más inestables»

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¿Qué es lo más difícil del proceso?

Lo más complicado, y donde se puede atascar el proceso, es cuando no tenemos testimonios de supervivientes porque no quieren participar. Tienen miedo y no quieren revivir esa experiencia traumática. También es complicado el caso de embarcaciones que nunca llegaron, sin testimonios.

¿Han notado más casos por el aumento de embarcaciones frágiles?

Cada vez llegan más embarcaciones neumáticas, muy inestables, y hemos escuchado testimonios de supervivientes que narran lo difícil que puede ser el trayecto en estas embarcaciones. Sí creo que exista una relación con el aumento de naufragios.

¿Qué ocurre después de la identificación?

El último paso es comunicar todo el proceso de investigación a los familiares, darles toda la información. Ese seguimiento se hace con equipos con formación psicosocial. Cuando son casos de personas fallecidas y se recuperan los cuerpos el proceso de acompañamiento también implica ayuda con todos los trámites posteriores para poder superar las barreras lingüísticas que puedan haber, y las barreras administrativas. Además de dar apoyo emocional, porque es un proceso muy duro.

¿Algún caso que recuerde especialmente?

El caso de 33 personas que viajaban en una embarcación que nunca llegó en septiembre de 2021. Estuvimos muy en contacto con las familias, que fueron las que nos avisaron de que la patera salió. Nos impactó la reacción de los familiares, nos agradecieron que alguien hubiese dedicado su tiempo a investigar aunque no fueran a reencontrarse nunca con sus seres queridos. Fue muy gratificante. Para ellos es difícil encajar este tipo de información, como cuando fallece un hijo y no lo vas a volver a ver, pero les reconforta saber todo el trabajo que se hace y saber la verdad, la historia. 

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