Fran Guerra, el «canarión» del Melilla Baloncesto con pasado ACB

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Gran proyecto canario que trabaja para volver a la élite

 

Artículo de: Javier Ortiz Pérez 

Mide 2,14, es nacional y no le falta ni contundencia ni carácter. Quizás si hubiese nacido en otra época Fran Guerra hubiese sido una estrella del baloncesto español. Y todavía puede serlo porque tiene apenas 25 años y mucho camino por delante. De momento, luce en el Melilla, preparando un regreso a la Liga Endesa que ansía. Pero los tiempos son los tiempos y el que toca ahora es el de ser un pívot dominante en la LEB Oro.

Fue un fijo en las categorías inferiores de la selección, una fuerza de la naturaleza difícil de parar cuando cogía el balón cerca del aro. Sin embargo, en lo más alto a Guerra parece haberle faltado la oportunidad precisa, o al menos no aprovechó del todo el poco tiempo en cancha que tuvo. El Movistar Estudiantes le alimentó como gran proyecto durante unas temporadas, pero a la hora de la verdad solo le dio 164 minutos en total repartidos en 34 partidos de tres temporadas (2012-13, 2013-14 y 2015-16). Entre medias, una cesión a Lleida. Y al final, la desvinculación con el club madrileño que le llevó de regreso a la segunda categoría, primero a Ourense y desde el pasado verano a Melilla.

“Espero volver a la Liga Endesa, sí, y que sea lo antes posible. Estoy trabajando para ello y espero conseguirlo”. En la ciudad autónoma está en 12,5 puntos y 7 rebotes. Rodando el 70% de acierto en tiros de dos puntos, pocos interiores resisten sus acometidas en ataque, aunque, como él mismo reconoce, su problema está más en la otra canasta, la propia.  “Mi debilidad es la defensa. Este año me estoy proponiendo intimidar más en la zona y ser mejor taponador. En cuanto a mis fortalezas, casi todo el mundo se fija en capacidad de pase en el poste bajo y el tiro corto”, comenta.

Guerra es de Las Palmas de Gran Canaria, donde empezó muy niño a jugar al basket. No es de estos gigantes que terminan en nuestro deporte casi por obligación. “Yo veía jugar a mis hermanos mayores y cuando tuve cuatro años empecé a jugar en el colegio donde estudiaba. De allí, el Club Telde nos fichó a mí y a mis dos hermanos y fue entonces cuando todo se volvió un poco más serio”, recuerda.

El Estudiantes se fijó en él porque destacaba en la liga autonómica. “Mi agente me llamó y me dijo que un equipo muy bueno estaba interesado y donde podía formarme y ser un jugador importante. Allí viví muchos momentos buenos y muchos malos, pero para mí el mejor fue el ascenso con el filial de Liga EBA a Plata, algo increíble”, explica.

El estreno en la Liga Endesa llegó en la jornada inaugural de la temporada 12-13, frente al actual Iberostar Tenerife. “La verdad que estaba bastante nervioso. De hecho nada más salir hice un falta, que supuso un dos más uno del contrario. Ya después me fui quitando los nervios y acabé el partido mucho más tranquilo”, apunta, contento en Melilla. “Estoy muy bien. Es algo diferente a lo que se puede vivir en la LEB. Es una ciudad muy bonita y en la que se vive muy bien”, destaca.