«La corte de los milagros», comentario de Cristo Hernández

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SECCION: La bombilla
AUTOR: Cristo Hernández

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TÍTULO: La corte de los milagros
Miribilla parece un nombre sacado de una novela de Valle Inclán, ese gran escritor gallego que mudó la piel modernista de sus orígenes literarios para convertirse en uno de los autores más críticos y mordaces de la sociedad española, capaz de sacar a la luz los trapos sucios de los estamentos sociales a través de una técnica de espejos deformantes.

La cancha de Miribilla se convirtió el pasado domingo en la particular corte de los milagros de un CB Canarias que a falta de cinco minutos perdía de 12 puntos ante un Dominion Bilbao Básquet que no sentenció cuando los tinerfeños parecían al borde del knockout.

El Iberostar Tenerife consigue una victoria de mérito (64-67) ante una parroquia que sabe de baloncesto y terminó pitando a los suyos, sumidos en la desidia defensiva y en el desconcierto ofensivo en los últimos cinco minutos, donde encajaron un parcial de 2-17.

En esta bombilla nos gusta citar a menudo el tema de los intangibles y no hay otro mayor en el deporte que el conformismo y la pereza. Las estadísticas no siempre muestran la realidad del deporte y los aurinegros lo demostraron hoy con un pésimo porcentaje desde el 6,75, que no obstante le dio la victoria en los últimos cinco minutos donde los de Txus Vidorreta anotaron de tres en tres.

El quinteto tinerfeño empezó el encuentro con una frialdad propia de una mañana de resaca. Los ecos del fin de año seguían resonando en las cabezas del roster aurinegro. Las pérdidas de balón y la buena defensa vasca condujeron a los locales a tomar las primeras diferencias relevantes en el marcador, ya por encima de los diez puntos en el primer cuarto.

Los canarios sólo eran capaces de anotar desde el tiro libre, línea desde la cual hoy sí estuvieron acertados, y se llegó al final del primer asalto (17-10) con un pobre bagaje ofensivo de dos canastas de campo en diez minutos.

En el segundo cuarto, Txus Vidorreta intentó mejorar atrás planteando defensas alternativas que permitieron a los suyos acercarse en el marcador, espoleados por un Davin White que rompía la defensa bilbaína con constantes penetraciones que no siempre encontraban canasta pero aligeraban la presión en media cancha de los hombres de negro.

Sin embargo continuaba el desacierto del tiro exterior. El juego interior tinerfeño remendaba los agujeros producidos por la falta de acierto desde el 6,75 y mantenía a los nuestros en el partido al final de la primera parte (35-29).

Tras el descanso, los de Sito Alonso salen dispuestos a sentenciar el partido y tras unos minutos de desconcierto por ambas partes los locales vuelven a marcharse en el marcador sin solución de continuidad. La suerte parecía echada para los visitantes que veían que el marcador se volvía a engrosar con diferencias superiores a los diez puntos.

Sin embargo, a falta de cinco minutos se obró el milagro de la resurrección. Cuando todo parecía visto para sentencia, los bilbaínos bajaron la guardia y los canarios, emperrados en el tiro de tres, empezaron a cobrar canastas, primero de la muñeca de Javi Beirán (MVP de nuevo con 21 de valoración) que anotó dos consecutivas y, posteriormente, de Davin White (16 puntos) que anotaría tres lanzamientos, el último a falta de pocos segundos para poner a los canarios por delante en el marcador por primera vez en el partido.

Primera y última. No había tiempo para más. El baloncesto es así de terrible. Es un deporte injusto. Cinco minutos de gloria pueden acabar con treinta y cinco de trabajo y esfuerzo. Pero esta vez la “injusticia deportiva” estuvo de nuestra parte. Demasiadas derrotas esta temporada en partidos con finales apretados. Ya nos tocaba.

¡Vamos Canarias!