El linaje más común entre los habitantes del norte de África no se remonta a los tiempos de la prehistoria, sino que es mucho más reciente de lo que se pensaba: tiene poco más de 2.000 años y se extendió con rapidez por toda la región en tiempos de Roma, tras la destrucción de Cartago.

La revista "Scientific reports" acaba de publicar un trabajo firmado por ocho investigadores de instituciones de España, Argelia, Túnez, Líbano y Rusia sobre el origen del linaje E-M183, dominante entre los norteafricanos que llevan en su ADN la "marca paterna" E-81.

Los estudios disponibles hasta la fecha situaban el origen de ese linaje, presente también en el 2% de los habitantes de España y Portugal, en el Paleolítico o el Neolítico, pero el análisis completo del cromosoma Y (que recoge la herencia paterna) revela que no tiene más de 3.000 años.

Hasta ahora se pensaba que la extensión del E-81 se produjo en la prehistoria

El trabajo revela que ese linaje humano se formó probablemente en el norte de África hace entre 2.284 y 2.984 años y se extendió con gran rapidez de este a oeste, antes de los siglos VI o VII de nuestra era.

Esas fechas rebaten que el linaje dominante entre las poblaciones bereberes que existían en el norte de África antes de la expansión árabe proceda de la gran oleada humana que pobló esa zona durante el Neolítico, hace unos 7.400 años. En cambio, no permiten descartar que el linaje E-M183 se extendiera precisamente en tiempos de la expansión Árabe del s. VII. Sin embargo, los autores se inclinan por una hipótesis alternativa, que sitúa la expansión de ese linaje humano en los tiempos del gran crecimiento demográfico que experimentó el norte de África tras la tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.), cuando se convirtió en una de las provincias más prósperas de Roma.