Un vídeo se ha vuelto viral por recoger una supuesta agresión de un inmigrante africano a un sacerdote durante una misa en Canarias, pero en realidad las imágenes fueron grabadas en una catedral en Guyana y muestran un robo que nada tiene que ver con la inmigración o con un conflicto entre religiones.

Esta semana se ha viralizado en España a través de WhatsApp y redes sociales un vídeo en el que un hombre negro interrumpe la celebración de una eucaristía en el interior de un templo católico, roba al oficiante un anillo y un escapulario y se lleva a continuación el misal del altar.

La grabación dura 44 segundos e incluye la locución de una mujer que asegura que el suceso “ha ocurrido en una parroquia de Canarias mientras se estaba dando una misa”.

“Pero, claro, es más cómodo mirar para otro lado, fingir que no pasa nada, que no hay ningún problema y decir que el tema de la inmigración ilegal descontrolada en Canarias es un bulo; y decir que vienen aquí a ganarse la vida honrada y pacíficamente”, concluye sus comentarios la autora del audio de esta grabación.

En Facebook, el vídeo que atribuye la escena a Canarias ha sido publicado por decenas de usuarios desde este martes por la noche y, en poco más de 24 horas, ya ha sido visualizado por unas 600.000 personas.

La mayoría de esas publicaciones van acompañadas de mensajes referidos a la inmigración en Canarias o contra la religión musulmana como los siguientes: “Occidente está tomado por los musulmanes”, “Welcome refugees!”, “les seguimos acogiendo y les damos una ayuda mayor a la de nuestros pensionistas” o “seguro que no sale en los telediarios”.

En Twitter también se puede encontrar el mismo vídeo publicado en varias cuentas y con diferentes mensajes relacionados con la inmigración en Canarias.

Lo cierto es que el vídeo no fue grabado en Canarias ni tiene nada que ver con la inmigración ni con una disputa religiosa, porque en realidad se trata de un robo cometido por una persona con probables problemas de salud mental durante una misa oficiada en la capital de Guyana, que fue retransmitida por televisión.

El vídeo realmente procede de una grabación en vivo realizada el sábado día 7 y la emisión en directo fue realizada por el departamento de comunicación de la Iglesia católica en Guyana (Catholic Media Guyana), como suele hacer de forma diaria para retransmitir la misa.

Aquel oficio religioso retransmitido en directo tuvo lugar en una capilla de la catedral de la Inmaculada Concepción (también conocida como de Brickdam) en Georgetown, la capital de Guyana.

El asalto se puede ver en esa emisión en directo de casi una hora de duración a partir del minuto 23’33’’ y hasta el 24’58’’, momento en el que el intruso abandona el altar.

El vídeo difundido en España es un fragmento de 44 segundos extraído de esa emisión, a la que han suprimido o atenuado el sonido ambiente para incluir el bulo en la narración.

En el audio original se escucha que la misa es oficiada en inglés e interrumpida por el hombre, que pronuncia algunas frases en otro idioma, aunque también pregunta en inglés por algo.

El asaltante empuña en la mano derecha un objeto puntiagudo similar a un cuchillo. Da una vuelta en torno al altar antes de acercarse al religioso y quitarle algo de la mano, seguramente un anillo. También de forma violenta le despoja de un colgante, probablemente un escapulario. Al final se lleva también otro objeto posado en el altar y el misal de páginas doradas que estaba en el atril.

El religioso que oficia la eucaristía y es interrumpido y asaltado es el obispo de Georgetown, Francis Alleyne, como se puede comprobar en un vídeo publicado en YouTube en 2018. También se identifica al obispo en una información sobre el incidente Demerara Waves, un diario de Georgetown que lleva el nombre del río que desemboca en esta ciudad caribeña. En su información, Demerara Waves señala que el asaltante aparentemente padecía una enfermedad mental y explica que a veces se puede ver a personas con este tipo de trastornos y a indigentes dentro de la catedral o deambulando por los alrededores del templo.

Por tanto, nada tiene que ver este caso de delincuencia común en Sudamérica ni con Canarias ni con la inmigración ni con un ataque contra la religión católica