ESTAMOS en época de crisis que no remitirá a corto plazo. Una crisis agudizada en Canarias por su condición de territorio colonial. Decimos que no remitirá en los próximos meses porque es imposible cualquier recuperación mientras Rodríguez Zapatero sea presidente del Gobierno de España; mientras ese nefasto político no desaparezca del panorama público. Tanto él, como quienes forman sus equipos en Madrid y en las autonomías. Secuaces políticos que chupan tanto del presupuesto nacional como de los regionales o, en el caso de Canarias, del saqueo colonial.

Sin embargo, hoy queremos dejar a un lado al insufrible Zapatero para centrarnos en algunos políticos que tenemos cerca. ¿Qué han hecho en el pasado para defender a Tenerife los socialistas elegidos por esta Isla? Que nos concreten hechos concretos. Lo mismo podemos decir de los populares en el pasado y en la actualidad. ¿Y los nacionalistas? ¿Qué han hecho los nacionalistas por Tenerife, e inclusive por Canarias? Lo único que han sabido hacer es pasearse por el Congreso de los Diputados y por el Senado como lo hacían los procuradores saharauis en las Cortes del general Franco. Citando nombres concretos, ¿qué han hecho en beneficio de Tenerife desde sus escaños madrileños la congresista Ana Oramas o el también congresista José Luis Perestelo? Y si miramos un poco hacia atrás, aunque sin salirnos de la historia reciente, ¿qué hizo en su día el senador Miguel Ángel Barbuzano, lamentablemente fallecido? ¿Qué han hecho, insistimos, los socialistas desde las Cortes en beneficio de Tenerife? Nada de nada de nada. Lo mismo cabe decir de los populares. Y el actual senador Alfredo Belda, al que nunca nombramos porque no cuenta para nada, ¿qué ha hecho? ¿Qué ha hecho don José Segura en Madrid? Nada de nada de nada.

Tal vez los diputados y senadores elegidos por Las Palmas sí han conseguido para su isla muchísimo porque han sido más respetados por la nación que nos oprime. Será porque Las Palmas se rindió al invasor más rápidamente. Recordamos al canario atemorizado, tibio o cobardón que fueron cien años de lucha de los guanches contra los invasores para no permitir la entrada de los españoles en estas tierras tan alejadas de ese país remoto llamado España.

Nos vamos ahora al Parlamento regional. ¿Qué han hecho los diputados Santiago Pérez y Juan Carlos Alemán? Nada de nada de nada. Y ahora al señor Alemán lo quieren enchufar en la Audiencia de Cuentas para seguir pagándole un sueldo con el dinero que se les quita a los que padecen hambre. Si se consuma este nombramiento políticamente tan indigno, puede haber un estallido de violencia en las calles. No deseamos los desórdenes públicos -es más, los repudiamos-, pero el enfado de la ciudadanía está llegando silenciiosamente a cotas muy peligrosas.

¿Qué ha hecho y para qué sirve Castro Cordobez? Lo mismo podemos decir de la socialista canariona Francisca Luengo y de la diputada tinerfeña Cristina Tavío, quien llegó a decir que considera la subida de sueldos una necesaria medida impopular. No han hecho nada y, sin embargo, los tenemos que aguantar hasta ver qué dicen los ciudadanos en las próximas elecciones. ¿Qué ha hecho, salvo barrer para Las Palmas, la señora Julios? Todas sus actuaciones van en beneficio de una isla aunque el Parlamento es regional; es decir, está llamado a ocuparse de todas las islas. Al igual que los demás, la señora Julios no ha hecho nada de nada de nada. Es decir, estamos dentro de una descarada corrupción política, porque los políticos se protegen unos a otros mientras viven a costa del pueblo. Y todavía pretenden que los reelijamos en mayo.

Aprovechamos también este comentario para hablar de la alcaldía de Santa Cruz. No vamos a pronunciarnos por ninguno de los candidatos, pues a todos los respetamos. No obstante, nos cuestionamos quién será el mejor. ¿Quién será el que se aproxime a alcaldes como Álvaro Acuña Dorta, Heliodoro Rodríguez, Javier de Loño, Belisario Guimerá, Martínez Viera y -la cúspide de todos ellos- Santiago García Sanabria? ¿Serán los aspirantes atrevidos a querer gobernar una gran ciudad? ¿Tendrán conciencia de quiénes son y el puesto al que aspiran? Una alcaldía es un cargo muy serio. No sólo un cargo importante para el político que lo ostenta, sino algo más porque no se es alcalde para presumir sino para trabajar por los ciudadanos.

Lo repetimos claramente: Juan Carlos Alemán ni es apto, ni se merece el empleo que el Parlamento, en una indignidad política, le ha regalado.