Las promesas del presidente tunecino, Zine el Abidine Ben Alí, no han conseguido desactivar las protestas sociales que vive el país desde hace tres semanas y que han causado 18 muertos según el Gobierno y entre 35 y 50 de acuerdo con los sindicatos y los partidos de oposición.

Ben Alí prometió la tarde del lunes la creación de 300.000 nuevos puestos de trabajo, además de otras medidas sociales y de exoneración de impuestos para empresas nacionales y extranjeras en las regiones más conflictivas del país.

Además, el Gobierno tunecino decidió cerrar indefinidamente todos los centros de enseñanza del país para evitar protestas, después de que grupos de estudiantes comenzaran el lunes a manifestarse en institutos y escuelas secundarias de varias ciudades, incluida la capital.

Sin embargo, poco después de la intervención televisada del presidente se produjeron violentos disturbios en las regiones de Kairuán, Sussa, Gafsa y especialmente en Kaserín, en el centro oeste del país.

Según diversas fuentes y testigos presenciales consultados por EFE, en Gafsa fue incendiada una comisaría de Policía con cócteles molotov y en la Universidad se produjeron múltiples destrozos.

En Kairuán ardieron varias sucursales bancarias y un supermercado y en Sussa varios bancos fueron igualmente atacados.

Pero en Kaserín se registraron los incidentes más violentos. Los manifestantes incendiaron durante la noche dos comisarías de Policía y las fuerzas del orden ocuparon por la fuerza la sede de la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), indicó a EFE el portavoz regional de este sindicato, Sadok Mahmudi.

Según Mahmudi, en la ciudad reinó la violencia durante toda la noche, con "tiros de francotiradores apostados en los tejados y saqueos de comercios y domicilios por efectivos de la policía de civil", una versión con la que coincidieron otros testigos presenciales contactados por EFE.

El Gobierno anunció hoy que en los disturbios de anoche en Kaserín murieron cuatro personas, lo que eleva a 18 los muertos reconocidos oficialmente desde que comenzaron las protestas.

Asimismo, el Ejecutivo señaló que ocho agentes de Policía resultaron heridos en los incidentes en esa ciudad.

Sin embargo, Mahmudi afirmó que el número de víctimas mortales desde que se recrudecieron los disturbios en Kaserín el pasado sábado supera los 50, según el balance recogido por miembros de la UGTT en el hospital regional de la ciudad.

La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) informó por su parte desde París que hasta el lunes al menos 35 personas habían muerto en Túnez y denunció "un recrudecimiento" en la represión de las autoridades contra los manifestantes.

En el centro de la capital tunecina las fuerzas policiales impidieron hoy por la fuerza dos manifestaciones de artistas y partidos de oposición en protesta por la represión violenta de la contestación social.

La secretaria general del opositor Partido Democrático Progresista (PDP), Maya Zribi, afirmó a EFE que la Policía "cargó violentamente" contra un centenar de manifestantes y ha rodeado la sede de su formación y mantiene bloqueados en el interior del edificio a sus dirigentes para impedirles manifestarse.

Zribi señaló que siete cargos regionales de su partido han sido detenidos la pasada madrugada.

Los disturbios en Túnez estallaron el pasado 17 de diciembre cuando Mohamed Bouazizi, un joven de 26 años, se quemó a lo bonzo en la localidad de Sidi Bouzid para denunciar abusos administrativos después de que la policía le confiscara las frutas y legumbres que vendía en la calle, con el argumento de que carecía del permiso para esa actividad.

El joven, un desempleado con estudios superiores, falleció el pasado 4 de enero en un hospital de la capital tunecina, adonde fue trasladado.

Desde el día en que se quemó el comerciante se han producido disturbios y manifestaciones de solidaridad en numerosas localidades de la región de Sidi Bouzid y otras del suroeste tunecino como la de Kaserín, junto a la frontera argelina.

Debido a las protestas, sin precedentes en el país, en algunas regiones se ha declarado el estado de sitio y los militares han salido a las calles para intentar mantener el orden público.