La relación entre el PSOE y Podemos ha dado un giro en las últimas horas tras el principio de acuerdo que permitiría por primera vez un Gobierno regional de coalición entre ambos partidos en Castilla-La Mancha y el inicio formal el próximo lunes de sus negociaciones para buscar acuerdos parlamentarios.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias encabezarán la reunión que el lunes por la tarde en el Congreso mantendrán los equipos del PSOE y de Unidos Podemos para empezar a abordar reformas y propuestas concretas.

Un encuentro que Podemos esperaba desde hace semanas y que han cerrado las portavoces de sus respectivos grupos parlamentarios, Margarita Robles e Irene Montero.

Sánchez llega a esa reunión después de haber acordado con el PSC un plan de actuación conjunto para impulsar a partir del próximo periodo de sesiones del Congreso una subcomisión o el órgano conveniente que empiece a trabajar en los contenidos de una reforma constitucional federal.

Cataluña, por tanto, puede ser uno de los temas sobre la mesa, asunto que en Unidos Podemos pilota el portavoz de En Comù Podem, Xavier Domènech, quien formará parte de la delegación del grupo parlamentario confederal en ese encuentro.

No obstante, los líderes de ambos partidos han acordado centrarse en esa primera reunión de trabajo en "cuestiones políticas generales" y que se preparen equipos específicos para abordar después asuntos concretos de colaboración parlamentaria.

Según fuentes socialistas, la reunión del lunes está "en el marco del espacio de diálogo y trabajo" que decidieron abrir y en el que ya se han producido varias reuniones sectoriales entre distintos portavoces de ambas formaciones.

El PSOE acude "abierto al diálogo" y dispuesto "a escuchar".

Iglesias, por su parte, ha anticipado que quieren abordar con los socialistas temas como el empleo juvenil, las pensiones, la corrupción, políticas de igualdad y la situación en Cataluña, donde Podemos defiende un referéndum pactado y con garantías jurídicas.

El líder de Podemos pone el acento en que, "respetando sus tiempos", lo importante es poder empezar a trabajar con el PSOE, "sin prisa pero sin pausa", para construir una alternativa de Gobierno progresista y abrir una "relación diferente" con los socialistas.

"Estamos satisfechos de poder tener una relación diferente con un PSOE que creo que se está sensatamente acercando a nosotros y sensatamente alejándose del PP y de Ciudadanos", ha dicho Iglesias.

El secretario general de la formación morada ha apostado por la colaboración parlamentaria con el PSOE, pero también ha recordado que no se puede obviar el "límite" que supone la "capacidad de veto del Gobierno" y que la obligación de Unidos Podemos y sus confluencias es "señalar un camino" que contribuya a "desalojar al PP de las instituciones".

En ese nuevo trayecto puede enmarcarse también el posible acuerdo de Gobierno entre Podemos y el socialista castellanomanchego, Emiliano García-Page.

A falta de ser ratificado por las bases de Podemos, la formación morada cree que ese pacto puede marcar el camino a futuras colaboraciones en otras comunidades y ayuntamientos con el nuevo PSOE de Sánchez.

Un PSOE en el que hasta ahora no se enmarcaba al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que fue uno de los barones territoriales que apoyó a la andaluza Susana Díaz en las primarias frente a Pedro Sánchez y uno de los más críticos con las alianzas con Podemos a nivel nacional.

"Rectificar es de sabios", ha dicho Iglesias, quien ha confirmado que tanto él como Sánchez han dado su visto bueno a un Gobierno de coalición en Castilla-La Mancha porque comparten que es mejor gobernar juntos que un acuerdo de García-Page con el PP o una repetición de elecciones.

No todo han sido parabienes, porque la corriente Anticapitalistas de Podemos, el ala más a la izquierda del partido, en la que se integran el eurodiputado Miguel Urbán y la coordinadora general en Andalucía, Teresa Rodríguez, se ha revuelto contra la posible entrada en el Gobierno castellanomanchego.

Un pacto que, según explicaba a EFE Miguel Urbán, puede "confundir la independencia" de su proyecto y convertir a la formación morada en "muleta y cómplice" de las políticas del PSOE.

Los anticapitalistas recuerdan que Podemos no nació para "posibilitar un intercambio de sillas" y que entrar en el Gobierno de García-Page "plantearía un giro de 180 grados a los acuerdos" de Vistalegre II.

Son partidarios, por ello, de mantenerse como "oposición vigilante" en los parlamentos; argumento diferente al defendido por los "errejonistas", más a favor de estrechar lazos con el PSOE.

El propio secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político, Íñigo Errejón, volvía a apostar el pasado fin de semana en la universidad de verano de Podemos por una relación de "competencia virtuosa" con los socialistas, que permita a Podemos "marcar el rumbo" del país.

Y fuentes del sector "pablista", triunfador en Vistalegre II, admiten que hoy por hoy gobernar solos parece "un imposible".