"Están siendo días complicados con una mezcla de buenas y malas sensaciones. Por un lado, me jubilo y eso significa poder disfrutar de la playa de Las Teresitas, de mi finquita en La Esperanza o de patear (nunca correr) los montes. Por otro, resulta muy difícil clausurar una etapa de 71 años, desde la apertura, y en mi caso de más de cuatro décadas como propietario". Lo decía ayer Julio Muñoz, dueño de La Flor de Alicante, la única heladería artesanal abierta aún en Santa Cruz. Fue la última jornada de trabajo como rezaban varios carteles dentro y en el exterior del inmueble ubicado en el número 29 de la calle La Rosa: "El día 1 de octubre de 2015 este negocio cierra por jubilación. Gracias por todo".

Entre felicitaciones, pero también expresiones de pena, Julio atendió a EL DÍA. "Lo primero -apunta- es agradecer las muestras de apoyo. La clientela ha sido fija y fiel. Y muy de El Toscal".

Julio aclara: "No entiendo el abandono. En todas las ciudades de España con más de 15.000 habitantes se respetan los cascos históricos menos aquí. Éramos una gran familia y eso se ha perdido". A "un barrio peculiar, único" llegó en los 70 del siglo pasado desde su Alicante natal para continuar un oficio "en extinción", señala, que ejerce desde los 14 años. Tomó el relevo "de mis tíos Marcos y Amanda, que era de Xixona".

Julio ya planteó el cierre en 2011, pero "decidí continuar a ver si alguien se interesaba porque mis dos hijos tienen su vida en Madrid. Aquí ha estado 18 años Carmen como empleada y algo más. Ha habido interés y amagos pero nada concreto. Y eso que el traspaso ya va por la mitad de lo valorado".

Cuestionado por fórmulas secretas y pócimas mágicas, responde: "No es más que el estilo de cada uno y la calidad del producto. Estoy dispuesto a enseñar lo que sé si encuentro alguien serio que siga con el negocio. Es rentable si se le echan horas de trabajo".

"¿Pero es verdad que va a cerrar?". Lo preguntaba un cliente despistado e incrédulo mientras disfrutaba de una horchata. Pues sí, es verdad. La Flor de Alicante cierra. O mejor dicho: ya cerró.

"Una gran pena, pero...

La churrería de la avenida San Sebastián, Deportes Lovero y ahora La Flor de Alicante. El comercio tradicional cierra en la capital chicharrera. Al alcalde, José Manuel Bermúdez, le despierta "una gran pena por ser un negocio tan querido por todos", pero considera que "es el sistema, aparte de la nostalgia, porque la ciudad sigue adelante su camino y se crean nuevas formas de generar riqueza y empleo. En el último año y medio, todos los datos en el sector comercial y del ocio son positivos. Cada vez que se cierra un negocio, se abren dos". No perdió la ocasión de recordar: "Mis momentos allí, en El Toscal, después de ir al cine en el Real Cinema, para disfrutar de un polo, un corte o la leche merengada. Hablé ayer (miércoles) con Julio, una gran persona, siempre reivindicativo y que lleva tres años intentando un traspaso. Coincidimos en el lado positivo: su merecida jubilación".