La festividad de Todos los Santos, que se celebra mañana, y el Día de Fieles Difuntos (2 de noviembre) sigue congregando a miles de personas en los cementerios, que acuden a rezar por sus difuntos y a decorar las tumbas, en muestra de su eterno recuerdo.

El día 1 de noviembre es una de las grandes fiestas eclesiásticas, donde se honra a las personas que han alcanzado la felicidad eterna. Es un día de alegría, donde la Iglesia tiene una liturgia específica para este día, de color blanco, con una misa solemne.

En cambio, la celebración litúrgica del Día de los Fieles Difuntos es de color negro y se destina a ofrecer sufragios por todas las almas, para ayudarles mediante la comunión de los Santos a superar la purificación necesaria para llegar a disfrutar del cielo. Los obispos suelen celebrar esta misa en el propio camposanto.

Son tradiciones cristianas arraigadas en la sociedad, que van unidas también a otras costumbres, como la que se mantiene en Canarias de enramar las tumbas con flores frescas. Los familiares de los difuntos los recuerdan y manifiestan su cariño mediante las oraciones y los detalles florales.

A pesar de que este año son más caras, se han vendido más que el año pasado. Así lo indicaron a este periódico personal del Cementerio de Santa Lastenia, en Santa Cruz, que pusieron de manifiesto su disgusto por la subida del precio, "cuando lo nuestro es un servicio, no un negocio", señalaron.

Las mismas fuentes precisaron que el ramo de flores que costaba 2 euros el año pasado, ayer se vendía a 2,5 euros.

Sin embargo, los ciudadanos no dejaron de comprarlas.

"Puede ser que las personas que acuden a rezar a los difuntos también les pidan que los saque de la crisis", indicó una de las personas del camposanto santacrucero.

A pesar del buen día que hizo ayer, los cementerios registraron bastante afluencia y también hubo tiempo para ir a la playa.

En los cementerios canarios también se pueden ver tumbas sin nombre, las de los inmigrantes que han fallecido en las expediciones clandestinas desde África y están enterrados en las islas.

El Ayuntamiento de Las Palmas precisó que los camposantos de ese municipio recibirían la visita de más de 40.000 personas durante este fin de semana.

Por ese motivo, el consistorio había preparado un dispositivo de seguridad, aparcamientos, transportes, iluminación, puntos de venta de flores, escaleras de acceso a los nichos y servicios esenciales para los seis cementerios de la ciudad.

También se han instalado baños químicos (uno para minusválidos), siete planos informativos de situación y 80 escaleras de aluminio. Esta cantidad de escaleras permitirá a los familiares acceder a los nichos de los pisos superiores con una mayor fluidez.

En cuanto a las novedades de este año, está la implantación durante el fin de semana de un servicio especial de guaguas en el interior del citado cementerio, lo que permite a los visitantes moverse por el interior del recinto con mayor comodidad.

Los otros cinco cementerios de la capital grancanaria (Las Palmas, Puerto, San Lorenzo, Tenoya y Tafira) también están incluidos en este dispositivo especial.

"Noche de brujas"

Los españoles consumen Halloween igual que Coca-Cola, McDonalds, cine de Hollywood y jeans, porque las empresas estadounidenses son maestras en el diseño de eficaces campañas de mercadotecnia y el comercio local se suma gustoso a esas modas, si ve una ocasión para vender.

Ésta es la opinión de los sociólogos y psicólogos, algo que no niega el sector del ocio, que cada año invierte más en "la noche de brujas" porque resulta "altamente rentable".

Vicente Pizcueta, portavoz de la Asociación Nacional de Empresarios por la Calidad del Ocio, confiesa que esta fiesta arroja "cifras espectaculares", la de mayor crecimiento de los últimos diez años. "Halloween arrasa incluso en crisis", sentenció.

Este año se sumarán a ella el 40% de los locales españoles, con más de 10.000 celebraciones en el conjunto del país, por donde deambularán cientos de miles de muertos vivientes, haciendo el agosto de las tiendas de disfraces.

Y es que el 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos, ya no es lo que era, aunque algunos son fieles a la memoria de sus muertos, visitan los cementerios, ofrecen misas de difuntos y comparten en familia huesos de santo y buñuelos de viento.

Lo suyo, actualmente, es salir de juerga y cocerse; disfrazarse de algo truculento -este año reinará Lady Gaga- y tomarse unas costillas de satán, arañitas crujientes de yuca al anís, pellejos rellenos de vísceras o cualquier otra cosa con nombre asqueroso.

Las propuestas son cada vez más extravagantes. Sirva de ejemplo la oferta de algunos locales, según los datos facilitados por la Asociación Empresarial de Hostelería de la Comunidad de Madrid.

Una noche oscura dedicada a la practica del vudú, con muñecos de trapo o gallos decapitados; un laboratorio lleno de probetas burbujeantes, doctores locos y enfermeras diabólicas, o un plan de "noche de difuntos" con "crisantemos, crucifijos y llanto de muchas plañideras". Los amantes del cine pueden ir a un cóctel "Freddy Krüger" o "Alfred Hitchcock" donde habrá sustos para todos.

Que te dieran calabazas era algo malo antaño porque ahora tienes que hacerte con una para estar en la onda. La leyenda de Jack "El Tacaño", que popularizó este fruto con una vela dentro, hace que se venda hasta un 20% más por estas fechas, según fuentes del sector.

A la Iglesia católica no le gusta esta celebración porque convierte en profano lo más sagrado, aunque los sacerdotes británicos han optado por "unirse o morir" y han hecho un llamamiento a disfrazarse de santos en lugar de hacerlo de diablos.

Los colegios españoles se llenan también en esta fecha de pequeños monstruos, disfrazados con ingenio por sus "santos" padres, que aguantarán en casa a otros niños con su amenazante "truco o trato" -o me das algo o atente a las consecuencias-.

La doctora Inmaculada Zorrilla, psiquiatra infantil, no ve nada negativo en esta costumbre que supone una oportunidad para los peques de divertirse y hacer travesuras, pero sí considera apropiado mantener otros ritos tradicionales o religiosos, que les acerquen a la realidad de la muerte en su dimensión más profunda.

Alejandro Navas, profesor de Sociología, ha vinculado estas tendencias con el márketing estadounidense, capaz de imponer cualquiera de sus productos en los sitios más remotos del planeta.

En la antigüedad se celebraba en esta fecha el año nuevo celta, con el cambio estacional, y en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre el espíritu de los muertos regresaba a sus hogares y vagaban por el mundo todo tipo de seres sobrenaturales.