José Enrique Cabrera era gerente de Teide Soft, la empresa adjudicataria de la gestión del mirador de Humboldt desde 2006, y considera que el Ayuntamiento de La Orotava cometió negligencias en el proceso que contribuyeron al fracaso de una concesión que terminó en julio de 2014 con una intervención judicial que aún se mantiene. Asegura que recibió "una edificación ruinosa, sin terminar, y con daños por vandalismo"; que invirtió un millón de euros en su acondicionamiento, y que cuando solicitó la licencia de apertura, el ayuntamiento se la denegó porque el mirador "no tenía los usos de cafetería ni de restaurante".

Cabrera critica que el Ayuntamiento villero aprobara recientemente una sanción de 15.000 euros contra su empresa por funcionar sin licencia y afirma que es "absurdo" que el mismo consistorio que adjudicó el mirador a su empresa y luego le denegó la licencia "pretenda ahora sancionar".

"Todo empezó cuando vi un anuncio donde se informaba sobre un concurso para la explotación de una cafetería-restaurante y punto de información turística en el mirador de Humboldt. Decidí entonces redactar, en un fin de semana, un proyecto de explotación hostelera para ponerlo en funcionamiento. El concurso queda desierto, pero me llaman desde el ayuntamiento y me dicen que el resto de proyecto presentados tienen la categoría de chochos y moscas, palabras textuales del concejal encargado de este asunto entonces. Además, me dice que mi proyecto es el mejor y que mi empresa reúne las condiciones económica y financieras, con la salvedad de que Teide Softno contemplaba la actividad de restauración. Por tanto, si salvaba esta situación, me adjudicarían la explotación", asegura Cabrera.

"Realicé el trámite que me pidieron y accedí a la adjudicación previo ingreso de 6.000 euros de fianza. Acto seguido me hacen entrega de la llave y me dirijo al mirador. Para mi sorpresa, me encuentro con una edificación ruinosa, sin terminar, con varios daños por vandalismo, con una gran deuda a la empresa de seguridad y sin la infraestructura básica para la puesta en marcha de una cafetería-restaurante -sostiene-. Realizo un peritaje con certificación notarial e informo al ayuntamiento. Su respuesta fue: Continúa, que nosotros nos hacernos cargo de las reparaciones. Nunca se hicieron cargo", lamenta.

"En mi afán emprendedor, decido creer en la palabra de estas personas y continuar con mi proyecto. La ejecución de la obra era nefasta y así lo recogen los informes: problemas de impermeabilización, acristalamiento, saneamiento e instalaciones eléctricas. Hasta el boletín lo habían perdido en el ayuntamiento. No estaban ni siquiera los elementos básicos para poder realizar la instalación en los postes eléctricos; habían recogido la obra con un motor de gasoil, y con problemas de telecomunicaciones... un caos", asegura Cabrera

"Mi carácter, mi afán emprendedor y los compromisos adquiridos hicieron que continuara. Aunque eso me obligó, por ejemplo, a pagar por un tronco de madera 12.500 euros, de los 30.000 requeridos por el artista, que tuve que retirar por problemas de impermeabilización. Lo gracioso es que esta obra ni siquiera estaba catalogada en el Cabildo", critica.

Cabrera sostiene que realizó una inversión en el mirador de "un millón de euros, de los que una empresa auditó 600.000 como aplicables directamente al proyecto".

"Entonces solicito la licencia de apertura al ayuntamiento. Espero algo más de tres meses y la respuesta fue, de forma resumida: no se concede licencia de apertura por no disponer el establecimiento en cuestión los usos de cafetería restaurante. En un primer momento pensé: esto debe ser un error. He ganado un concurso de explotación, he realizado los trámites administrativos exigidos, he depositado la fianza, he realizado una inversión de un millón de euros... no puede ser. Pues sí, señores, después de una reunión con el exalcalde en el ayuntamiento me informa de que se había producido un error y de que no se habían percatado de ese hecho", sentencia.

"El pueblo habría pagado la incompetencia"

José Enrique Cabrera considera que cuando el consistorio le denegó la licencia de apertura pudo denunciar al ayuntamiento y que entonces "el pueblo habría pagado la incompetencia del gobierno local". Pero, según recalca, "hice caso a unos señores que me dijeron que no me preocupara, que ellos lo arreglarían, que iniciara la actividad. Mi empresa fue poner en valor el mirador de Humboldt, y mi pecado creer en las personas".

Más de 11 años en obras y solo 3,5 años abierto

El mirador de Humboldt se inauguró en diciembre de 2010 tras más de 11 años de obras, polémicas y retrasos. Tras apenas tres años y medio en funcionamiento, y más polémicas, pleitos laborales y cambios irregulares en su gestión, se cerró e intervino en julio de 2014 por orden judicial.