Independientemente del resultado electoral del 8 de junio, el veterano político británico Jeremy Corbyn constará en la historia del Partido Laborista como el líder que devolvió la formación a la socialdemocracia, tras el giro hacia la derecha de la mano de Tony Blair.

Reelegido dos veces por las bases, en septiembre de 2015 y, más reforzado, en 2016, Corbyn, de 68 años, ha logrado hacer arraigar su tradicional ideología socialista, pese a la oposición de buena parte de su grupo parlamentario y de la mayoritaria prensa conservadora.

El diputado por la circunscripción londinense de Islington Norte -a la que representa desde 1983- es candidato a estos comicios con el manifiesto más izquierdista desde los años 80, que incluye la renacionalización de servicios públicos privatizados y medidas contra la austeridad.

Sus ideas, como suprimir los contratos precarios y hacer gratuita la universidad, han calado entre el electorado joven, que propulsó a más de medio millón el número de afiliados al Laborismo y le apoya en las redes sociales y a través del grupo militante Momentum.

Aunque sus críticos le acusan de desfasado, cuenta en esta campaña, en la que ha ganado un terreno inesperado a los "tories", con el apoyo de varios músicos de "grime", un tipo de música urbana escuchada, y el galardonado cineasta Ken Loach, también veterano socialista, le ha ayudado elaborando propaganda electoral.

Corbyn ha florecido durante la campaña, al ser el contacto ciudadano su punto fuerte, tras un año y medio de ser ridiculizado en la prensa y sufrir varios intentos de derrocarle por parte de sus colegas en la Cámara de los Comunes.

Sus tres décadas de diputado rebelde, cuando votó más de 500 veces en contra de la línea oficial -en especial con los gobiernos de Blair y Gordon Brown-, le dificultaron imponer su autoridad entre los parlamentarios, a lo que se suma su carácter afable y conciliador.

Aficionado a la bicicleta, vegetariano y abstemio, Corbyn se ha visto lastrado o aupado, según se mire, en su liderazgo por su apoyo a causas como el desarme nuclear, el republicanismo irlandés, contra la ocupación de Palestina o en favor de gobiernos bolivarianos en Latinoamérica, región de la que es apasionado.

Jeremy Bernard Corbyn nació en Chippenham, en el condado inglés de Wiltshire, el 26 de mayo de 1949, el cuarto hijo de una pareja de pacifistas que se conocieron durante una reunión en Londres de apoyo al bando republicano en la guerra civil española.

Su padre, David, era ingeniero eléctrico, y su madre, Naomi, profesora de matemáticas, y uno de sus hermanos es el conocido meteorólogo británico Piers Corbyn.

Jeremy no acabó sus estudios universitarios en la Politécnica del norte de Londres y, después de trabajar para varios sindicatos, en 1974 entró en política al ser elegido concejal en Haringey, donde permaneció hasta su elección para los Comunes.

Allí conoció a su primera esposa, Jane Chapman, con la que estuvo casado hasta 1979, y quien ha declarado que dejaron la relación por su obsesión por la política, hasta el punto de que nunca iban a restaurantes y era capaz de comer de lata para ganar tiempo.

Fue la campaña contra el antiguo dictador chileno Augusto Pinochet la que le unió en 1987 a su segunda esposa, la exiliada chilena Claudia Brachitta, de quien se divorció en 1999 y con la que tiene tres hijos.

Se ha publicado que ambos, que mantienen una buena relación, se divorciaron por la insistencia de él en que sus hijos no fueran a una escuela privada y asistieran en cambio al centro público del barrio.

Corbyn, que habla español con fluidez, se casó en 2013 con la mexicana Laura Álvarez, que dirige un negocio de importación de café de comercio justo.

Comprometido con la justicia social, ha formado parte o milita en numerosas organizaciones de activismo político.

Amante de la literatura iberoamericana, Corbyn es también muy fan del críquet y del club de fútbol Arsenal, y en su manifiesto propone flexibilizar los billetes de tren para permitir a los hinchas acudir a los partidos.

Aunque pierda las elecciones, este moderno político chapado a la antigua ya ha indicado que no piensa dimitir, pues su plan es seguir luchando por la socialdemocracia, la causa a la que ha dedicado toda su vida.