Las pruebas de residuos analizadas durante varios días por la Comisaría General de Policía Científica de la Policía Nacional han confirmado que fue Montserrat Martínez la autora de los disparos que acabaron con la vida de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, según han informado a Europa Press fuentes policiales.

Los investigadores han llegado a esta conclusión después de que al realizarle la prueba, ésta ha dado positivo al encontrar restos de pólvora en sus manos y ropa. La propia mujer, detenida minutos después del asesinato cometido hace ahora una semana, reconoció ante la Policía haber sido la autora de los disparos con un revólver de la marca ''Taurus'' que le compró a un toxicómano en Gijón.

Ahora esta práctica policial, también conocida como ''kit de disparo'' corrobora su versión. La prueba también se le realizó a su hija, la también detenida Montserrat Triana Martínez, pero en su caso ha dado negativo, según las mismas fuentes.

La prueba de residuos consiste en hallar la sustancia que deja la pólvora tras detonar como residuos nitrosos (nitratos y nitrita) bario, plomo o antimonio. Por ello los investigadores policiales dan relevancia a esta prueba cuando se realiza pocas horas después de un suceso. Los expertos en este tipo pruebas consultados por Europa Press explican que más de cuatro horas de margen ya ponen en riesgo los resultados. LA RAPIDEZ DE LA DETENCIÓN FUE CLAVE

Si transcurre mucho tiempo, los restos se difuminan. Expertos de Policía Científica advierten de que cuando eso sucede son los propios jueces los que no dan validez a la prueba en el proceso judicial. No sería el caso del asesinato de Carrasco ya que la prueba se pudo hacer con muy poco tiempo de diferencia debido al rápido arresto.

En concreto, se utiliza un mecanismo "parecido a un pintalabios", indican estas fuentes, que hablan de un tubo con una pequeña esponja en la punta que segrega una sustancia líquida parecida a la cera. Se aplica en ambas manos, antebrazos y dedos y el líquido adhiere las posibles partículas que surgen de la explosión de pólvora que produce el disparo.

Una vez los investigadores de la Policía en León recabaron estas pruebas, las remitieron a la Comisaría General de Policía Científica con sede en el complejo policial de Canillas, situado en el municipio madrileño de Hortaleza.

Antiguamente esta prueba recibía el nombre de parafina, que era el material que se empleaba para hacer una especie de guantes en torno a las manos de un sospechoso y en las que se quedaban las trazas de pólvora.