NOSOTROS tenemos un enorme patrimonio: nuestro suave clima, un poco perjudicado por las últimas tormentas, o la generosa y magnífica naturaleza que nos rodea han posibilitado desde hace muchos años la existencia de un destino turístico de primer orden mundial. La situación estratégica de enlace físico entre el norte industrializado y el sur emergente nos convierten, incrustados entre tres continentes y con números en la mesa, en un excelente candidato a albergar unas plataformas de fabricación ligera e intercambio logístico también inigualables. Es cierto que los canales (Panamá y Suez) restaron posibilidades, pero queda aún mucho que cubrir. Cada vez más. Es cierto que el único oro con el que contamos es La Orotava, pero hasta en el plano de los recursos minerales, con mucha piedra cara por explotar, podemos manejar las fundadas expectativas de la existencia de bolsas ya sondeadas o detectadas de hidrocarburos. La agricultura y ganadería sobreviven penosamente en un 10% de sus posibilidades y la pesca no alcanza mayor altura que el hueco sin salida para el beneficio de otros. Somos consumidores masivos de productos foráneos y las grandes empresas multinacionales o de comercialización mantienen sus pirámides en exclusiva con los rejos en la tierra.

Pero sin duda el mayor activo son los 2,2 millones de personas, la gente de las islas, que formamos una sociedad moderna en la actualidad, tan preparada y competitiva en parámetros occidentales como cualquier otra. Por supuesto, siempre necesitados de mejorar muy mucho y un poquito por debajo de los índices de Centro Europa, nos encontramos ante las generaciones más preparadas para asumir retos de la historia del archipiélago. A nuestra juventud hay que darle cancha y, claro, se necesitan retos, es evidente que no tenemos técnicos empadronados especializados en manguitos de sobremuñoneras de los F-18, y no los tenemos principalmente porque para su creación son necesarios unos cimientos para los que nunca ha habido voluntad externa. ¿Cómo vamos a crear tejidos en el mundo de la moda?, por ejemplo, si nuestras mejores flechas no tienen ni mercados, ni arcos, ni nada. Esto tiene que ser una rueda, lo entendemos, pero que ahora mismo no falla por ganas, voluntad, capacidad y preparación. Falla porque ese no es el modelo de construcción y camareros que se reservó a Canarias en la CEE. ¿Cuántos de nuestros jóvenes más preparados tienen que ejercer fuera?

La CEE hace tiempo que nos relegó a simple RUP, nuestra agricultura no interesa y el que haya alguna industria tampoco. Turistas en masa y a degradar el medio. El jardín y el cuarto de los trastos, mezclados.

Parece ser que el observatorio del Roque de los Muchachos ha perdido la primera batalla en su lucha con Chile para hacerse con el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT). El Comité Científico Asesor del Observatorio Europeo Austral (ESO) aconseja en su informe preliminar la instalación del super telescopio en el Cerro de Armazones, como opción preferente, por ser la que cuenta con "mejor calidad en el equilibrio celeste o calidad del cielo" y porque "podría ser operado de forma integrada con el observatorio de Paranal", perteneciente a este organismo.

Chile es un país sudamericano que puede ser considerado uno de los más prósperos del cono sur de su continente; perfecto aliado de los EEUU, representa el mejor exponente del crecimiento estable de toda esa zona. El brutal terremoto que han sufrido nos llena de sentimientos de solidaridad y sin duda se le desea siempre lo mejor, nada tiene que ver, pero su potencialidad futura es evidente.

Pero aún así, el Roque de los Muchachos cuenta con un equilibrio técnico mayor, aunque lo que resulte más curioso sea que todo un comité científico que se supone europeo (si fuera americano ya sabemos que sería otra cosa), y que declara que "todos los aspirantes tienen muy buenas condiciones para la observación astronómica, cada una con sus particulares virtudes" fuera quien aparentemente ha sentenciado a favor de la ubicación chilena.

El Papa (patata en la Península) va a ir a Santiago y cierra España, y es que no somos nadie, jamás se acordó o no lo acordaron de parar. Quiero estudiar cómo los blancos, no en ramas, sino en bancos.

Pero Canarias indudablemente tiene mucho futuro, los complejos hace tiempo que quedaron atrás, entre los que así sentimos, siempre queda alguno, y ahora sólo nos resta ganarnos un lugar apostando por la tierra.

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