Dice la Organización Mundial del Turismo que desarrollo turístico sostenible es "el turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas". A ello le añadimos "un desarrollo que satisfaga las necesidades de las generaciones actuales, sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras" (Fragmento del Informe Bruntdland, Nuestro Futuro Común. Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo. 1989).

Suficientemente enunciado el tema, nos encontramos de frente con la necesidad del conocimiento necesario para, no solo interpretarlo -que ya de por si es un problema grave-, sino con las dificultades añadidas para poder desarrollar toda la ingente labor que esta problemática lleva consigo.

No es de extrañar, entonces, que la intervención de la subdirectora de San Sebastián Turismo, Isabel Aguirrezabala, haya despertado cierta expectación, cuando en el primer encuentro de gestores de la Red de Destinos Turísticos Inteligente (DTI), celebrado el pasado año en Alcalá de Henares (España), donde se han reunido hasta cuarenta y cuatro representantes de dichos destinos, ha dicho que el principal reto es "no gestionar el turismo en una ciudad, sino gestionar una ciudad turística". Lo que casi es lo mismo que decir "gestionar una ciudad para el turismo".

Ahí comienza el problema. Llevamos una larga trayectoria, de muchos años, sumidos en los estudios creativos de la adaptación del mundo al movimiento turístico, el cual ya hoy alcanza cifras imprevisibles como las del pasado año, noticia de última hora de la OMT que reproducimos: "Madrid, España, 21 de enero de 2019. Las llegadas de turistas internacionales crecieron un 6% en 2018, llegando a los 1.400 millones según el último Barómetro Mundial de Turismo de la OMT. El pronóstico a largo plazo de la OMT, publicado en 2010, indicaba que se alcanzarían los 1.400 millones en 2020, pero el notable crecimiento de las llegadas internacionales en los últimos años se ha adelantado por dos años".

Con este escenario del futuro presente, desde el año 1996 emprendimos una cruzada junto a la Universidad para la Paz, UPAZ, de las Naciones Unidas, con la finalidad de encauzar el conocimiento de los profesionales turísticos actuales y futuros, sobre el entonces enigmático significado de desarrollo turístico sostenible. Con la participación de decenas de profesionales expertos en la materia, fuimos confeccionando un programa durante tres largos años, que culminó con la creación de una maestría profesional que, con el nombre de Calidad turistica-ambiental sostenible y promoción de la paz, se impartió de forma experimental en las Islas Canarias -Villa de la Orotava, Tenerife; y Telde, Gran Canaria- con un éxito total, basado, fundamentalmente, en la calidad de los profesores-facilitadores, escogidos por la excelencia de sus conocimientos y su capacidad de adaptación al modelo de enseñanza que se impuso en la labor, elaborando proyectos de muy alta calificación, que daban fe de la calidad de todos los participantes en estos trabajos ilustrativos, en los cuales sobresalieron de forma excepcional el conocimiento que se adquirió en su desarrollo y la bondad de la estrategia del modelo de la enseñanza que se impuso.

Básico y fundamental, en todo este panorama, es sin lugar a dudas el conocimiento. No se puede pretender que un buen carpintero ejecute jardines, o un ingeniero de montes haga carreteras, salvo naturalmente las clásicas y poco frecuentes excepciones.

Este es el panorama que se presenta en los organismos públicos, donde se llega por votación democrática, pero que, en la mayoría de las veces, las funciones a las cuales se accede no tienen nada que ver con sus conocimientos.

Ahí es donde se estrella el razonamiento de la distinguida Isabel Aguirrezabala, pues gestionar la función turística, ya de por sí complicada por las variables de sus contenidos, se hace ya una montaña difícil de escalar cuando tratamos de "desarrollo turístico sostenible", ya hoy no tan enigmático como en el pasado, pero aún en embrión para la mayoría de quienes han tenido la obligación de estudiar el tema a fondo y capacitarse sobre el mismo para poder obtener en su función los resultados que todo la humanidad espera de su gestión.

Hay que entender de forma muy clara lo que dice la OMT. "Las directrices para el desarrollo sostenible del turismo y las prácticas de gestión sostenible se aplican a todas las formas de turismo en todos los tipos de destinos, incluidos el turismo de masas y los diversos segmentos turísticos. Los principios de sostenibilidad se refieren a los aspectos medioambiental, económico y sociocultural del desarrollo turístico, habiéndose de establecer un equilibrio adecuado entre esas tres dimensiones para garantizar su sostenibilidad a largo plazo".

El arrollador avance del movimiento del turismo es una plataforma de millones de personas que buscan satisfacer sus expectativas, encontrando las señas de identidad de los pueblos, destacando su amabilidad, su limpieza, trato afable, cordialidad -todas esas palabras que quieren significar lo mismo-, todo ello rodeado de un ambiente donde la cultura de paz sobresalga de la mejor manera, para la cual es necesaria una actividad educativa que, como dice la "calidad total", tiene que ser con "el mejoramiento continuo", algo que tenemos que tener siempre presente si queremos triunfar en nuestras aspiraciones personales, empresariales, sociales e incluso familiares.

Servir es mi vocación.

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO)