LA HISTORIA nunca es precisa; hay versiones. Tomo especialmente de la obra de un fraile de origen andaluz, D. Juan de Abreu y Galindo, que fue un religioso franciscano, autor de la "Historia de la conquista de las siete islas de Canaria", escrita entre 1590 y 1600. El manuscrito y las ediciones impresas mencionan la fecha de 1632, pero se cree que fue una adición posterior del copista, que en el mismo párrafo comenta algunos datos sobre el variable número de ingenios azucareros. Se sabe poco de la vida del cura, pero pudo haber nacido sobre 1535 y es evidente que conocía muy bien varias de las Islas Canarias.

Hay más como D. Fray Alonso de Espinosa o cronistas como D. Antonio de Viana que señalan, con nombres diferentes y cada uno desde su punto de vista, hacia la misma dirección de lo que más o menos debió de suceder.

Se han acotado posteriormente hechos y momentos, tomándose como periodo de sometimiento del archipiélago el comprendido entre 1402 (aunque hubo expediciones de saqueo anteriores) y 1496, en el que, tras un silencio a muerte y a modorra (con arrebatos de guerrilla de resistencia producida en actos seguidos al desastre que los ballesteros produjeron en Aguere y en el que fueron muertos los principales líderes guanches), los castellanos volvieron a penetrar hacia el norte de la isla en dirección a Taoro. Otra vez los guanches lo intentaron. Varios miles esperaban a las muy superiores tropas europeas en un barranco cercano al actual municipio de La Victoria de Acentejo, no lejos de donde se produjo la primera batalla de Acentejo. Su esperanza quedó truncada, la victoria castellana en esta segunda batalla de Acentejo facilitó el hundimiento de la resistencia aborigen y el acceso al impresionante valle quedó abierto. Ese combate decidió el sometimiento de la isla de Tenerife y puso el punto final a la conquista oficial de las Islas Canarias.

Abreu y Galindo escribió: "En esta isla de Tenerife hubo un señor que la mandaba y a quien obedecían que se llamaba Betzenuriya (Tinerfe el Grande), pocos años antes que se redujera a nuestra santa fe; el cual tenía nueve hijos, y muerto el padre, cada uno se alzó con la parte que pudo y entre sí se conformaron y la repartieron; y de un reino que era se dividió en nueve: Acaimo o Acaymo: mencey de Tacoronte; Adjona: mencey de Abona; Añaterve: mencey de Güímar; Bencomo: mencey de Taoro; Beneharo: mencey de Anaga; Pelinor: mencey de Adeje; Pelicar: mencey de Icode; Romen: mencey de Daute, y Tegueste: mencey de Tegueste".

Betzenutiya, o Tinerfe el Grande, llegó a ser el más poderoso rey de la dinastía. Educado para hacerse cargo del gobierno de la isla, era el primogénito del mencey Sunta, o Ventor, que aproximadamente vivió entre 1370 y 1440. Como curiosidad, también es el nombre que recibe el "arma" inventada en secreto por él mismo, un garrote que se agruesaba en su final y con el que sus guerreros vencieron a otros pretendientes al poder. La sunta podía ser lanzada a larga distancia, romper un cráneo con su potencia y, si se afilaba bien su otro extremo, podía ser clavada en el enemigo.

Hijo a su vez del mencey Titañe, quien tuvo que disputar el reinado de Achinech (como entonces se conocía a Tenerife) con sus otros hermanos. Sabiendo Titañe que no viviría eternamente, desde muy pequeño adiestró a su hijo para lograr un solo objetivo: mantener la unión y ser el nuevo mencey absoluto de Achinech (gran montaña blanca), y, efectivamente, a la muerte de Titañe sus hermanos se proclamaron menceyes de las áreas a su mando, pero Sunta atacó con rapidez a los rebeldes, derrotándolos. Todos ellos, padres e hijos, del menceyato de Adeche (único reino que ocupaba toda la isla en esos momentos).

Tampoco se pueden olvidar las resistencias consecutivas a las fechas oficiales en todas las islas. Sin ir más lejos y como muestra en el mismo Adeche, la dinastía trató de estar por encima de las carnicerías de Aguere y Acentejo con el mencey Ichasagua, proclamado en 1501 por los alzados y reinando con estos en el intento de supervivencia de una cultura.

El mencey Titañe es mencionado poco, pero los episodios posteriores tienen varias fuentes; es cierto que algunas no coincidentes, pero en el fondo la historia es recta.