La Universidad de La Laguna (ULL) destinará este año un total de 5 millones de euros a acometer distintas actuaciones de mantenimiento en muchos de sus inmuebles -aquejados especialmente por problemas de goteras y humedades- y concluirá algunas obras pendientes, como el módulo B de la Escuela de Ingeniería y Tecnología, en el campus de Anchieta. Dos millones han sido consignados por el Gobierno de Canarias en el nuevo modelo de financiación de las universidades públicas y tres los aporta la institución a través de dos créditos extraordinarios que ha facilitado la Gerencia gracias al remanente de tesorería disponible.

Norena N. Martín Dorta, aparejadora de profesión, es la responsable de este Vicerrectorado que la Universidad recuperó a principios de este año, después de que lo eliminara como consecuencia de la crisis y de la desaparición de fondos. Explica que ya han empezado a actuar en las facultades con más carencias. "Tanto en Educación como en Medicina se llevaba mucho tiempo sin actuar por la falta de recursos", de ahí que se haya puesto especial énfasis en acometer reformas pendientes.

Los cuantiosos recortes que han sufrido las universidades públicas han hecho que el mantenimiento de muchas instalaciones se descuide, algo que en el caso de la Universidad de La Laguna se agrava, ya que cuenta con inmuebles envejecidos.

En ese sentido, en Educación se ha autorizado la sustitución de ventanas en la parte del módulo A y la reparación de la fachada. También se está renovando parte del mobiliario.

En Medicina se han renovado ya cuatro aulas y se está mejorando la accesibilidad con diversas actuaciones, entre ellas la incorporación de dos ascensores para personas con movilidad reducida.

En el caso de la antigua facultad de Derecho se han detectado goteras muy importantes que han requerido una actuación urgente. "Se han hecho pequeñas reparaciones pero la cubierta está muy mal ya", admite la responsable. La obra se ha sacado a concurso y se espera que antes de fin de año esté concluida.

Algo similar ocurre en Geografía, Historia y Filología, donde la ULL ha puesto en marcha actuaciones en cubiertas. "Muchas obras no se podrán llevar a cabo en 2017, pero usaremos parte del dinero para comprar equipamiento para laboratorio. Hemos detectado muchos laboratorios que tienen campanas extractoras que no cumplen con la normativa".

Respecto a los servicios de alojamiento, el vicerrectorado también tiene planes, en especial con la residencia universitaria, que lleva años sin reformarse. Este año se abordará el déficit de saneamiento pendientes, que provocan malos olores, y la mejora de la sala de máquinas, que tiene muchos problemas de gasoil y no es segura, y la reforma de la placa solar. Pero, además, la ULL está elaborando ya el proyecto que permitirá la reforma integral por módulos a partir de 2018.

El nuevo edificio de la sección -antigua facultad- de Bellas Artes, que fue inaugurado el curso 2014-15 y sustituyó a la sede anterior, tiene problemas de goteras y humedades desde hace al menos un año. Estos desperfectos han hecho que la Universidad de La Laguna haya encargado a un estudio de arquitectos un análisis para conocer el origen de los desperfectos y poder -si la razón estuviese vinculada a la construcción- reclamar daños a la dirección facultativa o a la empresa constructora. "Tengo experiencia en obras, porque antes de entrar en la Universidad era aparejadora, y me resulta inexplicable lo de Bellas Artes, pero está sucediendo también en muchas obras públicas", señala Martín.

Mientras el problema legal camina, algo que puede prolongarse años, el centro ha encargado un peritaje para "poder actuar". "Si no tenemos un peritaje no podemos resolver las humedades, y si no las resolvemos las patologias que se pueden crear son muy importantes", apunta la responsable. Esta infraestructura, además de problemas relacionados con los materiales usados, tiene otros vinculados a su uso funcional. Por ejemplo, talleres donde el calor dificulta mucho su uso.

"¿Quién tiene la responsabilidad? Es difícil saberlo, lo dirán los tribunales, pero es complicado, pero es difícil de explicar que la parte del uso funcional de la facultad se haya ejecutado de esa forma", expone la vicerrectora de Infraestructuras.

De momento, el centro ha colocado "pantallas en zonas de talleres donde había cristal y se ha renovado el aire, que también se habia estropeado. No es del todo efectiva, pero ayuda", cuenta. "Nos dicen que la forma es apantallar por fuera el edificio", explica.