Antonio Colinas escribió después de los atentados del 11M un poema que definió como "una lluvia de manos mansas" la ola de solidaridad que recorrió Madrid ese 11 de marzo de 2004. Una lluvia que siempre se impondrá a la tormenta política que sigue cayendo sobre la acción terrorista más grave de Europa.

Han pasado quince años de esa masacre, la que acabó con la vida de 192 personas y dejó secuelas importantes en centenares de heridos. Pero también la que colocó a Madrid en un ejemplo de solidaridad que ha traspasado fronteras, como las que franqueó el buen resultado del dispositivo de emergencias desplegado que contó con la colaboración de cientos de ciudadanos.

Pasaron las primeras horas y la polémica política se hizo hueco, arreció a medida que transcurrían las horas y, como se ha visto hoy, ha continuado aniversario tras aniversario. A veces agazapada y otras saliendo descaradamente a la luz. Sobre todo si hay elecciones en ciernes.

Y casi cada año el primer trueno de esa tormenta suena en la Estación de Atocha. Unas veces porque acuden unos partidos -los más a la izquierda- y otros no, otras porque el discurso se torna más político que de homenaje a las víctimas -ha pasado hoy al relacionar la intervención de España en la guerra de Irak con el atentado- y otras porque se rompe la unidad de acción de las asociaciones.

Por si fuera poco, hoy, en un aniversario más significativo porque se cumplen 15 años de la masacre terrorista, las manifestaciones de un excomisario preso acusado de unos cuantos delitos, José Villarejo, ha salpicado la celebración de los actos.

Villarejo ha acusado a las autoridades españolas de no haber investigado lo suficiente el 11M. Unas manifestaciones que vuelven a resucitar la teoría de la conspiración -para algunos nunca ha muerto- y que han llevado a algunas asociaciones ha asegurar que el 11M es un caso abierto.

Y en medio de todo ello, las víctimas. A las que todos nombran y a las que los partidos quieren situar en el centro de sus planteamientos.

Puede ser que sea así, pero hoy, nada más acabar el acto de homenaje en el Bosque del Recuerdo del madrileño parque de El Retiro, líderes de los partidos no han dudado en aprovechar los numerosos medios de comunicación que han acudido -bastantes más que en otros aniversarios- para hacer declaraciones de apoyo a las víctimas, eso sí, pero también sobre asuntos partidistas.

Se puede decir que no han tenido más remedio porque los periodistas les han preguntado, pero, como pasa en muchos otros actos cuando el político quiere, sólo habla del asunto por el que ha acudido.

Solo queda un mes para que se inicie la campaña de las elecciones generales y uno más para las municipales y autonómicas. Y eso explica algunas cosas.

Quizá lo mejor sería que los actos de los aniversarios del 11M fueran sin palabras. Como el de las cinco de la tarde de hoy. Estaban todos, desde el presidente del Gobierno hasta los del Congreso y el Senado, del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, de todos los partidos, del Ayuntamiento, de la Comunidad de Madrid...

Solo cuatro voces se han escuchado: la de la conductora del acto, la voz en "off" del vídeo que se ha proyectado para que no olvidemos y la de los dos estudiantes de 15 años del Colegio Gredos San Diego que han leído sendos poemas de José Mateos y de Antonio Colinas.

Los políticos han callado. Seguramente, porque también ellos "por nada" cambiarán "esa lluvia de manos".