Nadie le niega un bravo a Verdi, pero anoche merecieron algo más de cariño Puccini o Wagner. En la línea de salida brilló Mussorgsky, pero fue el coro de esclavos hebreos de "Nabucco" la interpretación más aplaudida de la velada "Grandes Coros de Ópera" que se celebró en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. Jonathan Webb moldeó un concierto impecable, una cita que floreció sutilmente con los primeros compases del preludio de "Khovanschina": los cantantes se estrenaron con la marcha nupcial de "Lonhengrin" después de una hermosa apertura de la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Webb logró un equilibrio exquisito entre los músicos y los componentes de la Coral Reyes Bartlet, la Coral Universitaria de La Laguna, el Coro Carpe Diem, el Coro de la Escuela de Música y Danza Villa de La Orotava, el Coro Juvenil David Goldsmith y el Coro Polifónico Universitario de La Laguna.

El Concierto Participativo promovido por el Auditorio de Tenerife, la Fundación CajaCanarias y la Obra Social de La Caixa construyó un programa que exhibió la fuerza de Leoncavallo y los ritmos saltarines de Gioachino Rossini, pero al final vino Verdi. Los asistentes obligaron a los integrantes de la OST y de un coro gigantesco a repetir la última pieza, pero ya con el coro de gitanos de "Il trovarote" se intuía lo que iba a pasar. La furia la puso Bizet con un par de fragmentos de "Carmen", pero el ganador moral en el arranque de Ópera Temporada 2014/2015 fue el maestro Guiseppe Verdi.

El Auditorio de Tenerife degustó ayer el primer sorbo de un calendario operístico que reserva fechas claves en torno a la Gala Lírica, "La cenerentola", "La Bohême", "Hänsel y Gretel", "Aida" y "Anna Bolena".