El teatro le ha devuelto a la actriz Victoria Abril el contacto con el público, combustible para una actriz que a sus 58 años se siente "en la edad de oro", con ganas de "seguir dando por culo" y resentida con un cine español que la ha "olvidado". Sonriente y plena de energía, la actriz recibe a Efe en su domicilio de París, ciudad en la que vive desde que en 1982 llegó "por amor" y de la que sigue "enamorada".

En el céntrico teatro de La Madeleine, Abril encarna cada noche a Eva, una mujer independiente que se ve sorprendida por la irrupción en su vida de un hijo al que abandonó al nacer. Para estar cerca de él se hace pasar por una señora de la limpieza, Paprika, que da nombre a este vodevil escrito por el célebre cómico francés Pierre Palmade.

"El teatro me ha devuelto el contacto con el público, que me hace feliz. Lo descubrí en los conciertos, que convirtieron mi década maldita, la cuarentena, en la mejor para mí", asegura la madrileña, que rememora así la nutrida gira que paseó por Europa y América Latina.

"Todo menos en España", se queja, algo resentida por la creciente distancia que siente con el país donde nació y donde ha ganado un único Goya, de nueve nominaciones. La actriz se siente sin embargo muy querida en Francia, donde es aclamada cada noche por una obra que reposa sobre sus espaldas.