La eurozona se dio dos semanas de plazo hasta que Grecia apruebe el programa de consolidación fiscal que se le exige como condición para acceder a la ayuda internacional a fin de que evite la quiebra.

El presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, convocó ayer una nueva reunión de ministros de Finanzas de la zona euro el 3 de julio, en la que espera lograr el objetivo que no se consiguió ayer: desbloquear el quinto tramo del programa de rescate, cuantificado en 12.000 millones de euros.

Para ello, el Gobierno heleno deberá mostrar primero su legitimidad como interlocutor, al superar el voto de confianza del Parlamento previsto para hoy, pero también lograr la implicación de todos los partidos griegos con la estrategia de consolidación fiscal a medio plazo y el programa de privatizaciones, en un voto parlamentario programado para finales de mes.

"He decidido convocar una reunión extraordinaria del Eurogrupo, el 3 de julio. Esto supone que, hasta ese momento, las autoridades griegas, el Gobierno y el Parlamento habrán hecho todo lo necesario", explicó Juncker en una rueda de prensa convocada con motivo de las reuniones de ministros de Finanzas europeos celebradas en Luxemburgo.

Una nueva misión de la llamada "troika" (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) viajará a Atenas los próximos dos días para verificar que el programa que el Gobierno pretende someter a la aprobación parlamentaria cumple sus exigencias.

Juncker eludió responder a una pregunta sobre lo que sucedería si el Parlamento griego no aprueba el plan de ajuste, pero dejó entender que las consecuencias no serían buenas.

"Esto debe hacerse, si no...", dijo Juncker, quien comprendió la impopularidad del duro programa de ajustes y la dificultad de un programa de privatizaciones con un calendario que incluye la venta de una importante compañía estatal casi cada diez días.

"Grecia sabe lo que debe hacer. No se trata de obligaciones im-puestas, sino de compromisos que deben ser llevados sobre los hombros", repitió Juncker.

"Estoy convencido, de acuerdo a lo que me ha contado el ministro griego de Finanzas y el primer ministro griego, de que Grecia hará todo lo necesario para permitirnos tomar las decisiones", repitió.

Sin embargo, no parece que el único obstáculo a la aprobación del próximo tramo de ayuda sea la falta de consenso en los políticos griegos. Según explicó la ministra española de Economía, Elena Salgado, el FMI desea que se aborden las necesidades de Grecia a medio plazo, antes de desbloquear los 3.300 millones de euros del próximo desembolso.

Al parecer, el FMI desea lograr compromisos de la zona euro para cubrir las necesidades de Grecia durante un año mediante un segundo programa de ayuda, cuya cuantía aún no está definida.

Asimismo, el FMI criticó ayer la gestión de la crisis griega, al reclamar un pronto final del "debate improductivo" sobre la reestructuración de la deuda helena, asunto que constituye la tercera incógnita que pesa sobre el rescate.

La muerte del euro

Por otra parte, el exministro británico de Exteriores Jack Straw dijo ayer en el Parlamento que, tras la crisis financiera en Grecia y otros países, el euro va a derrumbarse y sugirió que se acelere su defunción para evitarle una "muerte lenta".

El político laborista instó al Ejecutivo de coalición conservador-liberal británico a dejar de "refugiarse en un lenguaje displicente" y reconocer claramente que "esta zona euro no puede durar".

Ante ello, afirmó, el Gobierno de Reino Unido "tiene la responsabilidad de ser abierto con los británicos en cuanto a las alternativas".