Lo que está haciendo con Canarias el Gobierno de España es una infamia política. El trato que están recibiendo estas Islas no es propio de un país civilizado y mucho menos de una nación que pretende ser europea. Bélgica, que tiene nuevo monarca, Portugal, Inglaterra -que estudia concederle la libertad a Escocia- han sabido darle un trato justo a sus colonias, pero España sigue esquilmando a nuestro Archipiélago seis siglos después de que se produjese una conquista violenta y genocida. os gobernantes españoles se han propuesto acabar con lo que queda de esta colonia y lo están consiguiendo. Nos están asfixiando con impuestos abusivos.

a situación de Francia es muy distinta a la de España porque ese país está en manos de un político llamado Hollande, que está al tanto de lo que se cuece en Europa y en el mundo. Hollande ha manifestado que la crisis ya ha pasado en la eurozona. a crisis que seguimos padeciendo en Canarias está provocada por el colonialismo español y por Rivero y su incompetente Gobierno. Con independencia y sin Paulino Rivero al frente del Ejecutivo regional -ni en ningún otro cargo-, estas Islas no tendrían casi 400.000 desempleados ni miles de niños a los que hay que alimentar en las escuelas porque sus padres no tienen con qué ponerles un plato de comida sobre la mesa. Todo lo contrario: sin la esclavitud colonial y libres igualmente de la tiranía política de Rivero y sus compinches, Canarias sería uno de los países más ricos del mundo. Esta es una verdad como un templo aunque muchos canarios siguen sin creérsela porque los españoles los han narcotizado. Durante siglos le han hecho creer a este pueblo, de naturaleza laboriosa y emprendedora -como lo ha demostrado allí donde han tenido que emigrar sus hijos-, que no podría vivir sin la tutela de España. Mentira cochina.

Apelamos a la comprensión de los políticos españoles para que tengan un gesto con esta tierra. Una decisión generosa que, además, los redimiría en parte del atroz crimen cometido por sus antepasados. Una actitud que no puede ser otra que iniciar desde Madrid el proceso para la descolonización de Canarias, como lo hizo en su momento Portugal con Angola, Mozambique y Cabo Verde. Si los caboverdianos son nacionales de su propio país, ¿por qué no podemos serlo los canarios? ¿Por qué tenemos que seguir siendo españoles bastardos o europeos ultraperiféricos? Nos duele que algunos compatriotas, incomprensiblemente, se sigan considerando españoles y europeos, cuando la realidad, no nos cansamos de repetirlo, es que no son ni lo uno, ni lo otro. Somos canarios; somos naturales de un archipiélago costero africano y, por lo tanto, africanos, pese a que tengamos una lengua y una cultura europeas.

Seiscientos años de esclavitud colonial y de robo de la Hacienda española son suficientes. Ya está bien de tanto castigo. Nuestra aspiración, y por eso nos persiguen y nos critican, y hasta nos sientan en el banquillo los déspotas políticos, es que los canarios sean libres para que puedan vivir con su propia identidad y con dignidad, porque es indigno que se diga que somos españoles. Deseamos mantener relaciones políticas y comerciales con España y con Europa, pero en igualdad de condiciones. Relaciones entre naciones libres, no entre el amo de la finca y el criado que ha de hincarse a sus pies, como sucede actualmente. Y encima contemplando impasibles cómo la Hacienda peninsular barre con todo. Para más inri, lo que no se llevan los invasores lo dilapida el Gobierno de Rivero, necio político allá donde los haya, en subvencionar a medios de comunicación que le son afines; en concreto, a dos periódicos. Mientras tanto, su Gobierno perjudica seriamente a E DÍA porque la consigna de este gangochero de la política es acabar con José Rodríguez sea como sea.

Si todos los europeos, en general personas cultas, saben donde está Canarias, ¿por qué siguen calificando a los canarios como europeos ultraperiféricos? ¿Ultraperiféricos de qué? ¿Es que no somos criaturas de Dios como los demás seres que viven en este mundo? No entendemos cómo en pleno siglo XXI hemos de seguir sometidos al capricho de los europeos y los españoles. ¿Es que no somos mayores de edad para depender de nosotros mismos? ¿Por qué nuestras riquezas, que son muchas, no se quedan en Canarias?

Confiamos más en un gesto de Mariano Rajoy que en una iniciativa de Coalición Canaria, ya que este partido ha demostrado estar en manos de falsos nacionalistas. El más falso de todos es Paulino Rivero; un traidor político a su pueblo, porque es propio de felones presentarse a las elecciones alardeando de unas ideas para pisotearlas apenas conseguidos los votos. Si quienes están llamados a luchar, pacíficamente, por que Canarias sea una nación soberana no lo hacen, ¿quién lo va a hacer? o más triste es que Rivero y sus compinches no solo hacen dejación de sus obligaciones como nacionalistas; también persiguen a E DÍA por abanderar la consecución de esa libertad a la que renuncian ellos porque prefieren ser colonos dominados, negritos con la piel blanca, que hombres y mujeres libres orgullosos, como decíamos antes, de su identidad canaria.

España es un país moralmente decadente. Una decadencia que nos traspasa a Canarias mediante las cadenas coloniales. Ayer publicamos en nuestra sección de Cartas al Director dos textos muy buenos sobre este asunto. En uno de ellos, titulado "Hipocresía", su autor señala que "parece que no hay más problema en España que el llamado caso Bárcenas. Qué hipocresía y qué valerse de todo para intentar quitarse de en medio al enemigo político. Yo, ciudadano de a pie, soy espectador de esta astracanada política, queda por nuevo y por extraordinariamente maligno una simple escena de este bodrio escenificado a diario por políticos y sindicatos. Que los partidos y sindicatos se financian con todos los medios que tienen a su alcance es el pan nuestro de cada día. Todos sabemos que reciben dinero de los bancos, de las cajas de ahorros, de los empresarios, de particulares, y esa forma de hacer era tolerada por los ciudadanos. o que nunca toleran es que roben el dinero de los presupuestos, aquel proveniente de los impuestos, como es el caso de los ERES de Andalucía. ¿A qué viene ahora el rasgarse las vestiduras por una cuenta más de este rosario que a diario desgranan sin el menor de los escrúpulos?".

Otro lector, cuya carta igualmente fue publicada ayer con el título "Un mal chiste", señala que "parece que aquellos que nacieron en dictadura (y que son los que, en su mayoría, ocupan ahora los cargos de peso en España) todavía no se han hecho a la democracia. Esa enorme meretriz de errantes que acoge los despojos de una sociedad que, aparentemente, busca conseguir un cargo público para poder desarrollar plenamente su egolatría. Me pregunto a menudo cuántos de ellos estarían donde están si sus puestos no fueran tan lucrativos".

Esto último lo encontramos aplicable al cien por cien a Paulino Rivero. ¿Qué sería de este hombre si no tuviese un cargo público? ¿Qué será de él, de parientes y de sus amigos cuando tenga que dejar la presidencia regional y exiliarse, porque en Canarias no lo quiere nadie? ¿No es mejor reconocer los errores, dimitir y marcharse que esperar a que lo echen a patadas? ¿No es mejor para los gobernantes españoles ser ellos mismos los que tomen la idea de descolonizar Canarias antes de que se lo impongan los organismos internacionales?