1.- El Gobierno de Zapatero, en su obsesión por remover la mierda de la guerra civil y los viejos tiempos del franquismo, quiere retirar el cadáver del general Franco del Valle de los Caídos. Pretende trasladarlo al cementerio de El Pardo, donde se hallan los restos de su viuda, Carmen Polo. Zapatero parece que no se quiere ir sin hacer la última. Su desprecio por la historia de España no tiene parangón. No se da cuenta de que su amigo el Rey recibió el poder de las manos de Franco. Y de que el cauce constitucional por el que teóricamente se mueve España -no olvido las "voladas" del TC, de ahí el "teóricamente"- tuvo su origen en la sucesión que diseñó Franco, colocando a Juan Carlos I en el trono. El pasado, aunque no nos guste -a mí tampoco me gustaba Franco, ni la madre que lo parió-, no se puede alterar con decisiones esperpénticas. Estar a estas alturas desenterrando muertos es una frivolidad y una torpeza porque remueve odios y abre heridas innecesarias; y más cuando los españoles habían superado aquella etapa de violento jaleo. ¿Qué quieren, que regresen esos odios? Los sociatas son muy aficionados a eso de exhumar cadáveres exquisitos, como el del general, que reposa en Cuelgamuros. Parece que también quieren dinamitar esta basílica, donde hay unas extraordinarias obras de Juan de Ávalos. Y donde descansan los restos de mi tío Andrés, que luchó en el bando vencedor y murió con 16 años.

2.- Parece propio de toletes desenterrar un pasado que no nos gusta. Zapatero, desde su acceso al poder, ha tenido la obsesión de vengar a un abuelo suyo, que creo que murió fusilado por los nacionales. Que descanse en paz, pero que el abuelo de este político nefasto para el país no condicione la historia de España, ni la altere; ni que su muerte injusta, desgraciada y triste sea capaz de resucitar aquella mala hora. Mi tío murió víctima de una bomba republicana mientras hacía cola para servirse el rancho. Y mi familia jamás pidió cambiar de cementerio a ningún republicano. Yo soy republicano y creo que la mejor forma de Gobierno es la República. Pero una república sin cadáveres viejos danzando por las cunetas.

3.- Sacar a Franco de Cuelgamuros es herir muchos sentimientos y resucitar viejos odios. Parece obsesión enfermiza de Zapatero hacerlo. Franco está muerto y bien muerto; déjenlo en paz. Fue enterrado y con él se enterró también una etapa que ojalá no se reproduzca, porque a nadie en sus cabales le gustan las dictaduras, las condenas a muerte y los regímenes por la fuerza. Pero dejen su cadáver tranquilo, por Dios.