ESTE era un cabo que se ponía verde cada vez que se mandaba un puchero, hasta que descubrieron que lo que se ponía era morado.

El archipiélago de Cabo Verde está compuesto por diez islas grandes y cinco chicas, extendidas en un arco o islas de Barlovento que incluye Santo Antão, São Vicente, Santa Luzia, São Nicolau, Sal y Boa Vista, con una flecha delante, o las de Sotavento, que incluiría a las Maio, Santiago, Fogo y Brava.

Casi que en realidad son dos archipiélagos en uno, bien definidos. Su aeropuerto internacional, llamado Amilcar Cabral -un fundador e ideólogo de la independencia- está en la isla de Sal, de solo 216 km, más chiquita que El Hierro, porque quizás es la más centrada en cercanía con las demás. La isla más extensa es la de Santiago, con 991 kilómetros cuadrados, su capital es Praia, y después la de Santo Antao, con 779, que serían la cuarta y la sexta en tamaño si estuvieran en Canarias (Tenerife, 2.034,38 km2; Fuerteventura, 1.659 km2; Gran Canaria, 1.560,1 km2; Lanzarote 845,94 km2; La Palma, 708,32 km2; La Gomera, 369,76 km2; El Hierro, 268,71 km2. Resulta que me doy cuenta de que Tenerife es la segunda isla más grande de África, después de Madagascar. Bioko tiene 2.017 km2).

Son también territorios muy escarpados y volcánicos. En Fogo existe hoy un volcán activo, lo que pasa es que tienen un clima mucho más seco y caluroso que el nuestro, con una media de temperatura de 20/25 °C. En los meses de enero y febrero este archipiélago sufre la influencia de intensas tempestades procedentes del Sáhara.

Estaban deshabitadas cuando llegaron los portugueses y se convirtieron en una base importante del comercio de esclavos. Ahora se acercan a los 500.000 habitantes con una posición sin explotar y, como la nuestra, muy apta para el comercio. El país sufre la falta de recursos y su economía se ve perjudicada por las abundantes inundaciones y sequías que ha padecido en los últimos tiempos. Actualmente, Cabo Verde enfrenta problemas ecológicos como la erosión y la desaparición de varias especies de aves, peces y reptiles, ocasionada por el exceso de pastoreo, cultivos y pesca. Desde hace más de 30 años, las islas sufren una gran sequía.

La agricultura sólo es viable en cuatro islas durante todo el año. La mayor parte del PIB proviene del sector servicios, especialmente el turismo. También de la industria. Hay muchos caboverdianos repartidos por todo el mundo que con sus remesas de divisas ayudan a mejorar la economía del país.

Con una estabilidad y cultura de fusión (el 76,6% de su población está alfabetizada; la esperanza de vida es de 71 años), representan la posibilidad inmediata de alargamiento y conjunción de intereses para realizar justamente un comercio beneficioso para todas las partes de la costa occidental de África, con Brasil y todos los países de Sudamérica, Centroamérica y Norteamérica.

Hay un Plan de Unión de la Macaronesia -el nombre había que digerirlo-. La visita en estos días pasados del presidente canario, D. Paulino Rivero, con el principal objetivo de debatir los mecanismos que conducirían a la primera integración de archipiélagos macaronésicos de la historia, ayuda a pensar en que las islas Azores, las islas de Madeira, las Islas Canarias y las de Cabo Verde se pueden convertir en un proyecto interesante tanto para nosotros mismos como para Europa, América y, sobre todo, para la integración paulatina de África.

El equipo de Rivero ha reconocido que le seduce la idea, impulsada precisamente por los máximos dirigentes del Estado africano como mecanismo de desarrollo de la región y como camino para acercarse todavía más a la Unión Europea. La comisionada de Acción Exterior del Ejecutivo autónomo, Dña. Elsa Casas, que acompaña a Rivero en la visita oficial, admitió que ése será uno de los puntos más importantes de los diferentes encuentros.

El propio comunicado del Gobierno sobre la visita oficial de Rivero constata el interés, que también comparten Azores y Madeira. Entre los asuntos de la agenda de trabajo figuran la inclinación de Canarias para profundizar en la consolidación y concreción de la asociación especial que mantiene Cabo Verde con la Unión Europea, así como de la iniciativa de la Gran Vecindad. De la misma manera, se estudia la posibilidad de crear una organización macaronésica que pueda estar integrada en las políticas de intercambio europeas.