Reconoce que no sabe cuantas imágenes del puerto de Santa Cruz ha tomado o recopilado en su larga vida. "Incalculables", recalca en un par de ocasiones, aunque muestra con orgullo el teléfono móvil -se ha adaptado muy bien a las nuevas herramientas tecnológicas- donde "conserva" 22.500 y estima que algo más de medio millar forman la exposición "Memorias del Muelle. Aires de sal" en la antigua estación del jet foil del Muelle Norte. Inaugurada el 14 de julio con motivo de las Fiestas del Carmen, permanecerá abierta hasta mediados de agosto. En ese marco atendió a EL DÍA José Delgado Salazar (S/C de Tenerife, 1 de octubre de 1931), apasionado desde niño de la mar y del muelle chicharrero.

Delgado Salazar tiene claro que en contra de la frase que acuñó su gran amigo - "hasta su muerte"- el periodista de esta casa Juan Antonio Padrón Albornoz, "el puerto ya no es lo primero". Tiene claro que "Santa Cruz le da la espalda al mar" y que "hay que buscar un equilibrio entre la seguridad y el disfrute de la gente de aquí del paseo por el Muelle Sur; como antes, cuando se decía que era una continuación de la calle Castillo". Lo dice quien desde su infancia se ha "pateado" este, el de Ribera, el Norte, la Dársena de Los Llanos...

Una prolija retahíla de nombres (y apellidos) fluye durante la conversación con quien conserva una prodigiosa memoria. La única testigo de la charla, Nancy Acosta -responsable del montaje de la muestra en la fiesta de la Patrona de los marineros por segundo año consecutivo-, nombra a Ricardo Melchior como artífice de la exposición desde su cargo de presidente la Autoridad Portuaria.

Delgado Salazar asiente. Le da "las gracias por su apoyo fundamental" y de él espera "una revitalización del puerto" pero rechaza llamar al ente de otra forma que no sea "Junta de Obras del Puerto".

El recorrido permite contemplar más de siete décadas de historia en imágenes del puerto y de la ciudad reunidas por este chicharrero auténtico. Nacido en la plaza de los Patos y "ensolerado" en Sabino Berthelot (Las Flores), El Pilar -"toscalero de pro"-, se siente, y 25 de Julio, residente en Duggi (calle General Serrano). Junto a su esposa, Isabel Miranda, hija del práctico Pedro Miranda Suárez, fallecido en un accidente laboral en el puerto en el año 1954.

José Delgado "timonea" el símbolo marinero que, junto a una fotografía suya, preside la exposición. Mientras repasa las páginas del libro de Rafael Zurita Molina "Crónicas del puerto de Santa Cruz de Tenerife", ilustrado con muchas de sus fotos, recuerda como "siendo un crío saqué a los submarinos U21 y U23 con la bandera nazi de la esvástica y me llevé un tirón de orejas de Manuel Cruz, delegado de Trasmediterránea".

Él mismo trabajó como consignatario y también navegó, pero su visión siempre fue "de la tierra a la mar". Una mar que dejó en el puerto chicharrero visitantes ilustres. Por ejemplo, Aristóteles Onassis y Winston Churchill, que arribaron juntos en el yate "Cristina" del armador y millonario griego en 1958. O Jacques Coustaeu quien, a bordo del "Calipso", estuvo aquí en 1976. La muestra refleja ambos momentos.

La llegada de barcos históricos, con ilustres visitantes, la construcción de los muelles, viejos y modernos, o la vida cotidiana en el puerto. Todo aderezado por las alusiones al viejo y añorado Santa Cruz de esta "enciclopedia viviente". Una ciudad desaparecida con playas- sí, con playas-, varaderos y las avenidas del Sol y de Cuba como presentes de la actual Francisco Larroche.

Delgado Salazar recalca: "Uno puede encontrar fotos casi en cualquier lado. En mi caso, el Rastro ha sido un buen punto de partida".

Está a favor de un Museo del Mar que "ya se dibujó sin continuidad en la avenida Marítima en un solar de la Unión Eléctrica de Canarias". Reconoce que "hay mucho muelle para poco barco" pero es hoy porque antes "no fue así. Todos estaban llenos e incluso hubo un dique flotante como astillero hasta que se hundió".

"Si se quieren llevar la Universidad, cómo será el puerto, en este caso para el de La Luz", valora y añade: "Santa Cruz está de espaldas al mar y el chicharrero, sobre todo las nuevas generaciones, desconoce su puerto. Ha habido destrucción de un patrimonio que debió conservarse de los grifos con cabeza de león que estaban debajo de la farola del mar a la grúa Titán o el remolcador Anaga".

Como vino se fue, Muelle Norte arriba hacia la avenida. El ojo del puerto sigue bien abierto.