El cronista ha vivido una de las jornadas más extrañas de su ya larga carrera profesional. Todo empezó desde el mismo comienzo del viaje a Londres ( terrible viaje en un vuelo de línea low cost) para cubrir una jornada de la World Travel Market, al decir de los expertos la feria de turismo más importante de cuantas se celebran a lo largo y ancho de Europa. En esta WTM, como también es conocida por empresarios y operadores de turismo, se instala un stand de las Islas Canarias mostrando todo tipo de excelencias de nuestro Archipiélago. Ahí, en el recinto Excel de Londres, me encuentro con políticos, hoteleros, periodistas, ejecutivos y cargos públicos de todas las islas.

Y gran cantidad de personajes de la farándula, el cine, la televisión y del mundo del espectáculo venidos de todo el mundo.

Por ejemplo, veo a John Wayne, Búfalo Bill y al indio Jerónimo en el escenario con sus vestimentas cinematográficas que, dirigiéndose a los presentes, dijo: "Podemos organizar un encuentro de indios y vaqueros en sus ciudades y hoteles, que en América gusta mucho". ¡Jau!, apostilló el sioux blandiendo el hacha de guerra y fumando en pipa (supongo que la de la paz). E hicieron una demostración muy de cine.

"Te has quedado ojiplático, presumo", me dijo Forges, que no para de hacer viñetas humorísticas en su ordenador para enviar a quince periódicos y a veinticinco revistas.

Ahora veo a Sean Connery, vestido con falda escocesa. ( Muchas señoras se acercaron al borde del escenario para, posiblemente, comprobar qué había debajo de la indumentaria; pero a juzgar por su cara... nada de nada).

El agente especial dice: "Estoy al servicio de su majestad (y en ese momento todos los presentes británicos gritaron: ¡ God save a the Queen!) y podemos escenificar para los turistas tanto Goldfinger como el Doctor No".

Y disparó al aire, con tan mala fortuna, que dio a una de las lámparas que colgaban en el recinto. Ahora hay cierta oscuridad, vamos, a media luz .

"Cierto, A media luz, uno de mis grandes éxitos mundiales, che", dijo Carlos Gardel.

El rey del tango vino expresamente desde Buenos Aires contratado por Es-peranza Aguirre. En la feria representará su obra "Cambalache" para promocionar la capital de España.

-Seguro que lo contrató Soria, al 007, para ahorrar energía eléctrica, comentó Paulino Rivero, ¡jajaja!

-Ya estamos. ¿pero qué dices, pequeño saltamontes?- replicó el ministro.

-Nada, Bigote Arrocet,

Y se oyó a María Teresa Campos, la de "Qué tiempo tan feliz", de Telecinco, gritando desde una esquina:

-Oye, Paulino, a mi novio ni me lo toques. ¿O estás celoso porque nos vamos los fines de semana a Gran Canaria?

-No, señora. Es que me crispa el mostacho de este tío... que se lo deja para parecerse a Aznar.

Y entran en escena, ofreciendo su espectáculo a touroperadores y hosteleros. Gaby, Fofó y Miliki, los payasos de la tele, cantando:

-¡ Hola don Rivero! ¡ Hola don Sorié! ¿Qué hacen aquí ustedes, aquí, en London, eh?

Y a ambos, a ministro y presidente, la cosa les hizo gracia y, ante el asombro de todos, especialmente de los canarios que estábamos presentes, se cogieron del brazo y al más puro baile ruso kasachok, se pusieron a cantar y a danzar, en réplica a los payasos:

-¡Aquí donde estamos,

aquí donde nos ven,

cogidos de la mano

los dos tan chipén !

Aplausos nutridos del público, que empezó a gritar: ¡Que se besen, que se besen!

Ambos cogieron su copa de champán para...

- ¡No, coño, que es vino blanco del sur de Tenerife!, me dice José Joaquín Bethencourt.

...Sigo, pues levantan su copa de vino blanco de las cumbres de Abona y mirándose a los ojos...

-No, joder, mirándose no, ¡viéndose! (me grita don Camilo José Cela).

-¿Y que diferencia hay, don Camilo?

-Pues la misma que hay entre dormido y durmiendo, joder. ¿O ya no se acuerda de lo que le expliqué al presidente del Senado en su día? Por cierto, muy buenos ratos me pasé allí con su ilustre paisano el sabio don Antonio González cuando los dos fuimos nombrados senadores reales.

-Sí, sí, me acuerdo, ilustre Nobel.

Y tras este inesperado paréntesis, el cronista ve cómo en el momento de hacer el brindis, fue tanto el entusiasmo y el ímpetu de Soria y Rivero que las copas se rompieron.

¡Mira que les he dicho que el protocolo dice que las copas no se chocan, que eso es vulgar, una horterada. Que se ponen a la altura de los ojos, se brinda con buenos deseos y se lleva a la boca! ¡Que no aprenden, no aprenden!

(Chiquito cabreo tenían los expertos Martínez Fresno y Manolo Pío).

En fin, que además de esto, causó admiración el stand de Canarias, los productos de las islas que se repartieron y las promociones turísticas que se presentaron.

Bravo de Laguna, presidente del Cabildo de Gran Canaria, en un momento protestó, airadamente, porque se repartieron quince folletos más de Santa Cruz que de Las Palmas. Nada nuevo.

Cierro la crónica diciendo que el momento culminante de la velada fue cuando ocurrió lo siguiente:

-¡Hola, Horacio!

-¡ Hola, Antonio!

-Recibí tu carta, que venías a la feria, y aquí estoy para recibirte, amigo Gutiérrez. Con un brazo menos, eso sí, pues me lo "comió" tu tigre (je,je,je) pero muy agradecido por tu trato, como bien sabes.

-Almirante, amigo Nelson, hemos sido adversarios en la guerra pero amigos en la paz. ¡Hombre, ese barrilito lo conozco!

-Sí, es el que me enviaste con vino a mi nao y que te devuelvo con whisky escocés, gran reserva.

El cronista y los presentes no pueden aguantar la emoción al ver a estos dos héroes fundiéndose en un fuerte y largo abrazo. Lady Hamilton, elegante y bellísima, se secaba las lágrimas con un pañuelo bordado con los colores de la bandera inglesa.

En fin, señores, como les dije al principio, una estancia en Londres con motivo de la WTM, que será difícil olvidar.

Otro día les cuento lo que comentaban mis colegas de los medios informativos de toda Europa de las imágenes que llegaban de la playa de Maspalomas. Otro día.