«Oficio de mercenarios», por Cristo Hernández

CRÓNICA AMARILLA

TÍTULO: OFICIO DE MERCENARIOS

AUTOR: CRISTO HERNANDEZ

cristo hernandez

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El Iberostar Tenerife cayó derrotado esta mañana ante el Laboral Kutxa (84-74) en el Pabellón Fernando Buesa Arena, sede de esa ONU deportiva que ha confeccionado para esta temporada Joan Querejeta, presidente del Saski-Baskonia SAD.

A pesar de la diferencia final en el marcador, el equipo aurinegro dio la cara durante todo el partido gracias a la labor de equipo y solo una serie desafortunada de traspiés en el epílogo desequilibró la balanza en favor de los vitorianos que consiguieron un triunfo cimentado en el oficio de sus individualidades y en el tiro exterior, especialmente en los lanzamientos triples cuyo acierto estuvo por encima del 50%.

El equipo dirigido por Ibon Navarro lo conforma una plantilla confeccionada para optar a los puestos más altos de cualquiera de las competiciones en las que se matriculó esta temporada, si bien hasta el momento no han demostrado toda la capacidad de un  plantel reunido a golpe de talonario y en el que destaca el hecho de que casi la totalidad de sus jugadores no han nacido en España. 

El que se dé este tipo de curiosidades folclóricas no parece inquietar en exceso a una liga ACB preocupada más por el color del dinero que por el futuro deportivo del baloncesto en España a medio y largo plazo. No se trata de lanzar un discurso xenófobo sino de analizar las consecuencias de una normativa amparada en las leyes europeas, donde ya no se habla de jugadores nacionales y extranjeros sino de comunitarios o extracomunitarios, además de otras condiciones (cotonou, asimilado, en etapa de formación, etc.) que no vienen ahora al caso de esta crónica.

Precisamente fue la excepción a la norma baskonista, Fernando San Emeterio, hombre de la casa durante ocho temporadas, quien volvió a demostrar que hay que consumir productos del país. A pesar de su veteranía (o gracias a ella), el santanderino es un jugador de grandes recursos y uno de los mejores aleros españoles en activo, capaz de revolucionar él solo un partido sin llamar apenas la atención.

San Emeterio fue la cabeza del ariete vitoriano, siendo capaz de anotar 16 puntos de forma casi consecutiva en el segundo cuarto del partido y un total de 26 al final del mismo. Los aurinegros dieron una respuesta de equipo que hoy no fue suficiente y en la que hay que destacar la labor de sus bases, Úriz y San Miguel, que tuvieron la mejor valoración entre los tinerfeños.

Por el contrario, el equipo baskonista nos pareció más bien un conjunto formado por individualidades de gran talento, de mercenarios deportivos curtidos en mil y un combates, como es el caso de la pareja eslovena formada por Mirza Begic y Sasha Vujacik, este último compañero de Paul Gasol durante varios cursos en su etapa de los Ángeles Lakers y fichaje mediático de Josean Querejeta, quien ya sorprendiera el curso pasado con aquel fallido fichaje de Lamar Odon, estrella en el ocaso de una carrera marcada por las drogas.

Pero en el partido de hoy no sólo tenía lugar una batalla deportiva en pos de una victoria en ese arduo camino que ha de conducir a estos dos equipos a ese primer objetivo de la temporada: la clasificación para la Copa del Rey en Gran Canaria. Hoy se enfrentaban dos formas completamente distintas de concebir el deporte de equipo.

Hoy se enfrentaban el trabajo de equipo frente al talento y las individualidades, un equipo que ha apostado por la continuidad de gran parte de su plantilla frente a otro de jugadores de primer año, un equipo confeccionado desde la austeridad económica frente a otro donde no parece haber límite de disponible. ¿Hace falta señalar quiénes son unos y quiénes son otros?

Pero, a pesar de esas diferencias, los que entienden de esto ya señalan a Iberostar Tenerife y Laboral Kutxa como miembros de una liga particular de equipos que deben luchar por meterse en el vagón de cola de los ocho mejores. Como diría un antiguo matemático griego, quod erat demostrandum: el dinero y la fama no lo son todo en el deporte.

¡VAMOS CANARIAS!