Muy bien recibida la noticia de EL DÍA de la cesión del Palacio de Carta desde el Gobierno de Canarias a la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, con lo que ya podremos los ciudadanos acceder a un inmueble de estilo barroco muy unido desde hace tres siglos a la historia de nuestra ciudad y testigo de acontecimientos memorables. Será centro de información turística y futura sede del Museo de Historia de la capital tinerfeña, siendo el arquitecto Carlos Pallés el encargado de redactar el plan director de restauración y rehabilitación. Construido por el francés Francisco de la Pierre en 1752 a instancias del primer alcalde de Santa Cruz electo por los vecinos, Matías Bernardo Rodríguez Carta, ha tenido los más variados destinos, desde fiestas de Carnaval hasta sede de Capitanía General de Canarias y residencia de diecinueve capitanes generales y Gobierno Civil, siendo adquirido en 1945 por el Banco Español de Crédito, hasta que en 2007 lo compró el Gobierno de Canarias.

También fue testigo de un acontecimiento desgraciado al inicio de la sublevación del Ejército contra el Gobierno de la II República, cual es el recuerdo de la primera víctima del 18 de julio de 1936, el cabo de la Guardia de Asalto Francisco Muñoz, siendo la segunda el joven lagunero Santiago Cuadrado, a quien se concediera la Medalla de Bronce de la Ciudad, creada expresamente para honrar a los paisanos que apoyaron el golpe de Estado, mientras se ignoró a Francisco Muñoz.

Tomás Quintero, en su libro "La Guerra Fratricida", relata que amanecía en Santa Cruz de Tenerife el 18 de julio de 1936 cuando tropas al mando del comandante Alfonso Moreno asediaron el Gobierno Civil, ubicado en el Palacio de Carta en la entonces Plaza de la República. El teniente de Infantería Alfonso González Campos, responsable de la Guardia de Asalto, acudió por la tarde con una sección de guardias a proteger el Gobierno Civil, cerrando la entrada de la calle Fermín Galán, hoy calle Castillo, produciéndose un fuego cruzado entre los soldados sublevados y los guardias de asalto, instante en que "se asomó al balcón el gobernador civil Vázquez Moro, quien se limitó a hacer con el brazo un amplio gesto para que el público se dispersara, sin pronunciar una sola palabra, pues en ese momento los soldados hicieron una descarga hacia el balcón, lo que obligó al gobernador a retirarse del mismo". Como resultado de este tiroteo murieron Francisco Muñoz Serrano, cabo del Cuerpo de Seguridad y Asalto Republicano, y Santiago Cuadrado Suárez, soldado voluntario procedente de la Juventud Católica de La Laguna. A este se le dedicó una calle el 16 de septiembre de 1936, eliminando del callejero a José Nakens, ácrata periodista republicano. Pasaron más de sesenta años hasta que el 22 de noviembre de 1996 el Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife acordó dedicar una calle al cabo Muñoz Serrano de acuerdo con la moción que defendí como portavoz del Grupo Socialista.

El periódico La Prensa de 23 de julio de 1936, en portada, bajo el titular a toda columna "De los últimos acontecimientos desarrollados en Tenerife y Las Palmas", publicó un "Resumen de Noticias" en el cual puede leerse: "Por ser el desarrollo de los acontecimientos sobradamente conocido del público, ya que a diario se ha radiado su referencia oficial por la emisora Radio Club Tenerife, nos limitaremos a recoger una breve síntesis de ellos, cubriendo así el blanco formado por nuestra incomunicación con el público... El mismo sábado por la tarde se produjo una sangrienta colisión en la Plaza de la República entre un grupo de guardias de Asalto y los soldados que se apoderaron del Gobierno Civil. Consecuencia del tiroteo resultó muerto el soldado de Infantería don Santiago Cuadrado Suárez, hijo del comandante de la Guardia Civil, señor Cuadrado. También resultó muerto el cabo del cuerpo de Asalto, Antonio Serrano, que durante algún tiempo prestó sus servicios como guardia de Seguridad...". Ambos fueron trasladados a la Casa de Socorro con heridas mortales, dándose parte al Juzgado Militar, llamando la atención la estricta censura que no permitió la salida del periódico durante cuatro días, suprimiendo el parte médico el tratamiento de "don" al cabo Muñoz e ignorando su nombre verdadero. Una historia desgraciada que todavía hoy, tras ochenta años, conmueve a la ciudadanía tinerfeña.

@JVGBethencourt

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