La denuncia por presunta pederastia presentada ante la fiscalía de Ingolstadt (Baviera) contra el obispo de Augsburgo Walter Mixa, quien anteriormente había admitido malos tratos a menores, procedió de la diócesis del prelado y se remitía a informaciones del entorno de su supuesta víctima.

Según informa en su edición de hoy el diario "Süddeutsche Zeitung", la denuncia ante ese departamento fiscal fue presentada por la propia Iglesia, de acuerdo con las líneas recientemente aprobadas para casos de sospecha de pederastia.

Dichas sospechas se remiten al periodo en que Mixa ejerció como obispo en Eichstätt, entre 1996 y 2005, y la presunta víctima es un muchacho.

Las investigaciones se encuentran en su fase previa, informa ese medio, no es un caso de abuso grave, pero están suficientemente fundamentadas como para la apertura de diligencias.

El caso ha sacudido a la Iglesia católica alemana y, según ese diario, en los días pasados el presidente de la Conferencia Episcopal, Robert Zollitsch, y el arzobispo de Múnich, Reinhard Marx, abordaron la cuestión en Roma con el Papa Benedicto XVI.

Según avanzó ayer el diario "Die Welt", el Vaticano aceptará hoy la dimisión de Mixa, quien puso el pasado 21 de abril sus cargos a disposición del Papa por las acusaciones de malos tratos a menores en sus tiempos de párroco.

De acuerdo con esas fuentes, la aceptación de la dimisión no hará referencia a las nuevas sospechas de pederastia contra Mixa, sino únicamente a esos casos de malos tratos físicos, que el prelado inicialmente negó, pero acabó admitiendo.

El abogado del obispo desmintió ayer en un comunicado las acusaciones actuales de abusos sexuales, que calificó de absolutamente infundadas.

Según "Die Welt", el Vaticano comunicará hoy su decisión respecto a Mixa, a las 12.00 hora local (10.00 GMT).

Mixa presentó su dimisión en una carta personal al Papa el pasado 21 de abril, tras admitir que efectivamente había maltratado a menores en una residencia infantil de Baviera.

Al revuelo desatado entonces por esa cuestión se sumaron ahora las investigaciones abiertas por la fiscalía de Ingolstadt por un presunto caso de pederastia.

Mixa acabó admitiendo los casos de malos tratos, después de que varias de sus víctimas presentaran declaraciones juradas en las que le imputaban brutalidad sistemática contra menores.

A raíz de ello, el obispo dirigió una carta personal al Papa y puso a su disposición sus cargos como obispo de Augsburgo y obispo militar del Ejército Federal alemán.

Los casos de malos tratos a menores se remitían a sus tiempos como párroco de Schrobenhausen, en la Alta Baviera, y a los castigos físicos infligidos a los niños de una residencia infantil dependiente de la Iglesia Católica.

El caso de los malos tratos se sumó a los escándalos por pederastia que sacuden a prácticamente todas las diócesis alemanas, especialmente en la católica Baviera, el estado natal del Papa Benedicto XVI.