El ecosistema marino canario tiene unas características geográficas, oceanográficas, físicas y bionómicas que hacen que sus recursos marinos tengan una alta diversidad, pero también una gran fragilidad. Un factor que condiciona la estructura de este ecosistema es la fuerte pendiente de los fondos, por lo que las plataformas insulares tienen poca dimensión, lo que limita la superficie habitable de las especies litorales presentes (sama, vieja, cabrilla, mero o abade) pero también favorece la presencia de especies pelágicas (atunes, sardinas o caballas).

La pesca profesional en Canarias es artesanal, polivalente y multiespecífica, ya que la mayoría de las embarcaciones son de pequeño tamaño (menor o igual a 15 metros de eslora total) y usan varias artes de pesca destinadas a diversas especies pesqueras; no obstante, también hay embarcaciones de mayor tamaño, cuyas especies objetivo son, entre otros, los grandes atunes. La pesca marítima de recreo es la que se realiza por entretenimiento, deporte o afición y sin ánimo de lucro; puede llevarse a cabo desde tierra, desde embarcación o submarina. Para realizar estas actividades, hay que estar en posesión de la correspondiente licencia de pesca marítima de recreo.

El marisqueo es una actividad complementaria de la pesca. El profesional, es la extracción con carácter habitual y ánimo de lucro, de equinodermos, moluscos y crustáceos del medio marino con artes específicas y selectivas para su ejercicio y se puede realizar desde embarcaciones o a pie, desde la orilla.

Para conseguir que estas actividades sean sostenibles, son muy importante las medidas de protección y regeneración de los recursos marinos; en este sentido, existen actualmente tres Reservas Marinas de Interés Pesquero en el Archipiélago: en Lanzarote, en El Hierro y en La Palma; pero también existen medidas de protección de las praderas de fanerógamas marinas, concretamente de los sebadales y de las áreas con arrecifes artificiales.