Las cuatro mujeres españolas fallecidas en Perú a última hora de ayer al despeñarse por un barranco el autobús en el que viajaban por la región de Cuzco estaban de vacaciones trabajando como voluntarias en un proyecto de cooperación con una ONG local.

La salmantina Soraya Macías (30 años), la almeriense Lorena Guerrero (27), la valenciana María José Such (30) y la madrileña Lidia Monjas (36) murieron por los golpes sufridos en el accidente, en el que resultaron heridos otros cinco españoles, de los que uno de ellos está en situación grave.

El siniestro ocurrió ayer por la tarde, hora de Perú, a unos 30 kilómetros de Cuzco, al sureste del país, cuando la camioneta que transportaba al grupo se salió de la carretera y cayó a un barranco de unos 300 metros de profundidad. En un primer momento, se pensó que el conductor, de nacionalidad peruana y que también está herido, perdió el control del vehículo al cruzarse un camión.

"Una rueda se salió del camino de tierra. Íbamos de regreso a Cuzco para comprar unas cosas que nos hacían falta", relató Sergio Serra, uno de los supervivientes.

Además de Serra (33 años), fueron ingresados en un hospital de Cuzco Silvia Albert (32 años), Marta Díaz (22), María Dolores Sánchez (46) y Alan Sandoja (34)

Sandoja, esposo de una de las fallecidas -María José Such-, es quien está en peor situación debido a una herida muy severa ocasionada por una fractura en la base del cráneo. Está ingresado en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica Pardo de Cuzco por riesgo de que pueda sufrir un derrame de sangre en el cerebro.

Sandoja, natural de la comarca valenciana de La Ribera, sufre además una próstosis en el ojo derecho y una fractura de húmero. Los otros heridos también tienen traumatismos, aunque fuera de peligro.

El cónsul adjunto de España en Lima, Héctor Castañeda, se desplazó a Cuzco para estar pendiente de los heridos y coordinar las gestiones de repatriación de los cadáveres. Such, natural de la localidad valenciana de Navarrés y casada con Sandoja hacía un año, era diplomada en Educación Social y trabajaba desde hacía seis años en un centro de acogida de menores de Xàtiva regido por religiosas.

Lorena Guerrero, natural de Santander, vivía y trabajaba en Roquetas de Mar (Almería), donde era profesora en el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) "Aguadulce". Otra de las fallecidas, Soraya Macías, de 30 años, era de la Gomecello (Salamanca), donde vivía junto a su familia. La joven viajó sola a Perú tras haber estado durante meses ahorrando dinero con lo que le reportaba su trabajo en una tienda en Salamanca.

Su padre, Nazario Macías, concejal en el Ayuntamiento de Gomecello, se enteró de la muerte de su hija después de que un amigo le diese "la mala noticia". Lidia Monjas residía en Madrid y ocupaba su tiempo en tareas solidarias.

"Turismo solidario"

Los integrantes del grupo habían llegado a Perú hacía menos de dos semanas para pasar sus vacaciones como voluntarios colaborando con la asociación Señor de Huanca-Sembrando en un proyecto en Quenco, una localidad cercana a Cuzco. Desde meses antes de viajar a Perú habían estado en contacto por internet para coordinar el material que iban a aportar a los proyectos, entre ellos el de apoyo a un centro educativo infantil en una zona de alta montaña.

Ninguno de ellos estaba vinculado a alguna ONG española, pero su compromiso solidario les había llevado a dedicar sus vacaciones a colaborar en Perú con asociaciones locales. El llamado "turismo solidario" es una de las fórmulas de voluntariado que se ha consolidado en los últimos años.

Estos programas dan la oportunidad de convivir con una ONG sobre el terreno, asumiendo los gastos de desplazamiento y, en ocasiones, los generados por su estancia en el proyecto, además de las visitas turísticas que se hacen en paralelo.