Si quieres escaparte a un lugar donde el diseño emblemático y el arte contemporáneo estén siempre presentes solo tienes que ir al marco ideal que representa cualquier hotel W en el mundo. Lo malo es cuando en tu ciudad o en tu isla habitual no está aún esa cadena.

Desde el debut de la cadena hotelera W hace unos 15 años en Nueva York, esta marca de estilo de vida contemporánea, creada por Starwood hotels, siempre ha utilizado el buen diseño, la arquitectura excelente y el arte contemporáneo, así como una actitud de querer estar siempre a la vanguardia, como signos distintivos para atraer a huéspedes del mundo del arte, de los medios de comunicación, la moda y la creatividad en general. Con casi 40 hoteles en la lista y una biblioteca de proyectos de próxima apertura en toda ciudad que se precie de modernidad, intentan constantemente buscar la mejor ubicación y el mejor diseño posible y lo consiguen casi siempre.

Con su estética típicamente vanguardista y brillante, los hoteles W han roto todos los moldes. Cada hotel tiene toques únicos, y guiños hacia las ciudades en las que se sitúan, lo que hace de W una marca inteligente: seleccionan siempre buenos arquitectos conocedores de la zona, se convierten en objetivo probable del viajero que ya ha probado la cadena, agregan un nombre de moda a cada ciudad en la que abren, y convierten cada hotel en un destino turístico en sí mismo.

Nada más llegar, seas huésped o seas simplemente alguien que va a tomar un café, te sumerges en sorprendentes y sensoriales ambientes donde el arte y la arquitectura contemporánea están siempre presentes en las fabulosos lounges, en sus altos y esculturales halls, en sus predominantes piscinas, en sus luces de colores caramelo, en sus Woobars o en sus restaurantes The Kitchen y Ocean & Earth, donde innovadores cócteles y platos de gastronomía híbrida no crean una simple experiencia hotelera, sino un destino sofisticado para cada estilo de vida.

Lo mejor es que cada hotel W está inspirado de manera exclusiva en su enclave, y fusionan el diseño moderno con influencias y artistas locales creando lugares para relajarse o trabajar durante el día y para mezclarse con lo más vanguardista de cada sociedad en lugares llenos de energía durante la noche, donde la música cobra también un papel muy especial. Esta mezcla con la cultura local de las ciudades que eligen y este acercar a la gente más especial muestra su filosofía de estar siempre pendientes de las últimas tendencias en arquitectura, arte, música y moda. Sentarte a desayunar en uno de sus restaurantes a lo largo del mundo es como disfrutar de un desfile de Street style de última generación, pues la fauna que se reúne en torno a las mesas de los hoteles W es de lo más singular. Es realmente una experiencia hotelera diferente de las habituales.

Para apostar por hoteles como estos W -y ahora hablo pensando en lo que la isla de Tenerife debería hacer, o a mi me gustaría que hiciera- basta con reconocer que hay huéspedes distintos, diferentes, que buscan un equilibrio entre el estilo y la sustancia, tanto en sus propias vidas como en los destinos turísticos que eligen. Clientes, personas, que le dan importancia tanto a la función como a la emoción. A quienes les importa la belleza y quieren estar en el siglo en el que viven y no en el pasado. Turistas que simplemente quieren pasar sus horas en lugares con personalidad propia pensados para hacer felices a quienes los pisan.

Todos los hoteles W plasman ese equilibrio entre la forma y la función con un enfoque sorprendentemente moderno de enorme respeto hacia la arquitectura, cosa que no pueden decir otras cadenas hoteleras cuyos dueños no muestran el más mínimo interés por estas cuestiones.

La experiencia W Hotels comenzó con el W New York (en la calle 49 con la Avenida Lexington) que abrió sus puertas en diciembre de 1998. Su éxito condujo a la apertura en otras ciudades: Quebec, Arizona, Hollywood, Los Ángeles, San Diego, San Francisco, Washington, Florida, Miami Beach, Atlanta, Chicago, Nueva Orleáns, Boston, Minneapolis, Nueva Jersey, Nueva York (la ciudad ya cuenta con 4 hoteles W), Filadelfia, Puerto Rico, Austin, Dallas, Seattle, Ciudad de México. Santa Fe (para enero de 2015), Quintana Roo, Rivera Maya (que abrirá en julio de 2015), El Cairo (2016) , como no Marrakech (enero de 2017), en Brisbane, Australia abrirán también en 2017, en Beijing están inaugurando ahora su reluciente hotel, en Xianmen abrirán en 2019, en Guangzhou, donde me encuentro escribiendo ahora este artículo en su fabuloso y amplio The Kitchen Restaurant, en Sanya, en Hunan, en Jiangsu, en Suzhou, Shanghai, Sichuan, Chengdu, Hong Kong, Goa, Bali (of course), Jakarta (para 2017), Kuala Lumpur (Inauguración el 1 de julio de 2017), Maldivas, Seul, como no en Singapur, donde el W de Sentosa tiene una de las colecciones de arte contemporáneo asiático más divertidas y estimulantes que conozco, en Bangkok, Koh Samui, Phuket, Taipei, Santiago de Chile, Bogotá (abrirá este diciembre de 2014), Panamá (2015), Barcelona (ciudad española más puntera en diseño y arquitectura desde siempre), en San Petersburgo, la ciudad de nuestro paisano Agustín de Bethencourt, en París, Milán, Amsterdam, Londres, Suiza (en Verbier), Estambul, Dubai (enero de 2016), Tel Aviv para 2015, Amman en Jordania en abril de 2016, Qatar y Abu Dhabi, y muchos otros lugares en mente, ¿estará Tenerife entre ellos próximamente? ¿alguien se molestará en pensar que sería bueno para la isla contar con un refugio W en el que te recargas de energía y sales al mundo con una actitud vibrante, futurista y desde luego muy optimista? Ojalá así sea.