Durante los últimos años, hemos podido comprobar y padecer cómo la alta política, justificada en una crisis galopante y de gran calado, ha abordado algunos aspectos del sector eléctrico y de la norma jurídica con un fuerte olor a intereses. Se ha perdido la gran oportunidad de lograr verdaderas reformas, con visión de futuro y altura de miras.

El actual Gobierno, ahora en funciones, continuando con la visión de la última etapa del Miguel Sebastián al frente del Ministerio de Industria, logró descafeinar, incluso hundir, todo un importante y fundamental sector industrial, la renovable, en este país.

Ahora leemos con indignación como la sociedad y nuestros políticos se plantean cómo volver a la senda de la recuperación económica y lamentablemente no tenemos un importantísimo sector. ¿Cómo recuperar la inversión en renovables? nos preguntamos todos, incluyendo a las grandes eléctricas, ya ofreciendo servicios renovables a los ciudadanos.

Para abordar esta pregunta hay que levantar las alfombras, abrir las ventanas y volver a cuestionarnos todo lo que se ha hecho. El Gobierno vende como un gran éxito el nuevo superávit que refleja la liquidación catorce del 2015. A priori, y si fuera un mero lector de titulares y algunos periódicos no especializados, podría comprar el argumento. No hay cabeza bien amueblada que no quiera vivir con las cuentas claras y saneadas.

Pero, posiblemente, uno de los éxitos económicos más importantes de los últimos años en este país, la renovable, ha quedado dilapidado de forma dramática e incomprensible. Pasemos a explicarnos, y primero hagamos un poco de historia.

Fue el Gobierno de Aznar el que, con buen criterio, introduce las primeras normas a favor de introducir la renovable en España, y también fue ese mismo Gobierno quien idea un sistema para titulizar déficit, y con ello abre la puerta a no tener que ajustar la tarifa al consumidor y adecuar costes e ingresos. Ya incluso, antes de empezar a desarrollar fuertemente la energía solar, año 2008, había un importante déficit, 10.000 millones aproximadamente.

El Gobierno de Zapatero pudo hacer la tarea mucho mejor, eso es indudablemente un hecho. Todos recordamos las correcciones de errores en el boletín oficial, recordamos algunas señales que no se ajustaron a la propia evolución madurativa de los costes de inversión de cada tecnología. Y al final, se marcó un objetivo que fue superado con creces, por lo tanto también hubo mala planificación. Fue este Gobierno quien afronta el primer hachazo anti renovable, en este caso a la energía solar y con compensación a futuro y por lo tanto aplicando retroactividad impropia.

Fue muy duro descubrir que el Boletín Oficial del Estado, firmado por el rey, era papel mojado y ya por entonces las empresas intentaron refugiarse en los tribunales buscando comprensión y justicia.

Pero, siempre las cosas pueden empeorar. Y con la llegada del Gobierno del Partido Popular, llega el hachazo de muerte. Sin interlocución ni negociación con el sector, toman partido y responsabilizan a la renovable de todos los males del sector eléctrico. Muestran una visión de futuro escasa y cierran las orejas con tapones de última generación, para continuar con un único objetivo, reducir el déficit de tarifa a costa de la renovable.

Olvidan el exceso de retribución del cliente interrumpible, pagan un dineral por los pagos por capacidad, pagan carísimo las subastas del Cesur, no abordan de inmediato la reducción de los costes extra peninsulares, sin duda parte importante de la solución, tampoco reforman el mercado marginalista y oligopolístico, en donde las tecnologías maduras, nuclear e hidráulica cobran más del 200% de su coste. Y eso sí, todo lo que olía a verde, había que destruirlo, era caro. Algunos de estos puntos negros se han reformado y mejorado, en algunos casos de manera insuficiente.

Las primas a las renovables son un invento del gobierno americano de Jimmy Carter. Y buscan lograr la competencia y el mínimo tamaño y madurez de nuevas tecnologías, que por su incipiente nacimiento no pueden competir con otras más maduras y bien implantadas. Recuerdo esto, porque interesadamente algunos hablaron hasta la saciedad de subvenciones disparatadas, cuando la realidad fue que el promotor hacía una inversión y se le pagaba una tarifa con sobreprecio a 25 años. Y claro, pasaron unos pocos años, cuatro, y se cambiaron las reglas de juego y con retroactividad.

El sector si hizo su tarea, si logró reducir sus costes, nada menos que un 85% en muy pocos años, cinco. Ya no nos acordamos pero la renovable en España llego a pesar casi el 1% del PIB.

Llego la rentabilidad razonable, rdl 9, y miles de folios de normas nuevas, incluyendo el RD900 de autoconsumo, y se empantano todo. La retroactividad se convirtió en propia. Se derogó toda norma anterior y de nuevo se hizo sin escuchar al sector.

Todo esto ha terminado en el mayor desprestigio, incluso internacional, jamás vivido en España. Veintisiete demandas de arbitraje por incumplimiento del tratado de la energía. Infinidad de recursos en los tribunales nacionales y europeos. ¿Y cuanto le cuesta a España todo esto? La realidad, es que debajo de la excusa del déficit, había otro interés encubierto acabar con la renovable, se instaló la idea de que la renovable no podía competir, era cara y encima era intermitente y además para más inri, todo un secretario de estado declarando a toda voz en los medios que los auto consumidores eran "depredadores"

El sector se movía con rapidez en todos los continentes, y demostraba que no tenía competencia, si he dicho bien, competitivo por precio y sin competencia. Y si además le añadimos las externalidades positivas que aporta a cualquier economía, no hay color, sin duda es imbatible. Incluso con el barril de petróleo por los suelos.

Pero, la pelea continúa, y pronostico un nuevo "corte de cabeza", ya Rajoy eliminó a su primo, aquel que atesoraba el "conocimiento" sobre el cambio climático..., en breve le tocará el turno a su otro "primo", el que le asesora en materia de energía renovable, y entre otras cosas le hizo hacer el ridículo en el debate a dos, en la anterior campaña política.

No es verdad la descripción de la enfermedad que ha defendido este gobierno, no son la única verdad tampoco las curas propuestas.

Como tampoco es verdad que un ciudadano que tiene cinco, o diez naranjeros en su jardín es un agricultor, el ciudadano que instala autoconsumo, cinco o diez placas en su tejado no es un productor de energía. Es un ahorrador.

Se imaginan, a este último teniendo que darse de alta en el ministerio, pagando sobreprecios para pagar las redes de distribución de las naranjas, o pagando impuestos por tener una despensa con naranjas en casa, almacenamiento (con baterías). No señor, no existe el prosumidor, palabra que viene de la unión de productor y consumidor, solo existe el ahorrador que quiere contribuir, a que las cosas mejoren y desde luego a reducir sus gastos apostando por una tecnología responsable con el medio ambiente.

Durante las campañas estamos viendo acuerdos entre distintos partidos, en donde la renovable aparece adecuadamente tratada. ¿Se cumplirán estos acuerdos de investidura? ¿Llegó el cambio de visión a algunos responsables del Gobierno del Partido Popular?

El nuevo Gobierno tiene que sentarse con el sector renovable, escuchar y negociar. Y esto, para que organizadamente se devuelva la seguridad jurídica y la cordura a nuestro país. Y por lo tanto, debe abandonar el camino fácil de estirar las normas hasta su conveniencia, ya que si continúa esta senda, estoy seguro, de que no resistirán los principios fundamentales y democráticos pactados por Todos, e incluso darán alas a los populismos.

Esta es la nueva oportunidad que se presenta. A quien le toque... ¿sabrá aprovecharla?