> Un reciente estudio ha demostrado que la comida muy sabrosa activa en el cerebro de los adictos a comer reacciones muy similares a las que registran los consumidores de cocaína. Si a eso se une la publicidad continua de comida poco sana a la que estamos sometidos, a los que sufren esa adicción le puede ser muy difícil comer de manera saludable.

Investigadores de la Universidad de Yale en New Haven (Estados Unidos) han realizado un experimento para comprobar la diferencia en la reacción cerebral entre dos grupos de mujeres, uno al que se ofrecía un sabroso batido de chocolate, y otro que tomaba una solución sin sabor. Se sometieron a la prueba 48 mujeres jóvenes y sin problemas de salud, que iban desde delgadas a obesas, todas reclutadas para unas pruebas para el mantenimiento de un peso saludable.

Los resultados, que han sido publicados en la edición digital de la revista ''Archives of General Psychiatry'', analizaba a las mujeres que relataban sufrir adicción a la comida tras someterse a la Prueba de Adicción a la Comida Yale, tras medir la activación neural con resonancia magnética que se producía en ellas cuando recibían señales de que iban a tomar algo sabroso, en concreto un rico batido de chocolate.

Estos datos se comparaban con la reacción cerebral de las que no tenían adicción a la comida cuando se les anticipaba también que iban a tomar batido, y después se analizaron también las reacciones cuando se consumía el batido y cuando las mujeres tan sólo tomaban una solución sin sabor.

El resultado fue como se esperaba: las mujeres con adicción a la comida registraron, en cuanto supieron que iban a comer, una actividad cerebral de recompensa similar a la que experimentan los adictos a la cocaína. Así, los autores descubrieron que la adicción a la comida estaba directamente relacionada con una mayor activación entre los adictos de áreas del cerebro como la corteza cingulada anterior (CCA), la corteza orbifrontal media (COM) y la amígdala en respuesta a una recepción anticipada de la comida.

Además, las participantes con una adicción a la comida alta registraban, frente a los que demostraban una adicción baja, una mayor activación en la corteza prefrontal dorsolateral y el caudado durante la anticipación del consumo de comida sabrosa y una menor activación en la corteza orbitofrontal media lateral durante el consumo de esa comida sabrosa, es decir, entre las zonas cerebrales que indican la reacción a la comida.

ACTIVACIÓN DE LOS MEDIDORES DE RECOMPENSA

"En suma, estos descubrimientos apoyan la teoría de que el consumo compulsivo de comida podría ser dirigido en parte por una mayor activación de las propiedades de recompensa de la comida. De forma similar, los individuos adictos son más propensos a ser fisiológica, psicológica y conductualmente reactivos a los indicios asociados a las sustancias", han expuesto los autores.

Otra de las conclusiones de los investigadores es que las comidas más adictivas pueden suponer un importante obstáculo para muchas personas para perder peso, especialmente cuando una publicidad omnipresente de alimentos sabrosos baratos hace difícil seguir una dieta saludable.