Entre el desinterés de Ayuntamiento de Santa Cruz y el Cabildo, por un lado, y la habitual reticencia del Obispado a que sus propiedades sean catalogadas como Bien de Intéres Cultural (BIC), por otro, la iglesia de Los Gladiolos y sus cuadros no recibirán la protección. Siempre sorprendió el interés del tagoror de Salud-La Salle que en el año 2010 voto de forma unánime a favor de solicitar esta catalogación.

Más que por sus valores históricos y artísticos, este templo ha sido noticia por la originalidad de sus cuadros, en uno de los cuales aparecía la figura del expresidente del Cabildo, Ricardo Melchior, entre nubes y querubines. La explicación oficial era que se trataba de una forma de agradecerle su cooperación con el templo. El nombre del mural es "El sueño de San Alfonso María Ligorio", a quien está dedicado el templo, y también aparecen los rostros de otras personas que ayudaron a poner en marcha la iglesia y el del obispo, Bernardo Álvarez. Los responsables han expresado su malestar por que solo se le haya dado trascendencia a la imagen del Melchior.

Desde el Obispado indican que nunca se han opuesto a la declaración, pero que la línea adoptada es evitar que sus propiedades sean protegidas como BIC, dados los impedimentos que luego existen para realizar cualquier tipo de actuación u obra por pequeña que sea.

La intención de los promotores de la declaración, precisamente, era que se reconociera el valor de una colección pictórica compuesta por una treintena de piezas recopiladas a lo largo de las tres décadas de existencia de la iglesia. Indican que su único objetivo es "legar a las generaciones futuras un testimonio cultural incalculable", así como "dignificar" un barrio, Los Gladiolos, "con lo más positivo para siglos venideros y demostrar la generosidad de una comunidad pobre en dinero pero rica en generosidad".

Nadie puede negar la mezcla inusual de estilos y épocas. Es posible encontrar desde lo "kitsch" a pinturas del siglo XVII y una reproducción del pantocrator románico del XVIII. O tallas sobre la enseñanza del Evangelio, multitud de murales que representan escenas del Nuevo Testamento o imágenes de los doce apóstoles. Precisamente, una de las ideas era realizar visitas guiadas de escolares.

En el centro del altar se encuentran los Evangelistas y un gran relieve en granito fundido sobre la resurrección, obra de la escuela de Juan de Ávalos, autor también de la escultura situada al inicio de las ramblas y la avenida de Anaga y las del Valle de los Caídos. Los vecinos han recopilado un mural con imágenes de la Virgen de César Oñativia, discípulo de Picasso y el mayor muralista americano. Todo fue plasmado en soporte digital y en su día repartido, aunque no quedan copias en la iglesia.

También están los murales de los santos tinerfeños Hermano Pedro y Padre Anchieta. Más una pintura boliviana sobre marco de plata de la patrona de Cochabamba y un tríptico de la coronación de la Virgen, así como pinturas peruanas de Miranda que representan a San Miguel y a escenas de la Semana Santa lagunera. También una reproducción del catecismo mozárabe del beato Liébana, que data de la segunda mitad del siglo XVIII, adquirido por una familia de anticuarios del que solo hay otro ejemplar en el seminario de Madrid. Luego hay representaciones de Santa Rita de Casia y de Santiago Apóstol a caballo, de la escuela galdense de Borges. Sin olvidar un tesoro de orfebrería dorado de principios del siglo XVIII, que procede del convento dominico de la calle Consistorio de La Laguna, hoy sede central del Ayuntamiento de Aguere.

Los impulsores de esta iniciativa no descansan y tienen el proyecto de impulsar una exhibición de ropas religiosas. Se halla en un altar gótico restaurado por los talleres de San Benito y procedente del convento de clausura de Las Clarisas, también en La Laguna. La primera pieza en llegar fue una de César Oñativia y las últimas aportadas por el Taller Escuela Municipal Viera y Clavijo, ya en 2005.