La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha impuesto a Yeray C.A. la pena de cinco años de cárcel y el pago de 1.440 euros por considerarlo autor de un delito de robo con violencia y detención ilegal en el municipio sureño de Arona. Los hechos tuvieron lugar en la noche del 29 de agosto del año 2017 cuando, junto con otras tres personas que no han sido identificadas todavía, el joven accedió a un centro comercial situado en la localidad de Costa del Silencio y redujo al vigilante.

Para conseguirlo, los autores del asalto lo amarraron por los pies y las manos con bridas y cinta americana, estado en el que permaneció el conserje hasta que fue descubierto y liberado sobre las seis de la mañana por una trabajadora de la limpieza del citado recinto comercial.

El acusado se dirigió a un local comercial dedicado a la venta de alcohol y tabaco y con un instrumento contundente forzó la puerta de entrada rompiendo los candados.

A continuación, según consta en las diligencias elaboradas por el Equipo Territorial de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Playa de las Américas, entró en el almacén de mercancías tras romper la cerradura y desancló la caja fuerte, tasada en 1.500 euros, en la que estaba depositado el dinero de la recaudación, procediendo luego a transportarla fuera del edificio.

Los dueños del local aseguraron que en el interior de la mencionada caja fuerte había 140.000 euros, pero lo cierto es que la sala no considera acreditado este extremo y cifra los desperfectos en el local en apenas 40 euros.

La Sala se tuvo que limitar al testimonio que ofreció el vigilante a los agentes del Instituto Armado y en sede policial, sin que estuviera presente el abogado del acusado.

La identificación del culpable se basó en los restos de sangre encontrados en el depósito donde estaba la caja fuerte y en el carro hidráulico, tras el correspondiente análisis del ADN, según quedó acreditado en la vista oral.

La versión de Yeray C.A. es que en esos días se había peleado con su novia en los pasillos del centro comercial y rompió su teléfono móvil contra la pared de este negocio, por lo que la sangre cayó sobre las cajas de cartón que estaban depositadas en la entrada del citado local.

Un relato que suscribió su pareja, quien, para la Sala, podría ser responsable de un delito de "falso testimonio en causa criminal con preso" que se determinará a partir de ahora. "Esta Sala no otorga credibilidad a la declaración de la testigo, no ya porque la relación sentimental que le vincula al acusado ponga en duda su imparcialidad y objetividad de su testimonio por un pretendido propósito de exculpar a su pareja sentimental, sino porque este resulta desvirtuado con los datos objetivos que obran en la causa".

La compra de la herramienta

Un guardia civil que actuó como testigo aseguró que, días antes del robo, vio al imputado, al que conocía por haber estado relacionado con otros delitos, salir de una gran superficie tras comprar una pata de cabra, tal y como se pudo comprobar luego al acceder a la correspondiente factura. El acusado está en prisión provisional y no es la primera vez que resulta condenado por delitos contra el patrimonio.