Idaira Medina nació ayer, de forma sorpresiva, en la vivienda que sus padres tienen en el barrio de El Río, en Arico. Su madre, Vanessa, acudió anteayer al Hospital Nuestra Señora de La Candelaria, pero los profesionales no detectaron que se fuera a producir un parto inminente, por lo que le dieron cita para un nuevo registro el próximo lunes. Sin embargo, la matrona del centro de salud de Granadilla le indicó a la mujer que la fecha probable del parto era, precisamente, ayer.

La pareja tiene dos hijos más, uno de 20 años y otro de 12. El primero ya se había ido a trabajar y el segundo, al colegio.

Cuando el padre, Gilberto, acudió a comprar el pan y a tomarse un cortado, recibió un mensaje de la madre, con el aviso urgente de "ven ya". Eso rompió los planes del matrimonio, que, incluso, pensaba acudir ayer a caminar a El Médano. Con el paso de los minutos, Vanessa empezó a dar gritos y a sentir los dolores del parto. La situación llegó a tal nivel, que, aunque tenían previsto acudir al Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, la mujer decidió cambiar el plan y acudir a Hospiten Sur.

Ante la inminencia del parto, Gilberto acomodó a su esposa en el salón de su casa, en una alfombra y recostada en la parte baja de un sofá.

En un primer instante, al escuchar los gritos, un vecino se ofreció a llamar a la sala del 1-1-2 para que los recursos asistieran a la mujer.

Cuando eran las 9:30 horas, se produjo el nacimiento de Idaira.

Al ver salir la cabeza de su hija, Gilberto decidió coger con mucho cuidado la cabeza y el cuello de la bebé para facilitar el parto a la madre. En los primeros segundos, Gilberto se asustó, porque la niña ni lloraba ni abría los ojos. Pero unas vecinas que entraron en ese momento, le advirtieron de que respiraba y que debía estar tranquilo. Minutos después llegaron policías locales de Arico, así como el helicóptero medicalizado del SUC, que trasladó en buen estado a la madre y a la niña a Los Rodeos. Después, una ambulancia llevó a ambas a La Candelaria.