Arriesgado, extraordinario, desquiciado, rompedor... son algunos de los calificativos que definen el cine de Luis Buñuel, el realizador español más internacional, un genio reconocido, adorado e imitado, cuya muerte hace 30 años dejó un hueco imposible de llenar.

Considerado el padre del surrealismo en el cine, Luis Buñuel Portolés nació en la localidad aragonesa de Calanda en 1900 y recibió una estricta educación jesuita que puso la semilla de una obsesión por la religión que se paseó por toda su filmografía.

En 1917 se instaló en la Residencia de Estudiantes, donde conocería a artistas como Salvador Dalí o Federico García Lorca, que serían sus grandes amigos y compañeros de primeros proyectos artísticos. Se licenció en Filosofía y Letras en Madrid y se trasladó a París, donde se inscribió en la Academia de Cine y comenzó a trabajar como director artístico y crítico cinematográfico.

De toda esa experiencia saldría un guión escrito con Dalí para su primer corto, "El marista de la ballesta", que acabaría llamándose "Un chien andalou" ("Un perro andaluz", 1929). Durante la Guerra Civil, y tras los encontronazos con la censura sufridos en Francia y España con "La edad de oro" y "Las Hurdes", se trasladó brevemente a París antes de exiliarse a Estados Unidos, donde trabajó en el MoMA de Nueva York para después ser contratado por la Warner como director de doblaje.

En 1946 recalaría en México, dando comienzo a su etapa profesional más fructífera con películas como "Él" (1953), basada en una novela de la escritora tinerfeña Mercedes Pinto, y una versión de "Cumbres borrascosas" ambientada en el México del XIX titulada "Abismos de pasión" (1954).

Buñuel regresó a España para dirigir "Viridiana" (1961), protagonizado por Fernando Rey, Silvia Pinal y Francisco Rabal, a la que tuvo que cambiar el final por la censura, pero supo disfrazar la mayor parte de su "amoralidad", que pasó inadvertida hasta su estreno en Cannes, donde ganó la Palma de Oro, antes de ser prohibida en España y denunciada con vehemencia por El Vaticano.

A continuación Buñuel rodó en México otra de sus cumbres, "El ángel exterminador" (1962), una impresionante fábula sobre un grupo de gente de clase alta que no podía abandonar una fiesta.

En su última etapa en Francia, el director firmó películas como, "Belle de jour" (1967) y "Tristana" (1970), en la que adaptó a Benito Pérez Galdós, y antes se había despedido de Silvia Pinal con "Simón del desierto" (1965).

Después lograría (para Francia) el único Óscar de su carrera con "Le charme discret de la burgeoisie" ("El discreto encanto de la burguesía", 1972). Ya en representación de España volvió a repetir nominación con "Ese oscuro objeto de deseo", 1977), pero sin suerte. Y en ambas ocasiones optó al Óscar como mejor guionista junto a su fiel Jean-Claude Carrière.

Fue su último trabajo, otro escándalo, protagonizado por Fernando Rey, su alter ego en la pantalla. Moriría apenas cinco años después, el 29 de julio de 1983, en su querido México, dejando tras de sí una de las trayectorias más impactantes y transgresoras de la historia del cine.